Temen por la situación de las mujeres en Afganistán bajo el régimen talibán
Ante la toma de Talibán al territorio Afgano, las mujeres se han llenado de miedo por las posibles restricciones y castigos que se impondrán contra ellas.
Dos días después de la toma de Afganistán por parte de los talibán, muy pocas mujeres se han atrevido a salir a las calles por miedo a recibir castigos o algún tipo de represalias debido a las reglas extremistas de este grupo armado.
El recuerdo de lo vivido en los años 90, cuando el régimen talibán gobernaba las calles del país asiatico, sigue vivo en la mente de los afganos.
En ese entonces, las mujeres tenían prohibido ir a la escuela y trabajar fuera de sus casas, salvo algunos puestos vinculados a la agricultura en zonas rurales o en puestos de salud. Además, cualquier mujer que saliera de su hogar sin su 'mahram' (guardián legal como padre, hermano o esposo), podía ser azotada, golpeada o insultada.
Ante el miedo de que estas escenas se repitan, muchas mujeres decidieron comenzar a quemar sus títulos universitarios, para desechar cualquier tipo de prueba que pudiera vincularlas con el entorno académico. Refugiadas en sus casas permanecen hasta el día de hoy, esperando que el régimen talibán cumpla su promesa de ser más flexible que hace dos décadas.
Suhail Shaheen, portavoz de los talibanes, dijo que “las mujeres pueden tener acceso a la educación y al trabajo” y que además “las niñas continúan estudiando” en las diferentes escuelas que hay por todo el país.
El estudio no es la única restricción a la que las mujeres le temen. En los 90 el uso del burka, un traje que cubre a la mujer desde los pies hasta la cabeza, incluidos los ojos que quedan cubiertos detrás de una malla, se volvió obligatorio. Prohibiendo además el uso de maquillaje, pinta uñas y zapatos de tacón,pues hasta el sonido del zapateo podía excitar a los hombres que pasaban a su lado. A las mujeres que mostraban uno o dos centímetros de piel bajo el burka, también se les azotaba y podían ser lapidadas hasta la muerte.
Ante una sociedad de mujeres que ya estaba conviviendo bajo normas cada vez más occidentales como permitir solo el uso de pañuelos para cubrir el cabello, la educación universitaria y el acceso total a la salud, la llegada de los talibán ha cubierto de miedo e incertidumbre su futuro.
Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz y activista que sobrevivio a un intento de asesinato por parte de los talibanes en Pakistán, dijo a traves de un ensayo publicado en el New York Times que “como muchas mujeres, teme por sus hermanas en Afganistán”.
Además, Malala mencionó que habló con varios activistas que “temían un regreso a la educación exclusivamente religiosa, lo que despojaría a los niños de los conocimientos que necesitan para cumplir sus sueños y dejaría a su país sin médicos, ingenieros y científicos en el futuro.”
Mujeres, que han preferido ocultar sus nombres para evitar represalias, publicaron una carta desde Herat (antigua ciudad fundada por Alejandro Magno) donde contaban el miedo que tienen de vivir en su país bajo este nuevo régimen. “ Prefiero que mis hijas mueran de una manera digna antes de que caigan en sus manos”, cuenta una de las mujeres que firma bajo el nombre de Sara.
Otra mujer que firma bajo el nombre de Roya y afirma ser estudiante de la Universidad de Herat, dice que “el único recuerdo que dejan tras de sí los talibán es su violencia y el trato inhumano a las mujeres. Volverán a convertir otra vez en sufrimiento toda nuestra vida cotidiana”.
Una periodista de Euronews dijo que estaba muy triste y temía por su seguridad. “Lloro con todo el dolor de mi corazón por las mujeres afganas". La mujer también declaró de forma anónima que temía que los afganos que trabajan en medios de comunicación fueran asesinados, porque "los talibanes los odian porque son símbolos de los últimos veinte años en Afganistán".
Aún no se sabe a ciencia cierta si el país vivirá cambios tan radicales como en los 90, pero según lo ha informado a la BBC un funcionario de los talibanes que pidió no ser identificado, se va a permitir que las mujeres trabajen durante su Gobierno bajo ciertas condiciones, "donde ellas elijan", pero dentro de los límites de la ley islámica. Esos trabajos podrían estar en el Gobierno, el sector privado, el comercio y otros rubros. Sin embargo, las mujeres del país no han querido arriesgarse.
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