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¿H.G Carrillo o Herman Glenn Carroll? Photo: The Australian
¿H.G Carrillo o Herman Glenn Carroll? Photo: The Australian

La doble vida de H.G Carrillo, el escritor que se inventó una vida como latino

Tras su muerte el pasado abril a causa de complicaciones de una enfermedad previa y la COVID-19, la verdadera identidad del supuesto “cubano” salió a la luz.

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La literatura castiga a los impostores, lo hizo con Jeanine Cummins intentando colgarse la medalla de la autora del gran libro sobre la migración mexicana en U.S. y lo ha hecho otra vez con H.G Carrillo, otro escritor como ella que, a pesar de su trágica muerte -falleció de COVID-19 el pasado mes de abril y ya estaba enfermo de cáncer-, vivió más de una década alimentando su obra y su biografía de una falsa identidad latina. ¿Lo creía en realidad o sólo se subió a un carro que para el resto de autores racializados tiene una rueda estropeada? Loco o embaucador, esta es su historia.

A H.G Carrillo le gustaba decir en sus ponencias que él no tenía “grandparents”, tenía “abuelitos”. También presumía de haber tenido discusiones épicas con sus editores, que intentaban traducir algunos términos de sus novelas al inglés, en tanto que él se resistía a abandonar su lengua nativa, el español. 

Hasta ahí todo bien. Porque H.G había nacido en Cuba, eso decía. Tuvo una infancia dura y una migración dura y cuando llegó a Michigan como llegan sus compatriotas cubanos, a bordo de una barquita, se convirtió en el símbolo del migrante que triunfa en los States: Un escritor escribiendo sobre la diáspora, con sus inglés entremezclado de español. Un activista, man. 

Sólo que no era cubano, ni tan siquiera latino. Sino nacido en Detroit. Se llamaba Herman Glenn Carroll y los más sorprendidos desde que leyeron su primer libro, publicado en 2004, fueron sus padres, que se lamentaron “oh, ¿qué hemos hecho para que nuestro chico se avergüence de ser norteamericano?”. El mundo al revés. 

Un engaño mayúsculo

Pero la mentira tiene unas patas muy cortas, más cuando alguien es “conocido”. Así que al morir trágicamente H.G Carrillo, su hermana telefoneó al Washington Post para corregir algunos “ligeros” errores que había en su obituario. Básicamente, TODO. O casi todo. Susan Carroll dijo que la familia estaba desconcertada cuando se publicó su primera novela y vieron que Glenn era descrito como cubano. Su madre estaba “muy dolida por todo el paripé y me enfrenté a Glenn”, añadió la hermana. 

El esposo de Carrillo, que vivía en Maryland junto al escritor, fue sorprendido por la revelación en mitad del luto por su muerte. “Sólo he conocido a su familia por el texto”, afirmó Dennis al Post. “Ahora entiendo por qué nunca me la presentó”.

Incluso su agente, Stuart Bernstein, quedó noqueado ya que no se explicaba cómo Carrillo, que debutó a los treinta años con una novela titulada Loosing My Spanish, protagonizada por un cubano que está a punto de ser despedido de su trabajo en un colegio, pudo llevar esta historia tan lejos. 

"He pasado el fin de semana absorbiendo todo esto", dijo. "Todavía no estoy allí".