Los mayores aspiran a trabajos para jóvenes
Robert Burgis tiene 55 años y ha nadado 1.000 metros en menos de 20 minutos en las heladas aguas del Océano Pacífico para lograr la octava posición entre una veintena de jóvenes que aspiran a convertirse en salvavidas, muchos con edad para ser sus nietos.
Burgis está compitiendo por uno de los puestos de salvavidas de mar abierto (hay otros solamente para las piscinas) que ofrece la ciudad de Los Ángeles en la playa de Cabrillo.
"Este año hemos recibido probablemente cuatro o cinco inscripciones de personas más viejas de lo normal, en comparación con el pasado, y sé que otras agencias a lo largo de la costa han experimentado lo mismo", comentó Richard Godino, jefe asistente de Salvavidas del condado de Los Ángeles.
En general, el número de candidatos se ha incrementado, y ciudades como Orange reportan alzas récord de más de un 100 por ciento en el número de solicitudes para los trabajos, según la División de Seguridad Marina.
Los postulantes buscan un trabajo de medio tiempo, en el que ganarán entre 21 y 24 dólares la hora.
Para Godino, el test de los salvavidas es muy difícil, especialmente por la fría temperatura del agua y las condiciones del mar.
Normalmente su agencia recibe entre 30 y 40 solicitudes, lo que se traduce en 25 participantes que realizarán la prueba física en la playa de Cabrillo. De éstos, solamente pasan unos 15.
En esta ocasión, de 50 los aspirantes iniciales, solamente 22 superaron la parte física.
Para ser contratado, también debe superarse un chequeo de antecedentes y una entrevista personal. Luego, se debe asistir a la academia de salvavidas, seguir un exigente entrenamiento físico y un adiestramiento en procedimientos de emergencia de diez días, que comienza a principios de abril.
La mayoría de los interesados son muchachos entre los 18 y los 24 años, como Dennis Becerra, quien tomó la prueba con su hermano mayor para convertirse en salvavidas.
Para Godino, maduros son quienes tienen más de 35 años. En ocasiones, se presentan personas de 50 años o más.
"Lo que hemos encontrado con estos inscritos es que su madurez realmente eclipsa otros factores, y eso es una parte muy valiosa del trabajo: tomar decisiones maduras. Solamente el hecho de que hayan sido capaces de competir físicamente con chicos más jóvenes, hace que se conviertan en empleados casi más valiosos", sostuvo el jefe de salvavidas.
Parte de este incremento en el número de solicitantes, jóvenes o maduros, responde la crisis económica que se vive actualmente en los Estados Unidos.
"La crisis es realmente un factor, pues si las cosas estuviesen mejor financieramente, seguramente no estaría pensando seriamente sobre este trabajo", manifestó Burgis.
El veterano confirma que el trabajo de medio tiempo lo ayudará a completar su modesta pensión, al mismo tiempo que devuelve un servicio a la comunidad.
"Traigo madurez al trabajo, obviamente, pues no se trata solamente de hacer rescates. Usted tiene que trabajar con el público, lidiar con la gente y en eso creo que tengo una ventaja sobre algunos de los jóvenes, en el nivel de madurez", afirmó Burgis, quien tiene confianza en ser un buen salvavidas.
"Y también sé como hacer un rescate, creo que eso lo he probado hoy al ocupar la octava posición entre 20", añadió el hombre que tiene una envidiable condición física para su edad.
Los muchachos como Becerra no se preocupan por la edad de sus futuros compañeros.
"Si pudo hacer el test, por mí está bien", sostuvo el joven tranquilo de que alguien como Burgis pueda estar a cargo de la seguridad de los bañistas y quizás de la suya propia.
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