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Elvita Quiñones es una líder dedicada a ofrecer oportunidades de liderazgo a otros latinos y jóvenes profesionales. Foto: Harrison Brink/AL DÍA News.
Elvita Quiñones es una líder dedicada a ofrecer oportunidades de liderazgo a otros latinos y jóvenes profesionales. Foto: Harrison Brink/AL DÍA News.

Elvita Quiñones, creando oportunidades de crecimiento académico y profesional

Está muy interesada en ayudar a los estudiantes y jóvenes profesionales latinos a convertirse en líderes del futuro.

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Desde niña, Elvita Quiñones se ha dedicado a retribuir y a ayudar a los demás, compromiso que se remonta a su educación y a sus antepasados.

Ahora que sus condiciones le permiten devolver a las personas toda la ayuda que en algún momento recibió, aprovecha al máximo su compromiso social.

En sus dos funciones, como directora asociada del Centro de Asesoramiento de Pregrado de la Escuela de Negocios Fox de la Temple University y como presidenta de la Asociación de Profesionales Latinos para América de Filadelfia (ALPFA, por sus siglas en inglés), ha sido capaz de combinar sus dos mayores pasiones.

Generations of Giving Back

Quiñones nació en Newark (Nueva Jersey). Es, hija de padres puertorriqueños de primera generación, cuyas familias emigraron al continente. Todos procedían de entornos muy humildes: “Estaban en la pobreza extrema, así que vinieron al continente con la esperanza de una vida mejor”, dijo Quiñones en una entrevista con AL DÍA.

Si bien “una de las cosas realmente importante para ellos era dar a sus hijos la oportunidad de crecer en un lugar donde estuvieran seguros”, como añadió Quiñones, es mucho más profundo el deseo de querer algo mejor para los demás.

En Puerto Rico, los abuelos maternos de Quiñones conocieron a un grupo de misioneros y, más tarde, se convirtieron en menonitas. “El impacto en sus vidas fue real porque la ayudaron a ella y a su familia de diferentes maneras”, contó Quiñones de su abuela.

Cuando sus abuelos se establecieron en Brooklyn (Nueva York), fundaron una iglesia en su casa y ayudaron a otras familias con necesidades básicas, como encontrar trabajo y recursos para adaptarse al continente. “La familia, la comunidad y ayudar a las comunidades es realmente importante para toda mi familia”, indicó Quiñones. “No importa lo que hagas o lo que consigas, siempre es importante que devuelvas algo a los demás”, advierte.

La única

Durante sus años de escuela primaria y secundaria, los padres de Quiñones la trasladaron a ella y a su hermano a Warminster, y, más tarde, a Dublín (Pensilvania). En aquellos lugares estaba entre los únicos puertorriqueños en su escuela.

Si bien el hecho de crecer con padres orgullosos de ser puertorriqueños, que siempre se aseguraron de recordarle su cultura y su herencia, pronto aprendió que ello la hacía “diferente”. “Decía mi nombre correctamente, como me enseñaron mis padres, y aprendí que eso no siempre era visto con buenos ojos por los demás”, recuerda.

A los 13 años, Quiñones entró en contacto con un skinhead (‘cabeza rapada’) que le dijo que no le gustaban los puertorriqueños, excepto ella “porque era guapa”. A pesar de no saber quiénes eran los skinheads o los grupos de supremacía blanca en ese momento, “simplemente sabía que no me parecía bien”, dijo. “Ese fue el comienzo de mi despertar; darme cuenta de que no siempre era aceptada en los entornos donde  vivía, o que era mal vista, o que hacía que la gente se sintiera incómoda”.

Aunque fue difícil darse cuenta de lo que pasaba, la situación le enseñó a ser más consciente de su entorno y con quién se relacionaba.

Un nuevo despertar

Al llegar a bachillerato, Quiñones y su familia se mudaron a Filadelfia. Aunque allí vio más gente que se parecía a ella, durante los veranos su madre la enviaba a Puerto Rico, y cada dos fines de semana a Brooklyn para pasar tiempo con la familia de allí. “Conocía muy bien mi cultura, quién era yo, de dónde venía. Y luego de ir a Puerto Rico y ver a un montón de gente que formaba parte de mi cultura, me sentí desconectada porque no era de la isla. Pero me sentí conectada porque había mucha gente diferente, así que no era un gran problema”, manifestó.

Ver la diversidad en todo Puerto Rico despertó en Quiñones el deseo de profundizar en la historia de Estados Unidos y en cómo se perciben las diferentes personas.

De vuelta a Filadelfia, la madre de Quiñones no quería que fuera a la escuela en la ciudad, ya que comprendía las dificultades comunes que muchos distritos escolares solían tener. Así, la envió a un internado en Lancaster, donde estaba rodeada principalmente de menonitas, a menudo de ascendencia alemana.

Dada la historia de los misioneros, que acercaron a la fe menonita a personas de diferentes culturas y orígenes, Quiñones tuvo la oportunidad de crecer cerca de las diversas personas que vivían en el mismo dormitorio. “Veníamos de diferentes áreas, pero también todos experimentamos mucho racismo”, dijo. “En cierto modo, eso nos unió. A mí me despertó ver que no era la única que experimentaba el racismo y que otros también quieren lograr más en la vida, que quieren una oportunidad para ellos y sus familias”, añadió.

