Varsovia Fernández, en la misión de hacer lo correcto
Ya sea en organizaciones sin fines de lucro, los negocios o la educación superior, Varsovia Fernández ha dejado un impacto positivo en la región entera.
Varsovia Fernández está muy orgullosa de su herencia latinoamericana.
La lleva consigo en todo lo que hace, en toda sala a la que entra y en todo cargo que ha ocupado a lo largo de su carrera ejecutiva.
En todos los sectores en los que ha trabajado —entre ellos, banca, tecnología, financiación de emprendimientos y organizaciones sin fines de lucro— Fernández se ha comprometido con un propósito en concreto.
Hacer lo que es correcto, causar un impacto positivo y dejar huella.
En muchos aspectos es lo que ha hecho, y es esa pasión lo que la ha impulsado a lo largo de su carrera.
De RD a PR
Fernández nació y creció en República Dominicana.
La menor de siete hijos dice que siempre estuvo protegida por sus padres, hermanos y mayores en su vida.
En su niñez, Fernández disfrutaba mucho de montar a caballo, ir al río y pasear en bicicleta, todas actividades populares en Latinoamérica.
La joven Fernández siempre se interesó en ver a su hermano mayor, al que le gustaban las carreras, trabajar en su automóvil. Entre más se le alejaba con la idea de que los deportes de motor “no eran para niñas”, más era el interés de participar en ellos.
Fue en ese momento donde se desarrolló su pasión por los autos.
Cuando vivía en República Dominicana, Fernández además empezó a participar mucho más en los deportes, y desde tercer grado inició con el vóleibol.
A los 12 años, se mudó a Puerto Rico junto con su familia.
Estando allí, compitió en maratones durante la secundaria y continuó jugando vóleibol hasta su primer año de universidad.
Luego de concluir sus estudios medios y de secundaria en Puerto Rico, Fernández llegó a Filadelfia para iniciar sus estudios superiores, que en un principio iban a ser en Temple University.
Un nuevo país
Al llegar a los Estados Unidos, Fernández no tardó mucho en darse cuenta de las diferencias entre la cultura de los Estados Unidos y lo que fue su hogar en las islas.
“Mi primera impresión fue que las personas hacía lo que querían”, dijo Fernández.
Recuerda que en la universidad vio a todos usar shorts y chanclas mientras ella en su primer día fue vestida de jeans, tacones altos y con maquillaje.
Aprendió a leer y escribir en inglés en Puerto Rico, pero no había oportunidades de hablar el idioma allí.
Además del hecho de que su hermana ya estaba viviendo en Estados Unidos, Fernández le dio el crédito de poder adaptarse a un nuevo país a la habilidad de su hermana de ser buena para relacionarse; aunque entendió que no todos los inmigrantes tienen ese talento o habilidad.
“Creo que lo más difícil de ser inmigrante cuando llegas aquí es no conocer o entender cómo funcionan los sistemas”, dijo Fernández. “Ya sea el sistema de educación superior o el sistema de seguridad social o el sistema de servicios médicos, todo es muy diferente”.
Cuando Fernández llegó a Filadelfia en 1981, se dio cuenta de que muchas personas de la ciudad no tenían mucho contacto con los inmigrantes.
Recuerda que le preguntaban si era italiana o del Medio Oriente, a lo que con frecuencia respondía que era hispana, y explicaba donde quedaba la República Dominicana.
“He visto cómo Filadelfia ha convertido en una ciudad de inmigrantes”, dijo.
En su segundo año de universidad, Fernández se estableció en los suburbios —donde había aun menos hispanos u otros inmigrantes.
“Fue más difícil para mí porque nadie hablaba español”, dijo. “Pero lo que la situación sí hizo por mí fue enseñarme inglés”.
“Siempre les digo a mis amigos inmigrantes y a las personas con las que he trabajado, ‘tienes que aprender inglés’”, Fernández agregó, resaltando que la habilidad de comunicarse es de las destrezas más básicas y esenciales para poder conseguir las cosas que quieres y que necesitas.
Representando a los hispanos en Filadelfia
Con su formación en negocios y banca, Fernández desarrolló un agudo interés y entendimiento del desarrollo económico y de su valor.
“Entendí que el desarrollo económico era la manera de salir de la pobreza, y que era el área donde yo podía hacer la diferencia”, dijo.
Esta perspectiva y la posterior búsqueda de oportunidades profesionales en desarrollo económico llevaron a Fernández a unirse al Congreso de Latinos Unidos como vicepresidente de asuntos externos.
“Fue algo extremadamente importante cuando llegué a Congreso porque tenía riqueza de conocimiento de cómo construir relaciones y de lo que estaba disponible para la comunidad”, dijo.
Durante el tiempo que duró en la organización, participó de lleno a nivel nacional en el proyecto de reforma migratoria durante la administración Bush.
