Cáncer: el enemigo silencioso de los latinos
El cáncer es a los hispanos lo que Trump es a los inmigrantes. Peligrosísimo. Esa es al menos una de las conclusiones a las que el periodista que redacta esta nota llega luego de leer el reporte Datos y Estadísticas sobre el Cáncer entre los Hispanos/Latinos de 2015-2017, de la Sociedad Americana contra el Cáncer. Y de compararlo con las noticias políticas del país.
Pero como esto se trata de salud, es mejor no irse por las ramas. Basada en datos pertenecientes al período 2003-2012, la American Cancer Society proyectó que uno de cada tres hispanos –y una de cada 3 hispanas– serán diagnosticados con un tipo de cáncer en algún momento de sus vidas. Una tasa alta para una población de 55 millones de personas, según el último censo nacional.
A esto se suma una ligereza en el registro de casos cancerígenos, porque aquí todo lo que tiene que ver con los hispanos se reporta como si se tratase de un grupo homogéneo, sin tener en cuenta las diferencias y características particulares de cada quien, como país de origen, grado de incorporación a la sociedad (el informe se refiere a esto como “aculturación”), nivel de bilingüismo y latinos nacidos en el país.
Resulta que el no tener en cuenta esas especificidades dificulta las labores de seguimiento e identificación de casos desde un enfoque diferencial, lo cual mejoraría nuestro entendimiento de esta enfermedad en un contexto latino diverso.
Sin embargo con lo que ya existe se ha podido establecer los tipos de cáncer más comunes en la población, según su sexo, la tasa de incidencia y mortalidad, al igual que los factores de riesgo más comunes.
De acuerdo con el estudio, en la actualidad las afecciones cancerígenas más comunes entre hombres hispanos son, en su orden, el cáncer de próstata, el colorrectal y el de pulmón. La American Cancer Society calculaba que, dadas las tasas de incidencia de 2003 a 2012, solo en 2015 se presentarían 58.400 nuevos diagnósticos entre los varones, de ellos el 22 por ciento serían de cáncer de próstata, 11 por ciento colorrectal y 9 por ciento de pulmón y bronquios.
En el caso de las hispanas, ese mismo año se registrarían 67.500 casos nuevos siendo el cáncer de seno el más común con un 29 por ciento de los diagnósticos, seguido por el cáncer de tiroides, 9%, y el colorrectal, 8 por ciento.
Pese a que el cáncer es la principal causa de muerte entre los hispanos, en términos globales, la tasa de incidencia y mortalidad es menor que la de otros grupos étnicos. Entre 2003 y 2012, los diagnósticos entre hombres y mujeres hispanas disminuyeron en promedio 2.4 y 0.5 por ciento respectivamente mientras que para negros no hispanos y blancos no hispanos la disminución fue de 2.2 y 1.5 por ciento respectivamente.
La tasa de mortalidad de todos los cánceres combinados también tuvo una reducción sostenida en ese período, los fallecimientos disminuyeron en promedio 1.5 por ciento y 1.0 por ciento entre hombres y mujeres hispanas cada año.
Estudios y especialistas dicen que esta tendencia a la baja se mantiene debido a varios motivos, entre ellos que cada vez más hispanos están accediendo con mayor facilidad a servicios de atención médica y, por consiguiente, las detecciones se dan en etapas más tempranas.
Uno de esos casos es el de Juan Pajuelo, un inmigrante peruano de Lindenwold, New Jersey, a quien –tras empezar a experimentar dificultad para tragar alimentos a finales del año pasado– le encontraron un tumor maligno en el esófago el pasado 8 de junio.
“[Cuando me dijeron] Yo lo tomé tranquilo, con mucha calma y cabeza fría, porque si uno se derrumba, cómo quedan los demás que lo rodean”, dice Juan mientras cuenta cómo le cambió la vida con el diagnóstico.
Juan tiene 48 años de edad, llegó hace 17 a Estados Unidos. Vive con su esposa y su hijo. Juan trabaja como comerciante en un flea market de Lindenwold. Han pasado exactamente tres meses desde que lo diagnosticaron, y su voz y su ánimo es más fuerte que nunca.
Para él, “la mejor medicina es ser positivo, saber que esto tiene solución”. Tras 28 sesiones de radiación y 6 de quimioterapia, Juan se siente un 90 por ciento recuperado. Afirma que de no haber sido por la atención médica, el apoyo de su familia y mantener una actitud positiva, quizá no estaría experimentando la mejoría que siente. Aunque aún le falta tener los resultados finales, siente en su cuerpo un cambio que se expresa en la tranquilidad de sus palabras. “Lo primero que voy a hacer cuando me confirmen que ya todo está bien es comerme un buen ceviche”, ríe.
