En EE. UU viven unos 33 millones de mexicanos de primera y segunda generación, y cuatro millones de ellos tienen derecho a votar en las próximas elecciones presidenciales de su país, el próximo mes de julio.  ¿Puede el voto de estos expatriados influenciar en el resultado de estas disputadas elecciones?

El diario barcelonés La Vanguardia publicaba este martes un reportaje para revisar la intención de voto de los miles de inmigrantes de origen mexicano residentes en las inmediaciones de Los Angeles, uno de los principales centros de inmigración mexicana de toda la nación, y cómo la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó el país durante 70 años, está intentando captar esa masa de votos expatriados para poner fin a su proceso de debilitamiento.

Según el diario, “lo que se palpa en la comunidad mexicana de Los Ángeles, a cinco meses de las elecciones, no es un rechazo a la política en sí sino un rechazo al PRI”. Igual que millones de mexicanos al otro lado de la frontera, “sienten hartazgo por el sistema político de México. Y el PRI es sinónimo del sistema”, concluye el diario La Vanguardia.

Muchos de los entrevistados por este diario dijeron estar agradecidos al gobernador de Oaxaca, del PRI, porque en tiempos de Donald Trump ha logrado la concesión de visados humanitarios para una estancia máxima de diez días a un número restringido de padres separados de sus hijos.

Sin embargo, destaca también que la inmensa mayoría de expatriados mexicanos prefiere abandonar la política cuando atraviesa la frontera y no acude a votar en el consulado. Conseguir movilizar su voto podría ser interesante para el PRI, que en estos momentos debe frenar el avance del partido de Andrés Manuel López Obrador, de la coalición Morena, y Ricardo Anaya, el candidato de la alianza encabezada por el Partido de Acción Nacional (PAN), que logró derrotar al PRI entre 2000 y 2012.

Además, La Vanguardia explica que los mexicanos en California creen que el organismo encargado de supervisar el voto a distancia,  Instituto Nacional Electoral (INE), controlado por el Gobierno del PRI, no está haciendo todo lo que debería para informar y movilizar el voto de los inmigrantes. “El voto del pobre campesino en Oaxaca, Chiapas o Guerrero puede ser susceptible a la compra de votos; el de los inmigrantes no”, advierten, según el diario. El impacto político y económico de los inmigrantes mexicanos residentes en EEUU en su país se nota no solo por las remesas que envían a sus familias, sino también mediante los llamados  “clubs de ciudades”, que ayudan a financiar proyectos en sus ciudades de origen.

Bajo la Constitución mexicana, todos los mexicanos nacidos en México, pero residentes fuera del país tienen derecho a votar. Si todos ejercieran el voto, habría 11 millones de votos más en las presidenciales.

Según La Vanguardia, en EEUU más de 400.000 inmigrantes han solicitado ya la tarjeta de votante, frente a los 70.000 que se registraron en el 2012. La tarjeta debe activarse mediante una llamada telefónica al INE en México y luego realizar una segunda llamada para finalizar la solicitud, explica el diario. Debido a las trabas burocráticas, se estima que no más de 200.000 mexicanos en EE.UU. acaben votando.

Habrá que esperar cinco meses para conocer el resultado de las presidenciales en un momento crítico para México, con el gobierno de Trump amenazando con deportar a los inmigrantes, construir un muro o retirar a Estados Unidos del tratado de libre comercio con su país vecino.

“60 millones en pobreza extrema, cientos de miles de desaparecidos, fosas por todas partes y una clase política e intelectual peleando por ver quién es el más liberal, como si fueran noruegos, pues. Que los vote y que los lea su ingenua madre”, escribe el escritor mexicano Emiliano Monge en su muro de Facebook.