Los tiroteos en las escuelas no son nada nuevo en Estados Unidos. Lamentablemente, la historia moderna de la primera potencia del mundo está surcada de sangrientas matanzas en las aulas y pasillos de colegios e institutos públicos.

La Vanguardia, el diario de referencia en Barcelona, hacía hoy un repaso a las principales matanzas ocurridas en Estados Unidos en los últimos años:

Masacre de Columbine, Colorado, en 1999: quince muertes, incluidos los dos autores.

Escuela de primaria Sandy Hook, en Newton, Connecticut, diciembre de 2012: veinte niños muertos y otros seis adultos asesinados por un vecino armado con un rfle de guerra AR-15. El presidente Obama lloró.  “Lloró y rezó por las víctimas, pero eso no impidiño que reclamara una acción en el Congreso para regular la venta de armas de asalto”, recuerda La Vanguardia. Todo se quedó en un puñado de buenas intenciones.  

Para el asombro del resto del mundo, Estados Unidos podía seguir  aceptando este tipo de aberraciones cometidas con armas de fuego.

Esta semana, el joven Nikolas Cruz, dotado con un rifle AR-15 – el mismo que usó Adam Lanza en Connecticut – volvió a matar, usando el arma estrella en el mercado de armas de Estados Unidos.

Y una vez más, en lugar de reconsiderar la legalidad de la venta de armas, en EEUU lo que se conseguirá es un efecto macabro, apunta el diario El País. Cada vez que se produce un tiroteo masivo, suben las ventas de armas en los días posteriores. Y, ojo al dato:  Estados Unidos supone menos del 5% de la población mundial, pero posee casi la mitad de todas las armas en manos de particulares.

Otro efecto indeseado: los simulacros de ataques (“lockdown”) se han convertido en la nueva normalidad en las escuelas, igual que el hecho de que muchas de ellas hayan instalado detectores de metales en la puerta de entrada.

Los datos justifican esta “nueva asignatura”: en lo que va del año se han producido ya 18 incidentes armados en escuelas, una media de uno cada 2,5 días, según datos del Archivo Contra las Violencia de las Armas de Fuego, citados por El Mundo.

A todo esto, el presidente Donald Trump, se limitó a aconsejar a los niños de EEUU que pidan ayuda a los adultos si se sienten "perdidos, solos, confundidos, o incluso asustados".