“Mi experiencia como inmigrante fue muy útil durante mi trabajo en Congreso”, dijo.
Mediante esas experiencias, Fernández anotó que “fue a dar al liderazgo” gracias a un grupo de hombres y mujeres que creyeron en ella y en sus habilidades. Sin embargo, también entendió que no a todos los inmigrantes se les dan esas oportunidades.
Como alguien que ha podido desenvolverse en los Estados Unidos sin tener que lidiar con ser indocumentada, Fernández entiende cómo esto hace la diferencia, y resalta que tener documentos ha sido muy útil a la hora de integrarse en un ambiente corporativo.
“He trabajado mucho con personas indocumentadas y, como lo veo a partir de sus historias, no tener un estatus legal trae un sentimiento de inseguridad”, dijo Fernández.
Después de casi tres años en Congreso, hubo una transición en su liderazgo al ser la presidente y directora de la Cámara de Comercio del Área Metropolitana de Filadelfia.
Allí, ayudó a representar y hacer crecer los negocios de propiedad de hispanos. Fue una tarea muy importante porque sintió que se identificaba con la comunidad empresarial hispana.
Y esto dio sus frutos.
“Creamos un mercado hispano”, dijo Fernández acerca del tiempo que estuvo en la Cámara de Comercio. “Teníamos muchos negocios latinos y muchos profesionales latinos, pero no había mercado, no se les reconocía”.
Filadelfia tiene hoy una de las comunidades de negocios latinos más prósperas de la nación, y en parte se ha debido a la dedicación de Fernández por aumentar esa visibilidad.
La única latina del lugar
Dejando aparte su trabajo en Congreso y en la Cámara, Fernández trabajó también, en industrias dominadas por hombres.
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En algunas ocasiones, era la única mujer, latina o persona de color en el lugar.
En ambientes así, siempre ha buscado representar a los que no están presentes.
“Siempre que entro en una sala, sé quién soy y lo que puedo lograr”, dijo Fernández.
Pero, no eso no siempre fue fácil.
“Tuve un par de experiencias donde me trataron como una mujer, no como una persona”, dijo. “Me trataban como hispana, no cómo estadounidense”.
Al sortear esos desafíos, también tuvo muy en claro que quería hacer algo al respecto.
Por lo cual Fernández posteriormente compartió sus recursos y proporcionó a la comunidad latina de la región la información necesaria para triunfar en sus carreras, y por lo tanto, en sus vidas.
Rompiendo barreras en la educación superior
Fernández es una apasionada de los community colleges.
Durante sus años de formación, el community college le sirvió mucho a su vida.
“Una de las razones por las que me encantan los community colleges es porque son lugares excelentes para las mujeres y las madres solteras, donde ellas pueden ir medio tiempo o tiempo completo. Pueden trabajar y pasar tiempo con sus hijos mientras reciben una educación sin ser juzgadas, y tener un sistema de soporte a través de servicios de bienestar, que les permitan recibir más educación y conseguir mejores trabajos”, dijo Fernández.
“Es difícil lograr eso en una institución con programas de 4 años”, agregó.
Cuando Fernández se vio obligada a dejar sus estudios en Temple, la oportunidad de tomar algunas clases de medio tiempo en el community college, siendo ella misma una madre soltera, fue crucial como puente para luego regresar como estudiante de tiempo completo, y al final recibir su título en Rosemont College, y continuar su educación.
Por eso, era importante para ella participar y ser la voz que promoviera el valor de los community colleges, ya que proporcionan una ruta hacia la educación superior, en particular para estudiantes e color como ella.
Esto llevó a Fernández a unirse al consejo administrativo del Community College de Filadelfia.
Durante su permanencia en el concejo, Fernández se volvió uno de los catalizadores para la primera celebración del Mes de la Herencia Hispana, hoy llamado Almuerzo Anual del Mes de la Herencia Hispana.
“Es fantástico”, dijo Fernández.
Años más tarde, Fernández se unió al concejo del Community College del Condado de Montgomery. En enero de 2022, se convirtió en la primera latina en ser presidenta del concejo del college.
Aunque su enfoque es el de hacer lo correcto y lo mejor para los estudiantes, y no tanto ser “el primero”, es una distinción de la que se siente muy orgullosa.
“Significa mucho”, dice, “en el sentido de que tengo que estar a la altura de ser un modelo a seguir, y espero que sirva como inspiración”.
Una herencia siempre cambiante
Al reflexionar acerca de su legado, Fernández resalta que es cambiante.
Lo que sí permanece es su deseo de obrar de manera correcta y dejar huella en el mundo.
“Creo que ya lo he logrado de muchas maneras”, dijo.
Pero a ojos de Fernández, su trabajo está lejos de acabar.
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