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Imagen del derramamiento de crudo de TransCanada, reportado el pasado jueves en una zona rural cerca de la frontera con Dakota del Sur. Fuente: TransCanada vía Twitter.
Imagen del derramamiento de crudo de TransCanada, reportado el pasado jueves en una zona rural cerca de la frontera con Dakota del Sur. Fuente: TransCanada vía Twitter.

Dakota Pipeline: un desastre anunciado

TransCanada Corp. ha anunciado que su oleoducto original de Keystone ha derramado aproximadamente 795.000 litros de crudo en el Condado de Marshall (S.D.), a…

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De nada sirvieron meses de protestas, enfrentamientos con las fuerzas del orden y una manifestación a nivel mundial por uno de los proyectos más peligrosos e irrespetuosos en territorio estadounidense.

Después de que la Administración Obama hubiese dicho “no” al oleoducto que comunicaría a Canadá con el Golfo de México, durante el mes de marzo de este año el Departamento de Estado emitió un permiso que autorizaba a TransCanada a llevar a cabo el proyecto del oleoducto Keystone XL en Dakota, para transportar crudo hacia las refinerías de la costa del Golfo.

Varios especialistas advirtieron el riesgo de daños irreparables al medio ambiente; activistas por la protección del agua reclamaron desde un campo de resistencia que los derramamientos de crudo podrían poner en riesgo a los residentes y contaminar el río Missouri, y varias tribus de indios americanos reclamaron la violación al Tratado de Fort Laramie de 1851 que les otorgaba el derecho a permanecer en su tierra ancestral. Pero todo fue en vano. El oleoducto se construiría por sobre todas las cosas.

Lo único que hacía falta era la decisión de los reguladores de Nebraska sobre los pro y los contras del proyecto. Pero a cuatro días de que Nebraska haga pública su decisión, un derramamiento de 795.000 litros de crudo en una zona rural cerca de la frontera con Dakota del Norte (a aproximadamente 402 kilómetros al oeste de Minneapolis), ha demostrado que todas las advertencias eran ciertas.

Brian Walsh, administrador científico medioambiental en el Departamento del Ambiente y de Recursos Naturales de Dakota del Sur, aseguró que el estado a enviado a su equipo al lugar de la filtración y que “la responsabilidad de la limpieza está en manos de TransCanada”, según reportó CBCNews.

Pero para los activistas y quienes se oponen al proyecto, “este es exactamente el tipo de desastre que podemos esperar si la Keystone XL es (finalmente) aprobada”, como aseguró la organización 350.org en un comunicado. “No importa lo que TransCanada diga, no existe una tubería segura de combustible fósil”.

Esto pareciera ser cierto pues, como reporta el Washington Post, esta no es la primera vez que TransCanada enfrenta una filtración de crudo en su red de tuberías.  

El primer tramo de tuberías de la Keystone – que recorre 1.136 millas desde Hardisty (Alberta) y transporta 500.000 barriles de betún grueso al día desde las arenas petrolíferas hacia el oleoducto – ha tenido pequeños derrames de 400 barriles cada uno en la misma región entre el 2011 y el 2016, según explica el Post.

TransCanada admitió en el 2011 que uno de los errores implicaba malas instalaciones y en el 2016 que una de las fallas era una “pequeña anomalía en la soldadura”, que implicó un goteo constante durante un período indeterminado de tiempo.

Asimismo, y según confirmó AP, desde el 2010 “las compañías han reportado 17 derramamientos más grandes que el anunciado el pasado jueves, llegando incluso a 210.000 galones de crudo o productos refinados, de acuerdo con los registros del Departamento de Transporte de Estados Unidos”.

Ante estos datos, TransCanada no sólo está dando los argumentos a sus detractores, sino también podría determinar la decisión final de Nebraska y lograr poner fin al proyecto en general.