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Ladeo a la derecha en la reforma migratoria

Ladeo a la derecha en la reforma migratoria

Por ser un mexicano-americano que vive en el Sudoeste y escribe frecuentemente sobre la inmigración, mi definición de lo que constituye un lenguaje áspero…

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Por ser un mexicano-americano que vive en el Sudoeste y escribe frecuentemente sobre la inmigración, mi definición de lo que constituye un lenguaje áspero quizás sea probablemente un poco sesgada.

Recientemente, después de defender al senador republicano Ted Cruz, de Texas, un lector de San Antonio —-que se describió a sí mismo como demócrata liberal— me aconsejó "saque la cabeza de su menudo, Señor".

Pienso que ése sí es un tono áspero.

Lawrence Downes, redactor de la página editorial del New York Times, aparentemente se ofende con más facilidad. Para él, el tono del libro "Immigration Wars", escrito por Jeb Bush y Clint Bolick, es "inequívocamente áspero".

Lo que molesta a los liberales como Downes es que Bush parece haber cambiado de parecer, afirmando que los 11 millones de inmigrantes ilegales deben obtener no sólo categoría legal sino un camino a la ciudadanía. Todo eso está sobre la mesa mientras "la banda de los ocho" del Senado se prepara para revelar su propuesta de reforma migratoria a principios de abril.

Por supuesto, lo que realmente molesta a los liberales es que Bush se presente como candidato presidencial en 2016 y probable atraiga apoyo latino. Así pues, es el deber de los liberales intentar pintar a Bush como duro en el asunto de la inmigración.

Aún así, no será tarea fácil lograr eso para los que en realidad se molesten en leer el libro.

En el prefacio, Bush escribe lo siguiente sobre su esposa, Columba, que nació en México: "Gracias a mi esposa, me volví bi-cultural y bilingüe, y mi vida ha mejorado debido a ese hecho." Y después: "A fin de restaurar un crecimiento económico sostenido, necesitamos una nueva estrategia migratoria que abra las puertas a los jóvenes, individuos con ambiciones de todo el mundo, para que puedan perseguir sus sueños en nuestro país."

Mientras tanto, Bolick escribe sobre los campesinos que conoció hace años: "Reconocí en sus manos trabajadas y callosas las mismas uñas llenas de tierra que vi en las manos de mi padre. ... Llegué a la conclusión de que no debemos buscar maneras de mantener a gente como esos campesinos fuera del país. Debemos encontrar la manera de traerlos [al país]". Y lo siguiente: "Frecuentemente me he separado de mis correligionarios conservadores en asuntos de inmigración."

De hecho, cuanto más leí el libro, menos vi la similitud entre lo que decían los autores y lo que los medios desean que pensemos que están diciendo.

Bolick observó lo mismo.

"Las entrevistas fueron más sobre el intento de los medios de sabotear todo plan político que Jeb Bush pudiera desarrollar que sobre lo que estábamos diciendo," me dijo. "Fue muy difícil comunicar lo esencial del mensaje."

Me interesó también cómo está reaccionando al libro el público conservador, ya que los autores no ahorran críticas a su propia tribu.

"La reacción de los grupos de derecha fue mucho más positiva de lo que yo esperaba," dijo Bolick. "La gente no tenía idea de lo mal que funciona nuestro sistema migratorio. Entonces, si el libro contribuye en algo, espero que sea en informar a la gente. Y una vez que comiencen a comprender lo mal que están las cosas, serán más receptivos al tipo de soluciones que estamos proponiendo."

El libro propone muchas soluciones; algunas buenas, otras malas. Los autores están en lo correcto cuando dicen que debe haber "un camino a una categoría de residente legal permanente para los que entraron en nuestro país ilegalmente como adultos y no han cometido delitos importantes adicionales." Pero están equivocados cuando invitan a la policía local a desempeñar un papel mayor en la imposición de la ley migratoria en nombre de los derechos de los estados. Creen que los estados deben tener flexibilidad para dar una mano al gobierno federal en hacer redadas de inmigrantes ilegales. Sin embargo, los tribunales, al fallar en causas de Arizona y otros estados, han concluido que la mejor política para los estados es no intervenir.

En su gira, Bolick observó que entre los que no apoyan la idea de una categoría legal para los indocumentados, "los viejos argumentos no tienen ya la misma pasión".

Sugirió que muchos en la derecha, están listos para una reforma.

"Creo que había muchos republicanos y muchos conservadores que esperaban ya una solución para la inmigración," dijo Bolick. "Pero se vieron intimidados por la ruidosa y vehemente ala anti-inmigración del partido. Ahora la gente se siente segura para decir en voz alta lo que siempre ha pensado. Se me acercan y me dicen: 'Estoy 100 por ciento de acuerdo con usted. Siempre pensé de esa manera'".

Conservadores a favor de la reforma migratoria. Qué idea. No será un camino fácil de recorrer. Este libro inmensamente valioso proporciona una senda.

La dirección electrónica de Ruben Navarrette es ruben@rubennavarrette.com.

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