García Márquez descansará en Texas
El archivo personal del fallecido Nobel de Literatura Gabriel García Márquez ya está en la Universidad de Texas en Austin, donde engrosa una colección única de fondos en la que ya figura material de clásicos como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Virginia Woolf o William Faulkner.
El Centro Harry Ransom de la Universidad de Texas anunció el 24 de noviembre que ha adquirido un archivo del escritor colombiano con varios manuscritos, unas 2.000 cartas, 40 álbumes de fotos e innumerables notas y apuntes.
Entre los más valiosos, el documento definitivo de “Cien años de soledad” que el nobel entregó a la imprenta en 1967 o uno de los pocos manuscritos que existen de “En agosto nos vemos”, su novela inédita.
El director del Centro Harry Ransom, Steve Enniss, explicó que la decisión de que sea esta institución la que acoja el legado del novelista ha sido exclusivamente de la familia: la viuda, Mercedes Barcha, y los hijos, Rodrigo y Gonzalo García.
Enniss detalló que, durante los próximos meses, personal del centro catalogará los documentos, un trabajo que se espera termine a finales de 2015, cuando se celebrará un simposio dedicado a la vida y obra de García Márquez.
“En otoño de 2015, organizaremos un simposio para honrar la vida y obra de García Márquez e invitaremos a un grupo de expertos internacionales para hablar de ello. Será cuando abramos el archivo a la investigación”, adelantó el director.
La noticia ha despertado cierto recelo en Colombia, el país natal de García Márquez.
La ministra colombiana de Cultura, Mariana Garcés, ha dicho que para el país “es una lástima no tenerlo”, mientras que sectores políticos y académicos han puesto en duda si el Gobierno había hecho lo suficiente para captar el interés de la familia.
Por su parte, el director general de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), Jaime Abello, guardián del legado del nobel, afirmó que el archivo “queda en buenas manos” en el Centro Harry Ransom, “uno de los mejores lugares del mundo para acogerlo”.
Su estudio aportará luz sobre una faceta desconocida del escritor, la de su proceso creativo, lleno de dudas, tachones y arrepentimientos, según explicó José Montelongo, que participó en el proceso de adquisición como bibliotecario de la Colección Latinoamericana Benson de la Universidad de Texas.
“En los manuscritos corregidos podemos ver como desarrolló García Márquez esos mundos tan únicos, tan particulares de su imaginación. Nos permiten ver cómo consiguió esas atmósferas, esos personajes”, dijo Montelongo, en referencia a “El otoño del patriarca” (1975) y “Crónica de una muerte anunciada” (1981).
Igualmente ocurre con el hológrafo de “En agosto nos vemos”, señaló Montelongo, quien describió ese libro como “una novela con la que batalló tanto, que no se atrevió a mandarla a la imprenta”.
La llegada del legado de García Márquez a Estados Unidos, país con el que se reconcilió a finales de los años noventa, es quizás el último episodio del realismo mágico macondiano.
Durante décadas, el escritor formó parte de la lista negra del Gobierno estadounidense por su militancia comunista en Colombia y su relación con el líder cubano Fidel Castro.
El expresidente Bill Clinton, confeso admirador del nobel colombiano, le levantó el veto para viajar a Estados Unidos en 1995 y, tres años más tarde, lo recibió en la Casa Blanca.
De esa visita, hay algunas notas en el archivo personal adquirido por la Universidad de Texas, que desde la muerte del literato, el pasado 17 de abril, permanecía en Ciudad de México, su residencia habitual desde los años sesenta.
En la Universidad de Texas, García Márquez estará rodeado de grandes clásicos como él, de literatura latinoamericana y de la historia de países necesarios para entender su pensamiento como México, Colombia o Cuba.
“A la gente se le olvida a veces que en Texas estudiar Latinoamérica es estudiar su propia historia”, concluyó Montelongo.
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