El micro-liderazgo de los cirujanos españoles, clave para contener la pandemia
La cirujana Sandra G. Botella fue la iniciadora de la campaña internacional para el confinamiento solidario #Quedateencasa, adelantándose al propio gobierno.
Ella lo vio venir, pero nadie la tomó en serio. Sandra G. Botella, cirujana del aparato digestivo en el Hospital San Carlos de Madrid siguió con estupor el avance del coronavirus en China y luego en Italia y supo que España que sería la siguiente en caer.
“Soy madre e hija, tengo mi casa y además soy médico, igual que mi esposo. Empecé a darme cuenta de que nadie estaba haciendo nada para prevenir la llegada del virus a España y que los hospitales acabarían colapsados. Eso fue a principios de marzo. Lo hablé en una cena con amigos médicos y ninguno entendíamos por qué la Consejería de Salud de Madrid nos había enviado cartas prohibiendo reuniones y comités, pero no se nos contaba nada en absoluto. Dos días después de esa cena, una amiga y su marido, ambos médicos, contrajeron coronavirus. Él estuvo muy grave, fue el paciente número 70”, cuenta.
Para Sandra, la celebración de la Manifestación del Día de la Mujer, el 8 de marzo, supuso un antes y un después. Muchos de los contagios de coronavirus se produjeron ese día, cuando el gobierno español debería haber cancelado la multitudinaria fiesta. ¿Por qué no lo hizo?
Después de pasar veinte días “dándose cabezazos contra las paredes”, Sandra decidió actuar por su cuenta.
“La idea del #QuedateEnCasa surgió desde la impotencia. Mandar un mensaje a los políticos no sirve de nada, pero había que llegar a la gente de la calle para que estuvieran protegidos. A mi familia, los primeros. Como tengo dos hijas adolescentes, se me ocurrió crear un reto a través de las redes. El mensaje era: A ver quién aguanta más tiempo en casa para luchar contra el coronavirus. Increíblemente, tuvo tanta repercusión que llegó hasta Canadá y tres días después de haberlo lanzado a través de Twitter el Gobierno español empezó a pedir a la gente que se confinase en casa”, explica la sanitaria.
Los colapsos hospitalarios empezaron a producirse dos semanas después de la Manifestación del Día de la Mujer. Sin instrucciones sobre cómo abordarlos, los cirujanos como Sandra empezaron a preguntarse qué pasaría si los médicos se contagiaban a la vez, cómo iban a poder operar a sus pacientes a la espera de una cirugía que estaban en primera línea de contagio.
“Si intentas atacar el frente, que es la urgencia, la última preocupación van a ser los cirujanos y otras especialidades. Teníamos que protegernos. No podíamos ponernos enfermos todos a la vez, porque en este caos se necesitan micro-líderes que organicen en momentos de crisis y los cirujanos estamos acostumbrados a eso, a trabajar bajo mucha presión”, dice Sandra, que se puso en contacto con el prestigioso cirujano Salvador Morales, futuro presidente de la Asociación Española de Cirugía, para urgirle a organizar una acción conjunta.
“Te mandan al frente sin un fusil, pero no vamos a abandonar a nuestros pacientes porque no nos hemos hecho médicos ni enfermeras para tirar la toalla"
“Salvador estaba también muy preocupado. Me dijo que había estado hablando con otro cirujano italiano y había visto el horror en su cara, así que nos pusimos a trabajar para impedir que el caos organizativo de Madrid se extendiera al resto del país”, afirma la doctora.
A partir de ese momento, la labor de los cirujanos españoles ha sido incesante. Empezaron a crear protocolos y documentos basados en la experiencia en China, Italia y Madrid para controlar la pandemia en los hospitales. Había que ordenar todas las investigaciones y la nueva información que iba llegando, filtrarla y quedarse con lo útil. Su trabajo está siendo empleado en países como Italia, Portugal, e incluso el American College of Surgeons pidió esos documentos.
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Sandra no entiende la falta de reacción del Gobierno. Aunque las medidas de confinamiento están dado su fruto, la falta de previsión y de equipos sanitarios, además del trato “injusto” que están recibiendo los sanitarios españoles por parte de la Administración liderada por Pedro Sánchez, están demostrando que ante la ineficacia política y la burocratización excesiva, los profesionales médicos “están dando la cara”.
“Quitar el confinamiento pasaría por hacer test a toda la población como en Corea, porque el problema son los contagios asintomático. Pero ni siquiera nos hacen test a nosotros. Se está actuando mal y tarde y los sanitarios estamos indignados ante determinadas declaraciones del Gobierno”, asegura Sandra.
En primera línea de frente, enfermeras, auxiliares y médicos son quienes más se están exponiendo al virus, pero lo hacen sin equipos adecuados e impotentes por no poder atender a sus pacientes como deberían.
"Ahora tenemos la adrenalina a tope para evitar que muera más gente, pero cuando esto acabe vamos a tener mucho estrés postraumático"
“Te mandan al frente sin un fusil, pero no vamos a abandonar a nuestros pacientes porque no nos hemos hecho médicos ni enfermeras para tirar la toalla. Llama mucho la atención que seamos el país con más sanitarios infectados y con más muertes”, dice.
Para la cirujana, la solidaridad de los profesionales médicos está siendo clave dentro de los hospitales. “Cooperamos en lo que podemos, aseamos a los pacientes de la UCI; si un compañero no puede, le ayudo con lo que sea”, afirma. Y señala la gran labor de los médicos en formación, que trabajan a destajo para que los mayores no se expongan al virus.
“Los residentes son más jóvenes y tienen un riesgo menor, pero están trabajando muchísimo. Y encima, cuando deberían acabar su periodo formativo, este mayo, les dijeron por decreto que no iban a concederles el título de especialistas este año. Menos mal que al final recularon gracias a la presión que ejercimos desde las diferentes organizaciones médicas", sostiene la cirujana, que añade que sus residentes no están operando, sino atendiendo a pacientes con coronavirus. “Nos estamos organizando a pesar de los políticos y nos siguen maltratando de esta manera”.
La doctora Botella cree que esta pandemia terminará, que “ganaremos la batalla” y habrá muchos cambios en el sistema sanitario español. Sin embargo, le preocupan las secuelas postraumáticas que vayan a tener los profesionales médicos tras la pandemia.
“Hace un par de semanas me encontré con una de mis enfermeras en las escaleras y rompió a llorar. Se te parte el alma. Es una situación cruel y el paciente está solo, muere solo y se entierra solo. Estamos acostumbrados a pasar tiempo con nuestros pacientes y ya no podemos hacerlo. Ahora tenemos la adrenalina a tope para evitar que muera más gente, pero cuando esto acabe vamos a tener mucho estrés postraumático, tanto nosotros como las personas que están en sus casas”, concluye Sandra.
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