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Roger Torres es un chico tímido y sencillo que fácilmente se podría perder en una multitud, pero en la cancha su agilidad y destreza lo han llevado a ser una de las estrellas del nuevo equipo de fútbol profesional de Filadelfia.

El pasado marzo, el Philadelphia Union contrató al medio campista colombiano como un préstamo del equipo América de Cali.

Para el joven de 19 años este cambio drástico en su vida no ha sido nada fácil ya que se mudó a un país que nunca había visitado con una cultura e idioma desconocidos.

Detrás del sacrificio de dejar a su familia, a la cual es muy apegado, están sus sueños: Jugar fútbol, dejar una huella en el Union y algún día jugar en Europa, de preferencia en equipo del Real Madrid.

El día que le dijeron que viajaría a Filadelfia se encontraba en su tierra natal, Barrancabermeja, en el departamento de Santander, de vacaciones con sus padres.

“Quería venir a vivir esta experiencia, sabía que era otra cultura, otro idioma, que eran muchas cosas diferentes y ahora estoy feliz de estar acá”, expresó.

Después de comentarlo con sus padres, hermanos, tío y abuelita, decidió con un poco de miedo y ansiedad venir a este país y unirse a un equipo joven como él.

“La primera vez que pise Estados Unidos fue Carolina del Norte para unirme al equipo que ahí estaba. Llegué de noche, todo era hielo por el clima”, dijo el futbolista,  quien proviene de una de las zonas más cálidas de Colombia. Días después se trasladó a Filadelfia, pero a Torres no le interesaba conocer ningún sitio turístico sino el lugar donde entrenaría y se prepararía para desempeñar un buen papel.

“Me gusta Filadelfia porque es muy tradicional, pero la verdad cuando llegué quería que se pasara el tiempo rápido para ir a entrenar porque es difícil estar solo, pero aquí hago lo que yo amo que es jugar”, dijo.

Como todo inmigrante, las dos cosas que más extraña de su país son la comida y su familia, pero además la unión que tenía con sus compañeros del América de Cali, con los que vivió no sólo alegrías sino la crisis.

“Había temporadas en las que no nos pagaban, y a pesar de las malas situaciones permanecíamos unidos, todos trabajando por lo mismo. Aquí hace falta esa unión  entre los compañeros pero creo que poco a poco se está logrando”, dijo el joven.

Con quien mejor relación lleva entre los compañeros del equipo es con los latinos pero en especial con el mexico-estadounidense Michael Orozco.

“Él se ha portado muy bien conmigo y me ha ayudado mucho porque domina muy bien los dos idiomas”, señaló.

A Torres le gustaría quedarse a vivir en EE.UU. pues considera que es un país más seguro y porque en un futuro quisiera traer a sus padres y tres hermanos menores.

“Quiero que mi familia y yo siempre estemos juntos y darles una mejor vida”, dijo el joven, quien lleva tatuado el nombre de su madre en la muñeca derecha y lo besa cada vez que anota un gol para dedicarlo de aquí hasta Colombia.