Uno de los aspectos más escalofriantes de los atentados terroristas de la semana pasada en Barcelona y Cambrils es que fueron protagonizados por jóvenes aparentemente “normales”. Chicos del pueblo, responsables, simpáticos, “de esos que te dejan pasar delante en la cola del supermercado o se ponen nerviosos cuando les sonríe una chica”, escribía hace unos días una de sus educadoras en Ripoll, el pequeño municipio a los pies del Pirineo donde vivían todos ellos.

“¿Qué estamos haciendo mal? Hemos de detener esto. Y yo que creía que lo estaba haciendo bien, que había contribuido con mi pequeño granito de arena”, confiesa la maestra, Raquel Rull, en una carta abierta que se ha hecho viral.

Las preguntas de Rull, que lleva más de quince años trabajando como educadora social con niños inmigrantes, son las mismas que se hacen hoy miles de personas en España, Europa y el resto del mundo. ¿Dé dónde sale tanto odio?

Esta semana, los profesores de una escuela de preescolar de un municipio de Flandes, en Bélgica – un país en el ojo de mira global por haber sido un avispero de terroristas - , alertaron haber detectado indicios de que el comportamiento de algunos de sus alumnos más pequeños podría estar influenciado islamistas radicales, según informa el diario La Vanguardia.

En el documento, los profesores explican que algunos niños recitan versos del Corán en el patio de la escuela, no asisten a clase los viernes y no quieren dar la mano a las niñas. Aunque la ministra de educación de la región de Flandes dijo que se trata de casos “excepcionales”, una comitiva de la Comisión europea ha dicho que convocará una reunión para conocer mejor el caso.

En Bélgica existen varias asociaciones para intentar prevenir la radicalización de los jóvenes, especialmente tras los atentados de los últimos años en París y Bruselas. Tras el reciente atentado de Barcelona, los expertos en España intentan ahora analizar porque jóvenes de apariencia “normal” - socialmente integrados, más allá de los estigmas que pesan sobre ellos por ser "moros" - pudieron ser víctimas del “lavado de cerebro" de un imam (el imam de Ripoll está considerado el cerebro de los atentados)  sin que nadie se diera cuenta. Ni siquiera sus padres. 

 “Se está diciendo estos días que era un chico normal. Yo digo que era más que normal. Era un chico estudioso, trabajaba, ganaba su sueldo y no se metía en problemas,” dice en una entrevista con EL País el padre Younes  Abouyaaqoub, autor del atentado de las Ramblas, abatido a tiros por la policía este lunes.

El padre del terrorista sabía que su hijo se veía con el imam de Ripoll, como el resto de jóvenes marroquís del barrio, pero lo que no sabía era que se veían a escondidas.”Les enseñan a disimular, es parte de lo que les hacen, disimular y esconder lo que piensan”.

“Said, Moha, Moussa, Youssef, Omar, Younes…  ¿ya no podré volver a deciros, “qué guapos estáis, o ya tienes novia? “, escribe la maestra Rull en su carta, con el corazón roto.  “Esto no puede quedar como una historia más. Hemos de aprender a hacer un mundo mejor. Practicando con el ejemplo, educando en la no violencia, transmitiendo el no odio, la igualdad. Educando en escuelas, en espacios abiertos, en familias , en nuestros hijos," concluye.