Los supremacistas blancos vuelven a estar de moda gracias a Donald Trump, señala este lunes el diario español La Vanguardia.

Dos meses después de que Trump renunciara a condenar públicamente la violencia de un grupo de neonazis contra un grupo de activistas proderechos civiles que exigían la retirada de una estatua confederada en Charlottesville, Virgina, los supremacistas han vuelto a hacer de las suyas.

El sábado, el mismo grupo de supremacistas que protagonizaron la violencia en Charlottesville – que terminó con la muerte de una activista de derechos humanos – regresaron al lugar de los hechos para celebrar el regreso del general Lee y defender los derechos de “la América blanca”, según dijo el organizador de la convocatoria, el supremacista Richard Spencer.

“Lo planeamos hace tiempo y ha sido un éxito”, dijo Spencer al terminar el encuentro, que fue una especie de flash mob. “No vamos a permitir que la gente tire por el suelo los símbolos de nuestra historia y de nuestro pueblo”, insistió, según La Vanguardia.

Por supuesto, Trump no acudió a twitter para mencionar el incidente. En cambio sí lo hizo para aplaudir el gesto del vicepresidente Mike Pence, que se marchó antes de que empezara el partido de futbol americano de los Colts, en Indianapolis, cuando los jugadores se pusieron de rodillas al sonar el himno. Arrodillarse se ha convertido en un gesto de protesta contra el racismo y la brutalidad policial entre los jugadores de la NFL.

En lugar de aplaudir el gesto, Trump decidió “entrar al al trapo de esta polémica como suele: sin medida,” señala El País. Recientemente, el presidente de EE.UU dijo que todos los jugadores que se arrodillaban cuando sonaba el himno eran unos “hijos de puta” y   debían ser despedidos, porque era una falta de respeto al país y a la bandera.

Desde que Trump insultó a los jugadores y llamó al boicot de los partidos, la liga de fútbol americano se ha mostrado unida en la defensa de sus jugadores, recuerda el diario El Mundo. El presidente de la NFL, Roger Goodell, criticó al presidente  por ser "divisivo" y ha dicho estar orgulloso de la reacción de los equipos.