El barrio se despertó hace un par de semanas con la noticia de que Leslie Acosta, Representante de Estado por el Distrito 197, se declaró culpable de haber participado en un esquema de embargo de dinero para uno de sus exjefes en una clínica mental. El hecho, sucedido antes de ser Representante, fue llevado por ella misma ante los federales esta vez en ejercicio de su cargo. 

La noticia desconcertó y como además salió de los medios americanos pocos días después de ser noticia también una de las más grandes non profit del barrio, el revuelo se duplicó. Dicho en otras palabras, la comunidad sufrió dos duros golpes de los que aún trata de levantarse.

Nadie se lo esperaba. Me refiero a la noticia de Acosta quien se ha caracterizado por su arudo trabajo. Fue la única que actuó para liberar a “las mamas de Berks” y a sus hijos, inmigrantes detenidos hace más de un año. Estaba logrando hechos concretos en relación con el tema de la heroína en el barrio y sus fatales consecuencias. Y estaba trabajando por las personas en prisión, grupo tristemente invisible para la sociedad. 

Las sumas y las restas en la política del barrio no son fáciles y si a eso le agregamos la complejidad del sistema político, se podría concluir que se necesita madurez y eficacia en momentos críticos. Frente al hecho hay dos opciones: irse a elecciones especiales o escoger rápidamente un nombre que reemplace al de Acosta en la papeleta. 

Si llaman a elecciones especiales, los dos distritos hispanos, el 43 bajo el dominio de Emilio Vásquez y el 19 bajo el dominio de Carlos Matos, sumarían 44 votos electorales frente a 32 que tiene la comunidad afroamericana. En ese escenario los hispanos tendrían más de un candidato, caso distinto a los afroamericano. La silla se perdería irremediablemente y por muchos años.

Segunda opción, los dos ward leaders antes mencionados le dan el visto bueno al nombre de reemplazo en la papeleta. Esta persona es elegida y la comunidad gana 18 meses, antes de la próxima elección, para reorganizarse políticamente. 

¿A quién escoger?

Varios nombres han sonado desde distintas esquinas.  Tomás Sanchez esposo de la Concejal Quiñonez. De elegir ese nombre, esa esquina del barrio quedaría con mucho poder. El Representante Cruz lanzó el nombre de Noelia Díaz; recordemos que su último nomidado, en esa oportunidad desde las banderas de LUPE, no tuvo mucho éxito. Danilo Burgos, quien fuera segundo en las elecciones contra la Rep Acosta, no se ha manifestado; al menos no por ahora. 

Apareció un nuevo nombre en la palestra: Fred Ramirez, conocido en el barrio por las clínicas Panamerican Mental Health y por ser director de la Junta de las Escuelas de ASPIRA desde hace tres años. 

Por ser esta opción medianamente neutra, busqué a Ramírez para ingagar sobre dos temas. Llevaba la molestia de la pasividad de las juntas de ASPIRA ante los últimos acontecimientos. “Comprendo el entredicho y la preocupación. Es importante que la comundiad entienda que ASPIRA Inc. tiene su propia Junta y el CEO se reporta a esa Junta. La de las Escuelas, debe asegurarse que haya educación de calidad de la mano de la Superintendente y en equipo con los principals. Yo no estaba en la Junta de las Escuelas cuando el acuerdo legal entre las partes se cerró”, respondió ante esa primera pregunta. “La Junta de las Escuelas ya no se reúne en las instalaciones de ASPIRA”, agregó. 

Ramirez se ofrece como diálogo entre Cruz y Quiñonez, enemigos políticos de antaño. Fue Director de la oficina del Gobernador de Puerto Rico en Philadelphia en la época de Roselló, fundador de los programas hispanos de United Way, Vice Presidente del Fondo Unido de Philadelphia y trabajó con la Congresista Nydia Velázquez, Representante al Estado de Nueva York por el Distrito 7. 

Opina que la comunidad a veces no expresa sus opiniones porque no se siente segura de hacerlo. “Tenemos problemas de tercer mundo y tenemos que buscar maneras de abrir las puertas del gobierno estatal, la empresa privada y la ciudad. Necesitamos una universidad para nuestros jóvenes”. Opina que no todos los hispanos necesitan ayuda, sin embargo, “ninguno puede perder de vista ese contrato social; tenemos que atraer a todos los “campamentos” –refieriéndose a los distintos orígenes hispanos- y no podemos tener una política bizantina”, como según Ramírez nos tildan los medios Americanos. 

La urgencia de reemplazar un nombre por otro en la papeleta y organizarse en los próximos 18 meses para unas elecciones concertadas, es clara. No dudo que la comunidad agradecería una decisión madura, rápida y basada en el interés colectivo de parte de Matos y Vásquez. Un buen acuerdo, nos aseguraría seguir teniendo el Distrito 197 ante los ojos de Harrisburg.