El desafío de D’Artagnan
El presidente francés Emmanuel Macron propone una reforma para desafíar a las dos grandes potencias mundiales, EE.UU. y China
El magazine The New Yorker publicó a finales de verano un perfil de Emmanuel Macron donde aseguraba que solo hacía falta experimentar un encaje de manos para caer bajo el hechizo encantador del presidente francés. El corresponsal tomó esas notas mientras seguía a Macron, de 40 años, en su visita por las islas del Caribe francés devastadas por el huracán Irma, cuatro meses después de haber ganado las elecciones presidenciales del 2017, derrotando al partido nacionalista y de ultraderecha Frente Nacional.
Desde su llegada al poder, Macron se ha marcado como objetivo recuperar el liderazgo de Francia, pero no de forma unilateral, sino apostando por una Unión Europea más fuerte. Y lo hace en un moemento en que la Unión Europea está debilitada por el Brexit, el auge de los partidos nacionalistas y el populismo de ultraderecha, contrario a la inmigración. Fortalecer la Unión Europea también implica, para Macron, plantar cara a la política aislacionista y proteccionista que predica Donald Trump. Bajo el eslogan “America First”, el presidente de EE.UU ha anunciado la retirada de Estados Unidos del acuerdo del cambio climático de París, amenaza con boicotear acuerdos de libre comercio internacional, así como provocar los intentos de paz en Oriente Medio, con el reciente reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.
En respuesta a la concepción unilateral del mundo del presidente estadounidense, Macron aprovechó el discurso de año nuevo para anunciar que, como presidente de Francia, quiere luchar por la visión del mundo más multipolar. Y quiso que ese mensaje calara bien en los jóvenes.
El 31 de diciembre por la noche dio un largo discurso por televisión a todos los franceses. Y el día 1 de enero, primer día de 2018, Macron, flanqueado por las banderas francesa y europea, subió un vídeo breve en Twitter “expresamente dirigido a esa juventud a la que quiere conquistar”, según el diario La Vanguardia.
Hablando en un lenguaje sencillo y llanero, pidió a los jóvenes, como lo había hecho con todos los franceses en el discurso televisado la noche anterior, su aportación a “los dos combates que me interesan. El primero es europeo: hay que recrear Europa con un proyecto más ambicioso. La otra lucha, prioridad del 2018, es la cohesión nacional”, dijo.
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En cuanto a la primera lucha, insistió: “Creo profundamente que Europa puede transformarse en una potencia económica, social, ecológica y científica, para desafiar a Estados Unidos y a China en base a los valores que la han construido y que son nuestro patrimonio común”.
Y con respeto al segundo reto, pidió a los jóvenes luchar por una Francia “que deje atrás sus divisiones, proteja necesitados, erradique la violencia de género, acoja refugiados. Y dé un techo a quienes duermen en la calle”.
Macron también dijo en su discurso de año nuevo que dar asilo era un "deber moral", y aquellos que necesitaban asilo serían bienvenidos. Pero agregó: "No podemos dar la bienvenida a todos, y no podemos actuar sin reglas. Tenemos que verificar la identidad de todos ". Pero añadió que mantendría una línea de" humanidad y eficiencia".
Macron, un ex banquero de banca de inversión que algunos siguen viendo bajo la etiqueta de "presidente de los ricos", ha experimentado un auge en los índices de popularidad en diciembre, especialmente entre los jóvenes.
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