El cáncer es un grupo de enfermedades caracterizadas por el crecimiento incontrolado y la propagación de células anormales. Si la propagación no se controla, puede causar la muerte. Esta enfermedad es causado por factores externos –en su mayoría prevenibles– como el tabaquismo, el alcoholismo, la exposición a organismos infecciosos o nocivos y tener una alimentación no saludable.
Pero también hay factores que tienen que ver con mutaciones genéticas heredadas de los padres, algunas hormonas y afecciones inmunitarias.
Entre más temprana sea la detección, mejores son las posibilidades de tratamiento y sanación. La etapa de la enfermedad describe el alcance o propagación del cancer: Etapa local: cuando el tumor maligno se encuentra localizado en el órgano de origen. Etapa regional, cuando el cáncer se ha extendido a órganos o tejidos circundantes. Etapa distante: se ha propagado a órganos y tejidos linfáticos distantes.
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Nadie sabe la causa exacta de la mayoría de los casos de cáncer. Sabemos que ciertos cambios en nuestras células pueden causar que el cáncer comience, pero aún no sabemos exactamente cómo sucede todo.
Hay algunas cosas a las que estamos expuestos, por ejemplo, el tabaco, que sabemos que pueden causar cáncer. También sabemos que algunos cánceres son hereditarios. Entre el 5 y el 10% de los cánceres están vinculados a los genes heredados de nuestros padres.
Cualquier persona puede contraer cáncer a cualquier edad, pero cerca de 9 de cada 10 cánceres son diagnosticados en personas de 50 años o más.
Tabaquismo, dieta, sedentarismo, sobrepeso, alcoholismo, exposición al sol, exposición a materiales nocivos como el radón, plomo o el asbesto y enfermedades infecciosas son factores de riesgo que pueden ser controlados y ayudar a reducir el riesgo de aparición de cáncer.
Sabemos que lo que comemos está vinculado a determinados tipos de cáncer. Los datos recopilados sugieren un menor riesgo de cáncer en personas que comen vegetales y fruta en abundancia, toman cereales integrales en lugar de refinados y azúcares, limitan la ingesta de carne roja, carnes procesadas, de alcohol, y practican 150 minutos de ejercicio físico moderado o 75 minutos de ejercicio intenso a la semana.
Para detectar el cáncer con tiempo, mientras aún es pequeño y antes de que se haya diseminado, los adultos deben hacerse pruebas regulares llamadas pruebas de detección del cáncer. Estas pruebas ayudan al personal de atención médica a detectar cánceres comunes antes de que causen síntomas. Los tests incluyen radiografías para detectar de forma temprana cánceres de mama, colon, recto, cuello uterino, boca y piel. Si el cáncer se detecta en estado inicial, puede ser más fácil de tratar.
• Barreras de idioma
Las barreras del lenguaje a menudo conducen a la frustración del paciente y retrasos en las pruebas de diagnóstico y tratamiento. “Los pacientes pueden sentirse frustrados tratando de explicar algo que pueden llegar a abandonar el tratamiento. Un efecto de esta frustración puede ser la sensación de ser percibidos como menos inteligentes. Si un paciente no puede comunicarse en inglés, hay servicios de traducción disponibles”, explica el doctor Eduardo Fernández, médico internista de la clínica Mount Laurel y oncólogo del Lourdes Medical Center, en Burlington County, New Jersey.
• Comunicación familiar
Otro problema común ocurre cuando los miembros de la familia no quieren que el paciente conozca su diagnóstico, lo que perjudica la relación médico-paciente e interfiere en el seguimiento de las recomendaciones apropiadas para su cura. Los pacientes deben tener la seguridad de que conocen enteramente el diagnóstico.
• Participe activamente
“En nuestra cultura, es común adoptar un papel pasivo”, dice el doctor Fernández. “Tendemos a pensar, ‘el doctor sabe más’. Sin embargo en la cultura estadounidense esto está cambiando y los americanos están tomando un papel más activo en su atención, solicitando información y siendo más asertivos. Usted tiene derecho a conocer bien su estado de salud y si participa de forma activa y colabora con su médico, estará haciendo todo lo posible para mejorar su salud“.
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