Según reporta El País el día de hoy, “el futuro de la Casa Blanca” podría depender del teniente general retirado Michael Flynn, quien se habría vuelto el eslabón más débil del escándalo de espionaje que acosa al presidente Trump.

Después de la comunicación que sostuvo el 29 de diciembre con el embajador ruso Sergey Kislyak, Flynn ha pasado al centro de la investigación de la FBI, cuyas consecuencias aún están por medirse.

Según reporta el diario español, “sus titubeos y ocultamientos (…) han entrado a formar parte de un polvorín que, si el Departamento de Justicia quiere detonar, abrirán las puertas a una acción penal. Un proceso que sometería a juicio la larga sombra del Kremlin en Washington”.

La situación se complica tras la negación de Michael Flynn ante las alegaciones de que habría discutido las sanciones de los Estados Unidos contra Rusia en la llamada telefónica con el embajador ruso, en una entrevista con el FBI.

Los agentes han mantenido que el antiguo asesor de seguridad de la nación sí discutió las sanciones, basándose en comunicaciones interceptadas, según reporta The Daily Beast.

Las acusaciones de que Flynn podría haber mentido a los agentes durante la entrevista que sostuvieron el 24 de enero, podría constituir un delito grave, aunque la decisión de procesar a Flynn descansa en las manos del Departamento de Justicia, continúa el reporte.

Tanto Flynn como Trump han negado el asunto durante semanas, asegurando que las negociaciones de las sanciones y la intervención rusa sobre las elecciones de noviembre son asuntos totalmente ajenos a la administración.

CNN ha reportado que el FBI no pretende acusar a Flynn.