OIT augura tiempos difíciles con reducción de salarios en 2009
Esta es la principal conclusión del primer Informe mundial sobre salarios 2008/09 presentado la semana pasada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que exhorta a los gobiernos a proteger el poder adquisitivo de los ciudadanos.
El estudio también confirma que, en la última década, el crecimiento de los salarios ha ido por detrás del incremento del PIB.
Las primeras previsiones del informe -basado en los datos publicados en octubre por el FMI- auguraban un crecimiento máximo de los salarios del 0,1 por ciento en los países industrializados, y un 1,7 por ciento a nivel mundial.
Pero la crisis ha obligado a revisar esas estimaciones después de la preparación del informe, y en base a los datos de noviembre, "los salarios reales en 2009 caerán un 0,5 por ciento en los países industrializados, y en el mundo crecerán sólo un 1,1 por ciento", dijo Manuela Tomei, jefa del Programa de condiciones de trabajo y empleo de la OIT.
Ese crecimiento del 1,1 por ciento de los salarios mundiales "se deberá a que las economías emergentes seguirán aún creciendo, aunque más lentamente", señaló la experta.
El informe destaca que los más afectados será los trabajadores de salarios bajos, "pero en muchos países, las clases medias también se verán gravemente afectadas".
El estudio analiza el periodo 2001-2007, cuando los salarios medios reales crecieron un 1,9 por ciento anual o menos en la mitad de todos los países analizados (un total de 83, que representan el 70 por ciento de la población mundial).
"Pero estas cifras ocultan grandes diferencias entre regiones y países", dijo Tomei.
Así, en los países industrializados el crecimiento medio de los salarios reales fue del 0,9 por ciento, y en países como España. Japón y EEUU, el crecimiento real de los salarios fue del 0 por ciento.
En cambio, fue del 10 por ciento anual en Rusia, China y Ucrania.
Uno de los hallazgos del informe es que en el periodo 1995-2007, los salarios medios crecieron menos que el PIB per cápita, y por cada 1 por ciento de incremento adicional del PIB, los salarios sólo aumentaron un 0,75 por ciento.
"Esto parece ser una prueba fehaciente de que el crecimiento de los salarios reales se ha rezagado respecto al crecimiento de la productividad", señala el informe.
En el 70 por ciento de los países analizados, "se ha observado sistemáticamente una tendencia descendente en la proporción del PIB destinado a los salarios en comparación con los beneficios de las empresas y otras formas de ingresos".
Y en periodos de recesión económica, los salarios caen también en una proporción del 1,55 por ciento por cada 1 por ciento de descenso adicional del PIB.
Tomei señaló que, teniendo en cuenta que la mayoría de los consumidores son asalariados, estas tendencias de la última década han llevado a una reducción de la capacidad de consumo, "aunque en algunos países éste se ha mantenido mediante el endeudamiento, pero no con la subida de sueldos".
Por todo ello, la OIT preconiza que los gobiernos protejan a toda costa el poder adquisitivo de los ciudadanos y estimulen el consumo interno.
Sugiere tres medidas: alentar a los interlocutores sociales para que busquen la manera de evitar una reducción mayor de la parte del PIB destinada a los salarios con respecto a la proporción asignada a los beneficios.
En segundo lugar la OIT opina que los salarios mínimos deben aumentarse siempre que sea posible.
Entre 2001 y 2007, los salarios mínimos aumentaron una media del 5,7 por ciento anual, en cifras reales, aunque esto no fue suficiente en algunos países para evitar protestas sociales.
Finalmente, la negociación salarial debería complementarse con la intervención pública, con medidas de apoyo a los ingresos, señala la OIT.
El informe también concluye que desde 1995 ha aumentado la desigualdad entre los salarios más altos y más bajos en dos tercios de los países analizados.
Si las diferencias han aumentado con más rapidez en EEUU, Alemania y Polonia, en otros países se ha conseguido reducir esta disparidad, como España y Francia.
Por otra parte, la diferencia de la remuneración de géneros es todavía elevada, y en la mayoría de los países los salarios de las mujeres representan entre el 70 y el 90 por ciento del de los hombres.
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