Una sola sesión de ejercicio y un buen descanso nocturno pueden potenciar tu cerebro durante las próximas 24 horas

La relación entre la actividad física, el sueño y la función cognitiva ha sido objeto de numerosos estudios científicos. Recientemente, una investigación del University College London (UCL) ha revelado que una sola sesión de ejercicio físico puede mejorar las capacidades cognitivas durante las 24 horas siguientes, especialmente cuando se combina con un sueño de calidad.

El estudio y sus hallazgos

El estudio analizó a 76 adultos de entre 50 y 83 años, quienes utilizaron rastreadores de actividad durante ocho días y realizaron pruebas cognitivas diarias para evaluar su memoria y atención. Los resultados mostraron que aquellos que realizaron más actividad física moderada o vigorosa de lo habitual en un día determinado obtuvieron mejores puntuaciones en las pruebas de memoria al día siguiente. Además, pasar menos tiempo sentado y dormir seis horas o más por noche también se asociaron con mejores resultados cognitivos, siendo el sueño profundo especialmente beneficioso.

Mecanismos detrás de la mejora cognitiva

El ejercicio físico incrementa el flujo sanguíneo al cerebro y estimula la liberación de neurotransmisores como la norepinefrina y la dopamina, que favorecen diversas funciones cognitivas. Aunque estos cambios neuroquímicos suelen durar unas horas, el estudio sugiere que los beneficios cognitivos pueden prolongarse hasta 24 horas, especialmente cuando se complementan con un sueño de calidad.

Importancia del sueño en la función cognitiva

El sueño, particularmente el sueño profundo o de ondas lentas, desempeña un papel crucial en la consolidación de la memoria y en la función cognitiva general. Dormir al menos seis horas por noche se asocia con mejores resultados en pruebas de memoria y atención. Cada 30 minutos adicionales de sueño profundo pueden correlacionarse con mejoras significativas en la memoria episódica, que es la capacidad de recordar eventos y experiencias pasadas.

Recomendaciones prácticas

• Incorporar actividad física moderada o vigorosa: Actividades como caminar a paso ligero, bailar o subir escaleras pueden ser suficientes para elevar el ritmo cardíaco y obtener beneficios cognitivos.
• Reducir el tiempo sedentario: Limitar las horas que se pasa sentado puede contribuir a mejorar la memoria de trabajo al día siguiente.
• Priorizar un sueño de calidad: Dormir al menos seis horas, con énfasis en alcanzar fases de sueño profundo, es esencial para la consolidación de la memoria y el funcionamiento cognitivo óptimo.

Conclusión

Este estudio destaca la importancia de combinar ejercicio físico y un sueño reparador para potenciar las capacidades cognitivas en el corto plazo. Adoptar estos hábitos saludables no solo beneficia la salud física, sino que también mejora la función cerebral, contribuyendo a una mejor calidad de vida.