Su hija tiene cáncer y ella lucha por obtener asilo
Su esposo fue asesinado en México y ella decidió huir a Estados Unidos con sus tres hijos. Desde entonces, María Elena ha intentado legalizar su estatus migratorio sin éxito.
Pero su condición es aún más complicada. Su hija Alia, de ocho años, fue diagnosticada en el 2015 con un osteosarcoma (cáncer de hueso), y María Elena pudo obtener un aplazamiento de su deportación mientras su hija estuviera en tratamiento. Desde entonces, y cada año, su abogado ha solicitado la renovación de su permiso y la revocación de sus órdenes de deportación.
A su lucha se ha sumado la diócesis de la ciudad de El Paso, a través del obispo Mark Seitz, quien solicitó públicamente a los agentes de inmigración que dejaran a María Elena quedarse en el país.
“La responsabilidad de la iglesia es, creo, predicar el evangelio y hablarle a la consciencia de las personas en nuestro país, para que logremos ser mejores, para encontrar un lugar para la compasión, incluso al lidiar con asuntos tan complejos como los de inmigración”, dijo el obispo.
Esta es primera vez que Seitz interviene en un caso de deportación de inmigrantes, pero se ha unido a la comunidad y a otros líderes religiosos en pro del caso de María Elena.
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Según reportó USA Today, los agentes del ICE han aceptado la solicitud de suspensión de remoción, y evaluarán la evidencia presentada para decidir si la madre podrá o no quedarse en el país.
“Creemos que son buenas noticias, y agradecemos la cooperación del ICE en este momento, considerando que María está al lado de su hija”, declaró la abogado Linda Rivas. “Ellos están al tanto de que esta es una situación crítica y especial, debido a la condición de la hija”.
Alia tiene ocho años y ha soportado ocho cirugías para combatir el cáncer, que ha hecho metástasis a sus pulmones, por lo cual suele recaer en la unidad de cuidados intensivos.
María Elena, quien posee un dispositivo GPS en su tobillo para ser ubicada por el ICE en cualquier momento, no se separa del lado de su hija, asegurando que si vuelven a Juárez, “no sobrevivirá”.
Pero los agentes de ICE han argumentado que la hermana de María Elena podrá hacerse cargo de su hija cuando su madre sea deportada.
Como sentenció el obispo Seitz, “Claramente sería muy cruel por parte de nuestro país deportar a una madre que huyó de México cuando su esposo fue asesinado, obviamente con mucho miedo tanto por sus hijos como por su propia vida”.
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