Familia de inmigrante fallecido podría demandar a la Patrulla Fronteriza
La familia del inmigrante indocumentado
Idelfonso Martínez Sánchez, quien murió en el desierto de Arizona al
intentar cruzar a Estados Unidos después de haber sido repatriado,
analiza demandar a la Patrulla Fronteriza porque considera que su
búsqueda tardía contribuyó a la tragedia.
Martínez Sánchez, de
39 años, había vivido en la ciudad de Vista, al norte de San Diego, por
más de 20 años, y previo a su intento fatal de regresar a EE.UU había
tratado de reingresar sin éxito desde Tijuana.
Uno de sus
compañeros del grupo alertó a la Patrulla Fronteriza que habían dejado
atrás a Martínez Sánchez en el desierto de Arizona, pese a lo cual su
búsqueda no comenzó sino hasta cinco días más tarde.
"Lo
hubiesen podido salvar. O hubiésemos podido al menos despedirnos de él.
No pudimos verlo porque cuando lo hallaron estaba muy mal. No es justo
lo que hicieron. No le dieron ayuda a mi esposo cuando lo necesitó. Lo
dejaron morir peor que un animal porque somos mexicanos y no tenemos
documentos nos tratan de lo peor", dijo hoy a Efe Juana García, viuda
del inmigrante fallecido.
García también es una inmigrante indocumentada. La pareja tiene cinco hijos de entre cinco a 19 años.
"Vamos a ver qué resulta con la demanda. No es justo lo que hicieron.
Yo no trabajo y me dejaron a mi y a mis hijos sin nuestra fuente de
ingresos. Lo que queremos es que se haga justicia", afirmó García.
El servicio fúnebre fue efectuado ayer por la tarde con el ataúd
cerrado debido al avanzado estado de descomposición en la Iglesia de San
Francisco de Asís, de la localidad de Vista, con la presencia de cerca
de 350 personas.
La esposa dijo que el cuerpo de Martínez
Sánchez fue hallado en la reserva india Tohono O'odham, una de las rutas
más frecuentadas para inmigrantes que cruzan el desierto sin
documentos, donde se enfrentan a temperaturas superiores a los 100
grados.
De acuerdo con García, Martínez había acudido a
comprar leche a una tienda de Vista el pasado 1 de marzo cuando un amigo
le pidió que se hiciera cargo del negocio porque tenía una emergencia.
Fue entonces cuando un policía que había acudido a la tienda para
entregar una carta le pidió a Martínez que se identificara, y cuando el
inmigrante le entregó la matrícula consular mexicana, el policía llamó a
la Patrulla Fronteriza.
"El policía lo hizo solo por racismo,
como lo vio mexicano. Había antes pasado a otras tiendas sin pedir
identificaciones", dijo Juana García.
Tras ser deportado, su
último intento de cruzar por Arizona comenzó el 20 de abril, cuando
prometió a un "coyote" cerca de 3.000 dólares para que le ayudase a
cruzar, pero después de un día de caminar por el desierto se sintió
enfermo sin que el grupo de 20 personas se detuviera para auxiliarlo.
Su compañero de viaje, Isaac Jiménez Hernández, trató de ayudarlo,
pero pese a su petición el traficante no quiso detener la marcha, por lo
que tomó un celular del bolsillo de Martínez y tuvo que caminar por
otras dos horas antes de poder llamar al 911, de acuerdo con la esposa
de Martínez.
Cuando arribó la Patrulla Fronteriza arrestaron a
Jiménez Hernández, quien se ofreció a llevarlos a donde Martínez se
encontraba, lo cual los agentes declinaron, y no fue sino hasta que
Jiménez Hernández fue liberado en Mexicali dos días después cuando pudo
contactar a la familia y ésta, a su vez, a la Patrulla Fronteriza.
Finalmente, días después de haber sido liberado en México, la
Patrulla Fronteriza aceptó ante la insistencia de la familia el
ofrecimiento de Jiménez de ayudarlos a localizar el cuerpo, lo cual hizo
el 26 de abril, encontrándolo en avanzado estado de descomposición.
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