
¿El carro que le gusta tendrá aranceles más altos?
Sea cual sea la naturaleza de las tarifas, los que acaban pagando más son los consumidores. El caso de los automóviles lo demuestra claramente.
Si usted está pensando en comprarse un Toyota, un Hyundai o un Mercedes, prepárese: a partir del 3 de abril, esos modelos —y muchos otros importados— podrían subir de precio debido a un nuevo arancel del 25% anunciado por Donald Trump. El expresidente ha decidido extender su guerra comercial al sector automotriz, y esta vez el impacto será directo para los consumidores, especialmente los latinos en Estados Unidos que sueñan con tener un buen carro a un precio accesible.
La medida afecta a todos los vehículos y componentes que no sean fabricados en territorio estadounidense, incluyendo autos nuevos, camiones ligeros y piezas sueltas. La tarifa se sumará a los aranceles existentes (del 2,5% en promedio), lo que significa que muchos autos pasarán a tener un impuesto de 27,5%, y en el caso de vehículos eléctricos chinos, hasta un 125%.
“Vamos a cobrar a los países por hacer negocios en nuestro país y tomar nuestros trabajos”, dijo Trump desde el Despacho Oval, presentando esta decisión como una forma de proteger la industria local, aunque con consecuencias globales.
¿Qué modelos se verán más afectados?
Según expertos y fabricantes, los modelos más populares entre los consumidores latinos y estadounidenses que sufrirán el impacto de estos nuevos aranceles incluyen:
- Toyota RAV4 y Corolla: Aunque se producen en parte en EE.UU., aún dependen de componentes importados de Japón, México y Canadá.
- Hyundai Tucson y Elantra: Vehículos fabricados en Corea del Sur, país que exportó 1,4 millones de autos a EE.UU. en 2024.
- Mercedes-Benz GLE y GLS: Vehículos de lujo alemanes que podrían enfrentar tanto los aranceles de EE.UU. como represalias europeas.
- Jeep Compass: Ensamblado en México con piezas que cruzan varias veces la frontera.
- Tesla Model 3 y Model Y: A pesar de ser una marca estadounidense, sus cadenas de producción incluyen componentes fabricados en Asia, lo que aumentaría los costos.
Incluso Elon Musk, jefe de Tesla y actual asesor de Trump, advirtió que la medida tendrá impacto: “Afectará al precio de las piezas de los autos Tesla que vienen de otros países. El impacto no es trivial”.
¿Por qué importa esto?
Porque Estados Unidos importó 8 millones de vehículos en 2024, lo que lo convierte en un mercado clave para fabricantes de todo el mundo, especialmente de países como México, Canadá, Japón, Corea del Sur y Alemania.
En Norteamérica, las cadenas de producción están tan integradas que las piezas de un auto pueden cruzar las fronteras varias veces antes de ensamblarse. México, por ejemplo, exporta un 80% de los vehículos que produce hacia Estados Unidos. Y aunque los autos ensamblados en México y Canadá tienen una excepción parcial —solo pagan el 25% sobre piezas no estadounidenses—, los costos seguirán subiendo.
Desde Toyota hasta Ford, los fabricantes han pedido que se proteja la competitividad regional sin afectar al consumidor. Pero la realidad es que los precios pueden aumentar entre varios cientos y miles de dólares por vehículo, según el Centro de Investigación del Automóvil.
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La respuesta internacional: tensión en aumento
Países como Alemania, Francia, Japón y Canadá condenaron la medida. En Europa, el gobierno alemán pidió una respuesta firme por parte de la Unión Europea, mientras que Francia advirtió que podrían subir sus propios aranceles a productos estadounidenses.
Trump, lejos de retroceder, amenazó con imponer aranceles aún más severos si estos países toman medidas en su contra. “Si trabajan juntos para hacernos daño económico, responderemos con fuerza”, declaró.
Paradójicamente, esta medida también podría golpear a los propios fabricantes estadounidenses, que dependen de componentes importados. Incluso los grandes como General Motors, Ford y Stellantis (Jeep y Chrysler) expresaron preocupación, pidiendo preservar la “producción automovilística norteamericana”, que incluye a México y Canadá bajo el T-MEC.
La guerra arancelaria no termina con los autos. Trump ha anunciado para el 2 de abril el llamado “Día de la Liberación”, en el que planea imponer aranceles recíprocos a todos los países del mundo en represalia por lo que él considera falta de acción frente a la migración irregular y el tráfico de fentanilo.
Ese día también vence el aplazamiento de un gravamen adicional del 25% a todos los productos importados de México y Canadá. Esto podría provocar una nueva escalada de tensiones en el comercio regional justo en un año electoral.
¿Y entonces… debería esperar para comprar carro?
Es una buena pregunta. Si el auto que usted quiere es importado o usa partes del extranjero, probablemente se encarezca en las próximas semanas. Muchos concesionarios y consumidores se están adelantando a las subidas. Otros están evaluando opciones de fabricación local, aunque no siempre son más baratas.
Lo que está claro es que, una vez más, la política comercial se convierte en un campo de batalla con consecuencias cotidianas. Porque al final del día, la pregunta ya no es qué piensa Trump o qué dirán los aliados, sino cuánto más le va a costar a usted su próximo carro.
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