Hoy se celebran 90 años de vida del maestro Fernando Botero, un pintor, escultor y dibujante colombiano, quien se ha caracterizado por desarrollar sus obras con personajes y objetos voluminosos en diversos escenarios. 

Botero ha dicho en reiteradas ocasiones que él “no pinta gordos”, sino que trabaja con volumen. Y su hijo también dice que esta es la clave para darles “magnificencia, plasticidad y sensualidad” a sus trazos.

En Cartagena de Indias, la pieza más representativa de Botero es “La Gorda Gertrudis” o conocida coloquialmente como “La Gorda Botero”, una escultura de una mujer en color azabache, de curvas voluminosas, desnuda, con una pose a medio lado que, según cuentan los locales, tocarla permite tener buena suerte en el amor.

La Gorda Botero es una de las obras más conocidas del autor por los colombianos, ya que se encuentra ubicada en un sitio muy concurrido de la ciudad, la Plaza Santo Domingo en el Centro Histórico. 

Esta obra de Botero pesa 650 kilos y fue traída desde Florencia, Italia en el año 2000, como una donación del escultor Botero Angulo, durante la administración de Gina Benedetti de Vélez. 

90 años dedicado al arte

Al inicio de la carrera de Botero, sus cuadros valían 10 dólares los pequeños y hasta 200 dólares los grandes, hoy están en la lista de los mejor vendidos en Latinoamérica. Su cuadro más caro, “Los músicos”, llegó al histórico precio de 2.3 millones de dólares, permitiendo reconocer su talento más allá de Colombia.

A sus 90 años, Fernando Botero lleva una vida plácida con el fruto de los años de trabajo sin tregua que ha tenido. Su principal residencia es en Montecarlo, pero tiene otras en Nueva York, en París, en Bogotá y en Rionegro, Antioquia, de donde es oriundo.