Lo esencial, el núcleo, lo básico
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Una de mis cosas favoritas del inicio de un nuevo año es que trae consigo la oportunidad para mirar hacia el futuro y establecer nuevas metas y expectativas para mí y para mi empresa. Este año en particular, existe una pregunta recurrente que hasta este momento sigo contemplando: ¿Qué es lo esencial, el núcleo, lo básico? En inglés la palabra exacta que se utiliza es, "core".
Comprender su origen etimológico inspira, en mí por lo menos, una mayor apreciación de la importancia de su significado cuando se utiliza en el contexto de los negocios. Derivado de la palabra latina, "cor," que literalmente significa "corazón", vemos típicamente la palabra "core" empleada en combinación con otros términos para describir los diversos aspectos de las actividades de una organización que se consideran fundamentales, esenciales para sus operaciones. Competencias básicas, productos básicos, inversiones básicas, valores básicos, el propósito central. Estos términos y cada variación de los mismos son utilizadas por las organizaciones para comunicar, tanto interna como externamente, lo que es realmente importante para ellos.
Pienso que la inmensidad cada vez mayor del uso de este concepto de lo que es "esencial", que comenzó a ganar popularidad en la década de 1980, implica una necesidad sentida por la comunidad empresarial para volver a lo básico - filosóficamente así como pragmáticamente. ¿Un signo de los tiempos, tal vez? ¿Un contrapeso para el cambio que había tenido lugar (hasta hace poco) en la América Corporativa de un sistema basado en la creación de "valor" a un sistema muchísimo más egoísta que a la larga contribuyó a la peor recesión de la nación desde la Gran Depresión? Me gustaría pensar que sí.
Pero la realidad es que el "idealismo" que le hemos unido a este concepto de centralidad en los negocios no es exactamente representativo de la intención original o significado por lo cual estas frases fueron creadas. Los conceptos "core" para los negocios fueron creados para fines mucho más funcionales. Avances sin precedentes en la tecnología resultante de la revolución digital de la década de 1970 fue el génesis de cambios de tiro rápido en el panorama de los negocios a escala global. Los dueños de negocios se vieron obligados a repensar el concepto de la corporación, cambiando su enfoque de la competitividad de corta duración de lo que entonces eran los actuales productos finales hacia sus raíces más profundas: "competencias básicas" y "productos básicos" que maximizaban la eficiencia en toda la organización y que proporcionaban una base más estable para la competitividad a largo plazo.
El término "competencias centrales" fue acuñado por CK Prahalad y Gary Hamel en un artículo de 1990 de Harvard Business Review titulado La Competencia Central de la Corporación. Prahalad y Hamel se refieren a competencias centrales como "el pegamento que une a las empresas existentes...el motor para el desarrollo de nuevos negocios ... el aprendizaje colectivo en la organización, especialmente la forma de coordinar diversas habilidades de producción e integrar múltiples vapores de la tecnología (...)". Traducción: Las organizaciones deben considerarse como un conjunto de competencias que consolidan y armonizan habilidades, conocimientos y procesos internos que permitan a la organización adaptarse rápidamente a las oportunidades cambiantes. Las competencias básicas deben impulsar a las organizaciones a crear "productos básicos" —lo que Prahalad y Hamel se refieren como "las encarnaciones físicas de las competencias básicas"— que sirven como los "componentes o subconjuntos, que en realidad contribuyen al valor de los productos finales".
En el proceso de reorientación hacia el interior, sin embargo, esta nueva forma pragmática de ver a las empresas también fue dando paso a consideraciones más reflexivas, profundas. Los líderes visionarios empezaron a enfocarse más hacia adentro; al "corazón" de sus negocios. Los conceptos como las "competencias básicas" y los "productos básicos" dieron paso a conceptos como las "ideologías centrales", "el propósito central" y los "valores fundamentales". A mediados de 1990, muchos empresarios contemplaban los motivos por la existencia de su negocio, más allá de la ganancia, descubriendo lo que las compañías verdaderamente visionarias que vinieron antes que ellos ya sabían: Organizaciones con un fuerte sentido de lo que es fundamental para ellos, y que nutre una cultura basada en el "idealismo pragmático" —una cultura que rinde homenaje a los grandes ideales y a sus propios intereses pragmáticos— logran significativamente mejores resultados que sus competidores a largo plazo.
Los invito a tomar un momento y hágase esta pregunta importante, tanto desde el punto de vista pragmático así como idealista: Más allá de la ganancia, ¿qué es lo esencial.el núcleo, lo básico para usted y para su negocio? Porque si usted precisa eso en este año, el resto seguirá.
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