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El cantante y músico Álvaro Del Norte decidió aprender a tocar el acordeón cuando empezó a formar la banda Piñata Protest. Foto: Emily Neil / AL DÍA News
El cantante y músico Álvaro Del Norte decidió aprender a tocar el acordeón cuando empezó a formar la banda Piñata Protest. Foto: Emily Neil / AL DÍA News

Tocando sin parar, al estilo ranchero

Contra todo pronóstico, esta banda de punk tex-mex está ganando seguidores en todo el país con su particular fusión de influencias musicales de ambos lados de…

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Una de las ironías de la naturaleza humana es que en todo movimiento contracultural se esconde normalmente una conformidad implícita con la rebeldía. En un espectáculo punk, uno espera ver chaquetas de cuero, mohawks, tatuajes y músicos desgarrando sus guitarras.

Pero si por casualidad usted andaba cerca del Voltage Lounge de Filadelfia el pasado viernes,, pudo darse cuenta que ese muchacho con sombrero de vaquero y acordeón colgado del pecho se desmarcaba bastante de la estética punk tradicional.

Cuando hace diez años Álvaro Del Norte empezó a reclutar a los músicos que más adelante formarían la banda Piñata Protest en su ciudad natal, San Antonio (Texas), mucha gente pensó que no lo lograría.

“Explicaba mi proyecto y mucha gente me decía: “es una idea terrible””, recordó Del Norte. “Pero los que me dijeron que les parecía una buena idea, acabaron uniéndose”.

Y lo que han conseguido todos aquellos que creyeron en la visión de Del Norte -crear una banda de punk-rock bilingüe, con el acordeón como instrumento principal -  tiene la fuerza, la energía y la brillantez técnica como para despejar cualquier resto de duda. Algo que quedó muy claro en el concierto del pasado viernes, una de las numerosas paradas que se incluyen en el tour por todo el país que la banda está haciendo como telonera del grupo GBH.

 

Ante un público mayoritariamente blanco y emperiföllado al estilo punk, Piñata Protest arrancó con un chute de energía, con Del Norte en el escenario dando saltos hacia atrás por encima de los amplificadores, aporreando su acordeón  y coreando a gritos, en español e inglés, de “Vato Perron”, coros que nos hablan de un orgullo desafiante para los mexicano-americanos: ““Vatos perrones, we won’t go away, we’re here to stay, live for today” (Vatos perrones, no nos iremos, estamos aquí para quedarnos, vive el momento”).

La banda debe su existencia a la visión de Del Norte de querer crear un grupo de punk que se nutriera también de los estilos norteño, tejano, conjunto, cumbia y la música ranchera tradicional de su familia y de sus raíces mexicanas. Pero cuando empezó a buscar un acordeonista capaz de ayudarle a hacer realidad esta visión, no pudo encontrar a ninguno.

“Así fue como me converti en el acordeonista y cantante del grupo a la vez”, dijo Del Norte, explicando después que terminó reclutando al resto de miembros de su banda yendo a conciertos locales y poniendo anuncios en Craiglist. La banda cuenta ahora con el guitarrista Marcus Cazares, su hermano gemelo, Matt Cazares, en el bajo, y JJ Martinez en la batería.

“Creo que la música que hacemos es un reflejo absoluto de lo que esta ocurriendo en el país demográficamente, con toda esta gente que llega de México y tratando de integrarse en la cultura americana”, comentó Del Norte, que se inició en la música de niño, tocando la trompeta en la banda escolar, hasta que empezó la secundaria y se enamoró de la música punk, y se puso a tocar la guitarra en un grupo. Sin embargo, todavía hoy, de vez en cuando, saca la trompeta en el escenario para acompañar algunas canciones.

“Estoy muy sorprendido de ver que mucha gente se queda escuchándonos en plan “¡Guau!” . Se vuelven locos con nuestra mezcla, aunque para mi es bastante normal que esto suceda”, dijo Del Norte. “Es lo que ocurre en todo el mundo cuando juntas dos culturas: que terminas creando algo diferente y único”, dijo, recordando que “el rock and roll en sí” es una mezcla de blues y música gospel.

Al haber conseguido hacer realidad esa sinergia cultural, la banda logra un impacto social y político solo por el mero hecho de existir.

“Cuando menos, siento que es importante estar representado. La verdad es que no hay muchas bandas latinas en la comunidad punk-rock”, dijo Del Norte. “Creo que es importante, es bueno que estemos ahí fuera y, sobre todo, que seamos una mezcla de punk y de nuestras raíces, las raíces mexicanas”.

No siempre es fácil, sin embargo, cuando por ejemplo la banda topa con actitudes discriminatorias o reacciones negativas cuando está de gira, como ocurrió en Lancaster, Pa, unos días antes de llegar a Philly.

“Nos encontramos con algunos problemas, hablando con gente... sobre problemas de inmigrantes, musulmanes, sobre lo que está ocurriendo en la frontera y la separación de familias”, recordo Del Norte. “Incluso nos criticaron por cantar en español durante el concierto”.

Pero siempre hay un lado bueno en esos encuentros.

“Lo bueno de estar de tour es que llegas a lugares donde la gente apenas ha tenido contacto con mexicanos, y nosotros somos los primeros. Eso hace que sea una interacción positiva”, dijo. “Creo que esto es lo que este país necesita”.

“Me encanta representar quién somos y me encanta ser como un recordatorio, algo como un “hey, también somos gente que existe en este país”, dijo Del Norte recordando un momento durante un concierto de gira en Reverend Horton Heat, donde constató que tenía ese poder de impacto.

“Vino a vernos un chico despues del concierto y bueno… estaba así, con los ojos muy abiertos, en plan “¡oh, dios mío, no sabía que los mexicanos podían tocar así! Pensaba que solo sabían tocar música mariachi”, recordó Del Norte.

El líder de Piñata Protest dijo también que romper con estos estereotipos cuando la banda toca frente a un público nuevo es uno de los principales motivos de alegría de su trabajo.

“Durante las primeras canciones, la gente nos mira en plan, ya sabes, ¿qué diab… ?, ¿qué van a hacer éstos ahora? ¿qué música van a tocar, qué está pasando? Ya ves, cuando está terminando el concierto, nos hemos ganado al público y todo el mundo está bailando y pasándola bien, y a mi eso me encanta”, dijo Del Norte.

Y eso fue lo que ocurrió en Filadelfia el pasado viernes. Después de un apasionado concierto, sonaron los cantos de “otra, otra”. Más de uno se marchó todavía bailando y con renovada esperanza en el futuro de su país, alimentada por el increíble dominio artístico y originalidad de esos “vatos perrones”.