La tensión a raíz del asesinato del histórico líder ultraconservador Eugène Terreblanche, quien luchó en las décadas de los ochentas y noventas por mantener el apartheid en Sudáfrica, no pondría en riesgo el Mundial de fútbol en junio, según autoridades del país africano; pese a que las heridas del periodo no han sanado del todo.

“No hay razón para que estas cosas, por muy trágicas que sean, afecten a la seguridad de los aficionados o los jugadores durante el certamen”, dijo Lawrence Sclemmer, vicepresidente del Instituto Sudafricano de Relaciones Raciales.

“El Mundial y el deporte, como se supone, canalizan pasiones y reconcilian”, añadió, apelando una vez más a la supuesta capacidad del deporte para cicatrizar heridas.

Sudáfrica vivió un tenso final de Semana Santa después de que dos jóvenes de color asesinasen el 3 de abril a machetazos y en su finca al dirigente del partido racista Movimiento de Resistencia Afrikáner, AWB.

El Gobierno y el principal partido de la oposición tuvieron que pedir calma después de que los seguidores de Terreblanche asegurasen que vengarían su asesinato, aunque después aseguraron que no tomarían ninguna medida violenta.