El impacto de Trump en la comunidad Latina será irremediable
Durante su campaña presidencial, el ahora presidente Donal Trump abanderó la campaña en contra del ciudadano Latino como “bad hombre” y como el chivo expiatorio de todo lo que no funciona en la sociedad americana.
La construcción de un muro fronterizo, el reforzamiento de la deportación y desmantelar las leyes que favorecían al más pobre, son tan sólo conatos de lo que la nueva administración prometía llevar a cabo una vez remodelado el gabinete de la Casa Blanca.
Si bien la comunidad latinoamericana es uno de los motores más importantes en el desarrollo económico de los Estados Unidos, para la nueva administración no es sino un obstáculo en la vía de una América más blanca.
Pero para Trump no eran sólo palabras. Habrá que reconocerle al nuevo presidente su ímpetu en cumplir todas sus promesas electorales, no sólo para complacer a quienes aún lo apoyan, sino porque forman parte de una ideología que defiende a capa y espada.
Rodeado de varios de los hombres más ricos del país y contando entre sus asesores a quienes defienden un nacionalismo infundado en el racismo y el clasismo, los logros de los 100 primeros días de gobierno de Donald Trump bosquejan un futuro muy oscuro para la comunidad Latina.
Comenzando por la lucha por un veto migratorio contra los inmigrantes provenientes de países mayoritariamente musulmanes, Trump dio a conocer que sus promesas no eran en vano. Pero para la comunidad Latina, ha sido la nueva autoridad otorgada a la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), lo que se ha transformado en una verdadera caza de brujas. Para el 3 de abril, y de acuerdo con la ICE, 35.604 personas habrían sido retiradas del suelo americano entre enero y febrero del 2017 (comparadas con las 35.255 personas deportadas durante la administración precedente en el mismo período).
De la misma manera, el proyecto de una gran muralla que impida la entrada de inmigrantes a través de la frontera con México, pone sobre la mesa el cuestionamiento del origen de las desigualdades sociales en el territorio estadounidense. Para Catherine Cortez-Masto, primera senadora latina del Congreso, los representantes latinos tienen el deber de “presionar contra esta Administración cuando sigue emitiendo órdenes ejecutivas e intentando gastar una cantidad ridícula de dinero en un muro que no sirve para nada”, aseguró en referencia a la oposición que aún enfrenta la nueva administración y la voluntad de muchos por proteger a ciertos sectores inmigrantes.
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Otra de las amenazas del nuevo presidente atentaba contra la protección que recibían aquellos que hubiesen sido traídos al país cuando jóvenes, conocida como “Deferred Action for Childhood Arrivals” (DREAMERS), que protege a alrededor de 800.000 personas cuyo estatus podría ser considerado ilegal. Pero en una entrevista del 20 de abril, Trump dijo que los Dreamers podían “estar tranquilos”.
Sin embargo, el daño estaba hecho. La retórica anti-inmigrante y la publicidad otorgada a las fuerzas como la ICE, causaron el pánico y el miedo en la comunidad latina.
Hechos como la detención de Guadalupe García de Rayos de 35 años, cuando asistía a su cita con la ICE en Phoenix, y su posterior deportación a México, fue una de las maniobras que aseguraron la “mano dura” que había prometido el presidente durante su campaña.
La orden ejecutiva del nuevo presidente asegura que la evaluación de la condición de “criminal” será mucho menos específica y, para el público general, pareciera tener más connotaciones racistas que de seguridad.
Asimismo, su campaña contra las ciudades santuario, sus recortes en financiamiento a ONGs y la amenaza con los recortes federales a ciudades que hospeden ciudadanos ilegales, es tan sólo otra manera de hacer sentir al ciudadano extranjero que no es bienvenido.
Para Hector Sanchez, “no es sorpresa para nadie que durante sus primeros 100 días en el puesto, el Presidente Trump haya perseguido una agenda divisiva que apuntara contra los refugiados e inmigrantes”, considerando sus promesas electorales. “La población latina, entre otras minorías, está aguantado el golpe de las políticas inhumanas y agresivas de esta administración”, continúa Sanchez en su columna para el Boston Globe. “Es obvio que las prioridades de esta administración contradicen la mayoría de las prioridades Latinas”, sentencia el presidente de la Agenda Nacional de Liderazgo Hispano.
Y es que no es sólo un fenómeno publicitario. Su empeño en desmantelar Obamacare – que le quitaría a 24 millones de americanos el acceso a un seguro médico – y en poner los beneficios de multinacionales por encima de los recursos ambientales, son testimonio de que cuando América va primero, las minorías están al final de la fila.
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