¿Los últimos días de El Diario La Prensa?
El Diario/La Prensa fue, por muchos años, uno de los periódicos estadounidenses en español que más orgullo inspiraba en la comunidad latina. Ahora es noticia…
El mayor temor del reportero
Era un día como cualquier otro para Gloria Medina, exreportera de El Diario, un periódico considerado como el más antiguo en idioma español en Nueva York. Medina, en ese entonces, se sentía orgullosa de trabajar en un diario tan distinguido, al igual que sus compañeros reporteros.
El diario era una familia, dijo Medina. Y cuando uno trabaja para un periódico durante tanto tiempo, empieza a sentirse como parte del diario mismo.
Su voz se quiebra por un segundo al recordar el día que fue despedida del que fue su lugar de empleo durante 17 años y su primer trabajo en periodismo.
“Nos despidieron el 13 de junio de 2013”, dijo Medina. “Hace casi tres años ya; parece como si hubiera sido ayer”.
El Diario fue fundado en 1913 como un periódico semanal bajo el nombre de La Prensa, en ‘Lower Manhattan’, y en 1963 se fusionó con El Diario de Nueva York para convertirse en El Diario/La Prensa, según informó impreMedia, actual editorial del diario.
El público del periódico se ha transformado en el transcurso de los años, sirviendo no solo a la población latina de Nueva York, sino también —según indica el Huffington Post— a sus inmigrantes dominicanos, sudamericanos y mexicanos.
Pero como muchas publicaciones impresas en todo el país que luchan por mantenerse a flote en la era digital, El Diario ha pasado por momentos muy duros. ImpreMedia describe actualmente al producto como “una operación multimedia de vanguardia que incluye plataformas de impresión, digitales y otras”.
El 13 de junio era un viernes, y Medina tenía el día libre. Cuando su editor la llamó pidiéndole que se presentara para asistir a una junta de última hora, Medina se preguntó si habría hecho algo malo.
Camino a la reunión llamó a los líderes del sindicato, quienes aseguraron que no sabían qué estaba sucediendo. Le pidieron a Medina que esperara en su escritorio y que la llamarían de vuelta.
Medina esperó un rato hasta que fue conducida a la sala de conferencias donde, de forma muy parca, el vicepresidente de recursos humanos de ImpreMedia le informó que sus servicios ya no serían requeridos.
Lentamente el cuarto comenzó a llenarse por otros miembros del personal de El Diario.
“No entendía nada porque teníamos un sindicato”, dijo Medina. “[El jefe del sindicato] leía una carta, pero yo realmente no estaba poniendo atención a lo que decía. Solo me continuaba preguntando ¿qué habré hecho mal?”.
Medina finalmente formuló la pregunta y recibió una respuesta: nada.
El diario estaba pasando por cambios; cambios que conducirían a aún más despidos después del de Medina.
“No sé si estaba enojada, triste o un poco de todo”, dijo Medina. “Luego me pidieron que pasara a otra sala de reuniones donde alguien me explicaría sobre el sindicato, la indemnización por cese y otras cosas”.
En la segunda sala, Medina vio a un grupo de personas pero había alguien en especial que sobresalía. Era otra compañera de trabajo, que Medina sabía que trabajaba para el sindicato. Medina le preguntó por qué no le había dicho lo que estaba sucediendo y ella le respondió que no sabía nada y que ella también estaba siendo despedida.
Lentamente, la sala se empezó a llenar de otras personas de El Diario. Y por un momento, Medina se sintió un poco mejor; pensaba que ella era la única y luego se dio cuenta que no era así. Las personas del sindicato también empezaron a entrar a la sala, hablando con Medina y con sus excompañeros de trabajo, sobre asuntos relacionados con el seguro y la indemnización por cese.
“Tuvimos que recoger nuestras cosas e irnos a casa. Hablábamos y hablábamos y sencillamente no podíamos creerlo”, dijo Medina.
Al principio, Medina se encontró escondiéndose y llorando en su apartamento. No sabía qué más hacer. Se sentía perdida.
Los contactos que había hecho mientras trabajó en El Diario la llamaban frecuentemente durante los siguientes meses, ofreciéndole ideas pero sin saber que ya no trabajaba en el diario.
“Cada vez que alguien llamaba, empezaba a llorar porque tenía que decirles que ya no trabajaba para El Diario y explicarles la situación. Algo que fue muy doloroso”, dijo Medina. “No sé cómo describirlo pero en ese momento en que perdí mi trabajo sentía que lo había perdido todo”.
Más paros forzosos, negociaciones fallidas
La negociación produjo el cese forzoso de 17 trabajadores, que entonces constituían alrededor del 28 por ciento de los 61 trabajadores sindicados del periódico. A los pocos años, en el 2014, El Diario despidió a 20 empleados, ocho de los cuales eran miembros de The News Guild, según CrainsNewYork.
A principios de 2016, El Diario despidió a 13 de sus empleados, seis de los cuales conformaban su equipo editorial. ImpreMedia, propietaria de El Diario, y su nuevo director ejecutivo, Gabriel Dantur, indicaron que el diario continuaría siendo impreso, pero que se tomarían medidas para enfocarse más en las comunicaciones digitales, móviles y de redes sociales.
Dantur reconoció que la compañía ha perdido dinero en los últimos cuatro años, desde que el grupo argentino La Nación compró ImpreMedia.
