WATCH LIVE

LIVE STREAMING
La bailaora La Moneta durante su actuación en la sala Luz de Gas.
La bailaora La Moneta durante su actuación en la sala Luz de Gas. Foto: Ofer Laszewicki (Al Día News)

Los frenéticos bailes y taconeos de La Moneta electrizaron la sala Luz de Gas en Barcelona

Interpretó una dramatización danzada de la lectura que hace sobre la poesía de Teresa de Ávila, que se basa en la conferencia “Teoría y Juego del Duende”

MÁS EN ESTA SECCIÓN

Murió Quincy Jones

Paul McCartney en Concierto

Payne: una triste despedida

¡Nueva obra de Mozart!

Nuevo sencillo Daddy Yankee

Álbum del año Latin Grammy

Influencia latina en música

¿El fin del Bossa Nova?

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

Los asistentes a la sala Luz de Gas, en la zona alta de Barcelona, esperaban impacientes la salida al escenario de La Moneta. Para muchos, era una de las actuaciones más destacadas del “Ciutat Flamenco Barcelona”, un certamen celebrado en la capital catalana entre el 20 y el 29 de mayo.

Con la sala a oscuras y un riguroso silencio, La Moneta apareció con un vestido blanco, pura como una novia. Junto a una cantaora, dos guitarristas –española y eléctrica-, y dos palmeros que le daban duro a las palmas, interpretó el espectáculo “Divino Amor Humano”. Se trata de una dramatización danzada de la lectura que hace la artista sobre la poesía de Teresa de Ávila, que se basa en la conferencia “Teoría y Juego del Duende” del célebre poeta andaluz Federico García Lorca.

En la pantalla del escenario se proyectaron dos enormes ventanales. La Moneta empezó a dar suaves chasquidos e hipnotizantes movimientos de muñeca. “Vivo sin vivir en mí, vivo ya fuera de mi”, arrancó tras ella la cantaora con solemnidad. Los giros de manos y cadera de la artista iban perfectamente acompasados con el tempo de los arpegios de guitarra. La Moneta demostró su exquisito dominio del compás, que aplica a gran variedad de registros.

Mientras el tempo de los rascados de la guitarra española crecía endiabladamente, el rostro de la bailaora desprendía furia, rabia y pasión. “Que vida tan amarga, donde no sé gozar, señor”, pronunciaba la cantaora. El escenario fue tomado por la distorsión de la guitarra eléctrica, que arrancó una escala menor con notas punzantes, largamente sostenidas en el tiempo. De repente, se produjo una perfecta fusión entre las armonías limpias de la guitarra española con el solo trepidante de esa guitarra eléctrica, más propia de un concierto de heavy metal.

Entre el intenso repicado de los taconeos, La Moneta agitaba su falda, y puño en alto terminó la extensa canción inicial. Tras la merecida ovación, se enfundó una blusa negra, y frente a tres enormes crucifijos proyectados de fondo, arrancó una batería de taconeo combinada con golpes sobre todo su cuerpo. Las gotas de sudor ya brillaban en su frente: parecía estar poseída.

La perfecta coordinación de los cantes con los rascados de guitarra aportaron un aire eminentemente cordobés, que la bailaora aprovechaba para dar vueltas de 360 grados, manteniendo siempre la compostura. “Ansiosa de verte, prefiero morir. Sueño adorado, sácame de aquí”, recitaba su compañera con un chorro de voz que retumbaba por toda la sala. Su baile más destacado fue el "Tangos y Soleá".

Otra canción arrancó con un la proyección de unas velas encendidas y una intrigante música de violines. La Moneta desplegó una danza sutil, iluminada por luces lilas que combinaban perfectamente con su vestido, de nuevo blanco puro y reluciente. Pero un imponente riff de guitarra eléctrica, moldeado con un pedal wah que modificaba su frecuencia, la introdujo de nuevo en escena vestida completamente de negro.

Los compases finales fueron apoteósicos. La bailaora se tornó en una verdadera metralleta del taconeo, mientras se rascaba la guitarra española a la velocidad de la luz. Una falda roja añadió adrenalina, y tras la pirueta final se arrancó la camisa mirando hacia el infinito. La ovación del público fue interminable. “Ansiosa de verte, deseo morir”, proclamaba la cantaora. La Moneta y sus acompañantes fueron aclamados en bucle por los asistentes. Su actuación de poco más de una hora sació con creces sus ansias flamencas.

ETIQUETAS