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Óscar Niemeyer falleció en Río de Janeiro

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El cuerpo del arquitecto Óscar Niemeyer, fallecido el miércoles 5 de diciembre, fue embalsamado en la madruga de este jueves.

Óscar Niemeyer,
un revolucionario de la arquitectura mundial, falleció este miércoles en Río de
Janeiro, diez días antes de cumplir 105 años de edad, dejando un inmenso
legado artístico repartido por todo el mundo.

El renombrado
artista falleció a las 21.55 hora local (23.55 GMT) a causa de una
infección respiratoria, según informó el Hospital Samaritano, donde
estaba ingresado desde el pasado 2 de noviembre a causa de problemas
gástricos que se agravaron en los últimos días con otras complicaciones
propias de su avanzada edad.

"No le gustaba hablar de su salud
(...) Nunca habló de muerte, solo hablaba de vivir. El equipo médico
tenía la esperanza, pero había la fragilidad de un señor de 104 años",
dijo el doctor Fernando Gjorup, quien en los últimos 15 años fue su
médico de cabecera y el responsable de dar los partes diarios durante su
hospitalización.

Vista general de la sede del Congreso Nacional Brasileño diseñada por el arquitecto Óscar Niemeyer..

Nacido el 15 de diciembre de 1907 en Río de Janeiro, Niemeyer perdió este año a su única hija, Ana María, fallecida a los 82 años en el mismo hospital.

El arquitecto, padre de los principales edificios públicos de
Brasilia, la ciudad que ayudó a crear en medio de la nada a mediados del
siglo pasado junto con el urbanista Lucio Costa para ser la nueva
capital del país, se mantuvo lúcido casi hasta el final y sólo fue
sedado en la tarde de hoy, cuando su estado se agravó por una infección
respiratoria, según Gjroup.

El fallecimiento de Niemeyer
fue lamentado de inmediato por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff,
quien afirmó en una nota oficial que "Brasil perdió este miércoles uno de sus
genios".

"Niemeyer
fue un revolucionario, el mentor de una nueva arquitectura, bonita,
lógica y, como él mismo definía, inventiva", expresó Rousseff en una
nota divulgada por el Palacio de Planalto, sede de la presidencia y una
de las obras diseñadas por Niemeyer.

En ese palacio será velado mañana a propuesta de Rousseff, que hizo
el ofrecimiento a su familia, según informó la presidencia.

Vista general del Palacio del Planalto (der.) y el Congreso Nacional (izq.) diseñados por Niemeyer .

El calificativo de revolucionario le cabe a Niemeyer
no solo por los innovadores diseños de sus obras, en los que daba vida
al concreto armado con trazos sinuosos inspirados en las curvas
femeninas, sino también por su militancia comunista, que le llevó al
exilio político en los años setenta, durante la dictadura militar
brasileña.

La presidenta dijo que por la grandeza de su
legado, "su historia no cabe en las planchetas" de arquitectura y agregó
que "pocos soñaron tan intensamente e hicieron que tantas cosas
ocurrieran como él".

El legado de Niemeyer,
que está eternizado en numerosas obras que diseñó en Brasil y otros
países de América, Europa, Asia y África, fue recordado por la
mandataria, quien dijo que a pesar de ser un "nacionalista", Niemeyer se convirtió en "el más cosmopolita de los brasileños".

Además de los principales edificios públicos de Brasilia, como los
palacios presidenciales de Planalto y da Alvorada, la sede del Senado y
la Cámara de Diputados, Niemeyer
dejó su inigualable trazo de curvas en obras como la sede del Partido
Comunista Francés (París) y la mezquita, el centro cívico y la
universidad de Argel, la Casa de la Cultura (Le Havre, Francia) y la
Universidad de Constantina (Argelia).

También diseñó el
edificio de la editorial Mondadori (Milán), el Parlamento
Latinoamericano (Sao Paulo), la sede de la Fundación Luso-Brasileña para
el Desarrollo del Mundo de la Lengua Portuguesa (Lisboa), el Centro
Cultural Internacional en Avilés (España), y hasta el sambódromo de Río
de Janeiro, el templo del carnaval carioca, entre otras obras.

Vista del Palacio de Itamaraty diseñado por Niemeyer en la ciudad de Brasilia.

Por sus obras recibió numerosas distinciones y premios como el Pritzker
de Arquitectura, del Instituto de Arte de Chicago (1988); el Lenin
(1963); el Benito Juárez (1964); el Juliot Curie (1965), y el Premio
Príncipe de Asturias de las Artes (1989).

"Autodeclarado
pesimista, era un símbolo de la esperanza", agregó Rousseff sobre el
artista, que fue discípulo privilegiado del suizo Le Corbusier y estaba
considerado el padre del modernismo en la arquitectura.

El vacío que deja Niemeyer fue subrayado por todas las autoridades que se han manifestado sobre su vida y obra.

"Dulce en el trato, firme en sus convicciones y amado por el pueblo
brasileño", así lo definió el gobernador de Río de Janeiro, Sergio
Cabral.

A pesar de los quebrantos de salud propios de su avanzada edad, Niemeyer
se mantuvo activo casi hasta el final de sus días y en su estudio
situado frente al mar azul, en el barrio de Copacabana, supervisaba los
proyectos encomendados a su escritorio y participaba en los diseños.

Sus ideas las plasmaba también en la revista "Nosso Caminho" (Nuestro
Camino), que publicaba periódicamente, y en las charlas que en los
últimos años ocupaban sus tardes de los martes para debatir sobre
filosofía y cosmología con sus amigos.

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