Alberto Mendez empezó a trabajar para El Diario en el año 1996, como diseñador gráfico y eventualmente se convertiría en miembro del departamento de mercadeo del periódico y había trabajado allí durante casi 16 años. Él aceptó una compra del control empresarial pero más tarde se le pidió que regresara como contratista hasta que, al final, fue despedido.
Durante el tiempo en que laboró en el periódico, Mendez dijo que estuvo involucrado en negociaciones entre el sindicato y la empresa, y como resultado de lo que calificó como negociaciones “fallidas”, 16 personas perdieron su trabajo.
“Estamos hablando de lo sucedido hace alrededor de tres años. Desafortunadamente, le diré en una sola oración lo que uno de mis exgerentes me dijo”, compartió Mendez. “¿Por qué vas a pagarle al sindicato? Mejor toma tu dinero y gástatelo, porque lo que sucederá es que el sindicato no hará nada”.
Esta fue una lección, dijo Mendez, que él y otros no aprendieron hasta después de años de negociaciones y de que se hicieran tratos muy poco atractivos. Agregó que las mismas no se hicieron pensando en el mejor interés del grupo.
Mendez dijo que cuando se encontró en la mesa de negociaciones se enteró de muchas cosas. Cosas que realmente no debía compartir debido a los números, pero se gastó mucho dinero en la implementación de internet.
“Se gastaron más de 2 millones en ese momento y durante el proceso nosotros perdimos”, dijo Mendez. “Y digo nosotros porque siempre sentí que El Diario era también mi periódico. Cuando uno trabaja allí durante 16 años, se da cuenta que esa es su familia”.
De forma similar a lo que expresó Medina, Mendez dijo que hace años era maravilloso trabajar en el periódico porque realmente se sentía como una familia. Las personas celebraban los días festivos juntos, los cumpleaños y hasta invitaban a la comunidad a las oficinas de El Diario para celebrar eventos.
Todo empezó a llegar a su fin, dijo Mendez, cuando la mentalidad de El Diario empezó a cambiar de un periódico familiar a un periódico empresarial. La transición a la era digital arrancó.
“Si soy un inmigrante, como la mayoría de los latinoamericanos o personas hispanohablantes que somos inmigrantes, queremos escuchar sobre las cosas que suceden en Ecuador, por ejemplo,” dijo Mendez. “Yo soy de Ecuador, no voy a leer El Diario. No voy a leerlo en mi Tablet.
Quiero leer El Diario en papel, quiero oler la tinta sobre el papel”.
Lo que depara el futuro
The News Guild of New York” ha estado luchando de forma apremiante contra los cambios que ImpreMedia ha estado implementando.
Todo comenzó en el ayuntamiento en enero, según Fox News Latino, cuando reunieron a los miembros del concejo para celebrar una audiencia sobre los medios de comunicación étnicos. El alcalde Bill DeBlasio dijo que la municipalidad invertiría en toda publicación étnica al colocar anuncios para servicios municipales en estos periódicos. A finales de marzo, continuaron con los políticos en Albany.
“El Diario es básico en la comunidad hispana. Y ha estado aquí durante más de 102 años, mi madre lee El Diario”, dijo Jesús Sanchez, miembro de The News Guild en Nueva York. “No importa cuántas veces yo tenga una computadora, ella quiere leer el periódico, al igual que decenas de miles de residentes de Nueva York, en todos los barrios. Es la forma en que reciben las noticias, en que se enteran de lo que está sucediendo en sus comunidades locales, y este empleador específico, realmente ha destruido a este periódico y no sabe lo que hace”.
En la conferencia de liderazgo latino conocida como Somos, donde se reúnen latinos destacados y políticos cortejan a la comunidad, Fox Latino informó que “the Guild” planteó el asunto del periódico como tema de conversación.
Estando allí, ‘The Guild’ decidió lanzar una petición en línea pidiéndole a la compañía matriz de El Diario que salvara al periódico.
“No podemos obligarlos a vender pero si uno tiene un concepto y se da cuenta que su modelo empresarial no funciona, no debe llevar a todos los demás hacia abajo. Es innecesario”, dijo Sanchez. “Y nuestra sugerencia para ellos (impreMedia), de forma pública y privada, es que si uno no sabe lo que está haciendo, hay que quitarse del camino y dejar que alguien más lo haga. No se trata de su negocio o su modelo empresarial, existe una responsabilidad más grande hacia el público”.
Gabriel Dantur declaró a Fox News Latino, a través de un correo electrónico, que la empresa intenta hacer más con menos y ser innovadora.
Mendez extraña esos días de antaño en El Diario y se mantiene en comunicación con algunos de sus excompañeros de trabajo, aunque agregó que no visita las oficinas actuales.
Hoy en día está contento. Desde que dejó de trabajar en el periódico, hace trabajos de forma autónoma para Lehman College en Nueva York. A Medina también le está yendo bien. Luego de hacer trabajos contratados para NY1.com, decidió inscribirse en la escuela de posgrado en la facultad de periodismo de CUNY donde estudia periodismo social.
“A través de mi proceso de búsqueda de trabajo noté que las empresas buscaban habilidades sociales, como herramientas de medios sociales. Así que decidí que necesitaba aprender estas habilidades para poder encontrar un buen trabajo”, dijo Medina. “Así que fue la próxima parada para mí, porque me encanta el periodismo, eso es realmente lo que me encanta y disfruto, por eso quería continuar en la industria. Decidí tomar un curso y aprender estas habilidades y con las mismas podré optar a un mejor empleo. Con el conocimiento sobre las herramientas de medios sociales será más fácil y mejor”.
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