Una nueva luz

Quiñones consiguió una beca completa para ir a West Chester University, donde encontró una comunidad de personas compatibles con ella. Mientras estaba allí, conoció dos organizaciones que serían fundamentales en su etapa de estudiante.

La primera fue la Oficina de Asuntos Multiculturales, que une a todos los estudiantes de color y los pone en contacto con mentores y asesores que los ayudan a conectar durante su experiencia universitaria. “Nos involucraron en cada paso de nuestra experiencia en West Chester; estaban muy interesados en que tuviéramos éxito”, dijo.

Eso fue fundamental para ella, que tuvo dos trabajos para mantenerse. Como parte de la primera generación de estudiantes de color, aprendió lecciones muy valiosas de sus mentores y asesores, y ahora transmite esos consejos a su hijo en edad universitaria y a otros estudiantes como ella.

La segunda fue la Lambda Theta Alpha, la primera hermandad latina del país. “Me enseñaron mucho sobre el profesionalismo, el desarrollo profesional y todas esas habilidades blandas que no se enseñan necesariamente en el aula”, comentó.

Convertirse en miembro de la hermandad le ayudó a Quiñones a desarrollar una gran red de contactos latinos educados, quienes, como ella, estaban tratando de mejorar sus vidas y sus comunidades. Hasta hoy sigue participando activamente allí.

El poder de la ALPFA

A pesar de haber obtenido su título universitario en ciencias políticas, la carrera profesional de Quiñones se ha desarrollado casi exclusivamente en el ámbito de la educación superior.

Tras desempeñar diferentes funciones en la Eastern University y en el Esperanza College, en 2007 Quiñones se incorporó a la Fox School of Business de la Temple University. De asesora académica pasó a convertirse en directora asociada en el Centro de Asesoramiento de Pregrado, desde 2010.

Hace unos seis años, un grupo de estudiantes de pregrado se acercó a ella con el ánimo de iniciar una organización de estudiantes latinos de negocios. Se unió de inmediato.

Después de pasar por el proceso de crear la organización estudiantil, en la primavera de 2017 se lanzó oficialmente el capítulo de la ALPFA, en la Temple University.

A los pocos meses, Quiñones, que es asesora para la sección, vio el verdadero poder de la organización durante una de sus cumbres estudiantiles regionales. “Fue un cambio de vida”, dijo sobre el evento. “Estos estudiantes están haciendo mucho, y la organización nacional está haciendo mucho por los jóvenes al abrirles puertas a las oportunidades. Quiero ser capaz de transmitir eso continuamente a otros estudiantes”, añadió.

La ALPFA ha ayudado a Quiñones a ampliar su propia red profesional, al tiempo que ha ayudado a los estudiantes a crear la suya propia.

La nueva presidenta de ALPFA

El año pasado, Quiñones decidió presentarse a un puesto en la junta directiva de la sección de ALPFA en Filadelfia, como directora de participación estudiantil. Sin embargo, se le propuso el puesto de presidenta. Recuerda que “se acercaron a mí y me dijeron: ‘Nos interesaría mucho que te presentaras a la Presidencia porque trabajas con estudiantes y, realmente, queremos que haya más estudiantes entre nuestros miembros’”.

Aparte de eso, ALPFA Filadelfia quería salvar la distancia entre los reclutadores y los estudiantes, y animar a más profesionales de nivel medio y alto a participar en la organización. “Siendo yo misma de nivel medio y trabajando con estudiantes, pensé que sería un buen ajuste”, dijo.

En 2022, fue nombrada oficialmente como presidenta de la sección de la ALPFA en Filadelfia. A través de su participación en la organización, se ha sentido muy motivada por su dedicación para crear oportunidades de desarrollo profesional para personas que han sido excluidas de ciertos espacios.

Una visión del avance 

Quiñones desea que este esfuerzo siga avanzando. Como madre de un estudiante universitario de primer año, tiene la esperanza de que su hijo y la próxima generación de estudiantes universitarios y jóvenes profesionales latinos no tengan que enfrentarse a los mismos obstáculos que ella.

“La demografía del país está cambiando, por lo que necesitamos que las empresas y las instituciones educativas presten atención a ello porque hay una ganancia en la diversidad”, señaló.

En Temple, Quiñones tiene la esperanza de ver más representación en todos los niveles, reuniendo esas diversas voces e implementando un cambio que pueda tener un impacto positivo en todos.

“Veo que tanto la educación como las empresas avanzan en la dirección correcta, y haré todo lo que esté a mi alcance para que siga siendo así porque quiero ser parte de ese cambio”, manifestó.

Con la ALPFA, ella pretende tener un impacto similar, ayudando a garantizar que los estudiantes y los profesionales que inicien su carrera tengan herramientas para crecer en sus carreras y entrar en un espacio del que a menudo han sido excluidos.

Aunque señala que es una gran responsabilidad, quiere ser esa voz representativa que garantice que aquellos a los que dirige reciben exactamente lo que necesitan. “Estamos tratando de hacer crecer el talento para poder abrir más puertas y crear más espacios para latinos ejecutivos profesionales”, concluyó.

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