Robar una niñez
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Hace unos años, presenté el caso de una víctima de robo de identidad, que no se enteró de que alguien había estado usando su corriente apellido hispano para obtener trabajo y crédito, hasta que el IRS la buscó en referencia a miles de dólares de impuestos que no se habían pagado.
En aquel momento, los fiscales, oficiales de seguridad y expertos en inmigración me dijeron que los inmigrantes legales, ciudadanos naturalizados y residentes nacidos en Estados Unidos con apellidos étnicos corrientes eran, crecientemente, el blanco de inmigrantes ilegales que recurren a robar identidades plausibles para encontrar trabajo.
Si ese cuadro es funesto para un adulto, imaginen cuánto peor es haber sido víctima de robo de identidad como menor, durante mucho tiempo.
Eso mismo le ocurrió a una estudiante hispana en una de las escuelas secundarias cerca de mi casa. La alumna estaba completando sus solicitudes para la universidad cuando descubrió que, durante años, alguien había estado utilizando su nombre y su número del Seguro Social. Peor aún, la persona era alguien en que ella confiaba.
"Los niños son blanco 35 veces más que los adultos -una de cada 40 familias en Estados Unidos tiene, por lo menos, un niño que ha sido víctima de robo de identidad," expresó Robert Chappell, teniente de la Policía del Estado de Virginia y autor del libro "Child Identity Theft: What Every Parent Needs to Know" (Robo de identidad de menores: Lo que todo padre debe saber).
"El 27 por ciento de los niños victimizados conocía a la persona y ésta era o bien un miembro cercano de la familia, un pariente más lejano o un amigo," dijo Chappell, quien me informó que los delincuentes usan esas identidades para obtener tarjetas de crédito, trabajo, seguro médico y beneficios del gobierno.
"Es una situación emocional terrible para el niño porque si es uno del 73 por ciento, que no sabe quién le hizo eso, queda con la sensación de que sus padres no pudieron o no quisieron protegerlo. El 27 por ciento se siente personalmente violado y cree que sus padres lo tomaron específicamente como blanco de victimización, además quedan a menudo con la incapacidad de arreglar el lío ellos mismos."
Un niño es especialmente vulnerable en una situación tal, porque lo más importante que puede hacer una víctima es ir a la policía y hacer la denuncia del delito que se ha cometido contra ella.
Pero en el caso de un pariente o un amigo íntimo de la familia que "toma prestado" el nombre del niño, la fecha de nacimiento y el número del Seguro Social, los padres del niño podrían no querer involucrar a las autoridades.
"Una de las primeras medidas esenciales es hacer la denuncia del delito a la policía. Pero muchas veces, miembros de la familia no desean entregar a sus parientes o amigos a la policía, y sin el informe policial, las agencias de crédito son muy renuentes a limpiar los antecedentes del niño," dijo Chappell. "El estándar de prueba es el informe de la policía, por lo tanto, sin él, el niño queda con un crédito dañado y eso no desaparece cuando cumple 18 años".
En forma similar al caso de la joven que mencioné más arriba, muchos niños descubren que se ha cometido un delito contra ellos cuando solicitan la licencia de conducir, el ingreso a una universidad o sus primeros puestos de trabajo.
En cuanto a si los latinos corren más riesgo de ser víctimas de este tipo de delito, Chappell señaló que no sabía si se han hecho investigaciones al respecto. Pero, agregó, "hay rasgos particulares o características que aumentan el riesgo. En particular, si un inmigrante ilegal está buscando una identidad para robar, quiere robarla de alguien que se le parezca o que sea de la misma cultura para poder pasar con el nombre robado como propio.
"En general, cuanto menos ingresos uno tenga, más riesgo corre de un robo de identidad. La gente de menos medios no tiene el lujo de [poseer] cajas fuertes o de caudales."
Protejan la identidad de sus hijos comprendiendo que sus nombres y sus datos personales son de gran valor económico para otros. Obtengan informes de crédito minuciosos, que incluyan búsquedas manuales de sus números del Seguro Social para evitar delincuentes que a menudo utilizan nombres y fechas de nacimiento parecidos, a fin de engañar a los acreedores.
Si descubren actividad ilegal que puede ser reparada, sus hijos agradecerán sus esfuerzos por el resto de sus vidas.
La dirección electrónica de Esther Cepeda es estherjcepeda@washpost.com. Sígala en Twitter,@estherjcepeda.
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