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President Donald J. Trump.
Son muchos los que piensan que los primeros seis meses de la presidencia de Donald Trump han sido un desastre de proporciones titánicas.

[OP-ED] Trump y su ligeramente repulsivo show de burlesco

Son muchos los que piensan que los primeros seis meses de la presidencia de Donald Trump han sido un desastre de proporciones titánicas.

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Son muchos los que piensan que los primeros seis meses de la presidencia de Donald Trump han sido un desastre de proporciones titánicas.

Es comprensible. Después de todo, es cierto que su promesa de “derogar y reemplazar” (repeal and replace) Obamacare y dejar a más de 20 millones de personas sin cuidado de salud se diluyó como la sal en el agua; que el tan pregonado “hermoso” muro fronterizo no cuenta con fondos y probablemente no se construya nunca; que el payaso que lleva dentro salió a relucir pública y vergonzosamente en sus recientes viajes al extranjero, y que su índice de aprobación continúa cayendo más rápidamente que un cohete norcoreano.

Pero la exestrella del show de TV The Apprentice se siente muy orgulloso de su éxito en aterrorizar a los inmigrantes y dividir inmisericordemente a sus familias. El tuitero en jefe ha tenido gran éxito también en provocar el nombramiento de un fiscal especial para investigarlo sobre una posible conjura con los rusos para favorecer su campaña y, en lo que pudiera ser su mayor logro hasta el momento, ha logrado contaminar la atmósfera en la capital de la nación con un aire de reality show barato, que es el perfecto caldo de cultivo para una camada de nuevos y, pues, diferentes aspirantes a líderes políticos.

"El tuitero en jefe ha tenido gran éxito también en provocar el nombramiento de un fiscal especial para investigarlo sobre una posible conjura con los rusos para favorecer su campaña y, en lo que pudiera ser su mayor logro hasta el momento, ha logrado contaminar la atmósfera en la capital de la nación con un aire de reality show barato".

Estos, inspirados por el espectáculo de Trump, no harían nada bueno por el país, pero de seguro acabarían de transformar la política en un bataclán de tercera categoría, un espectáculo de burlesco ligeramente repulsivo.

Tenemos, por ejemplo, el caso de Caitlyn Jenner. La envejeciente celebridad transexual, republicana para más detalles, dice estar considerando postularse al Senado por California, donde vive. Por supuesto que sus oportunidades de ser elegida serían nulas (ningún republicano ha ganado una elección para el Senado en ese estado desde 1988), pero – pásame el popcorn—sin duda su campaña sería una rara obra de teatro del absurdo.

De alguna manera, sus experiencias como medallista olímpico, anunciante de cereales y egresada del clan de las Kardashian no parecen ser la clase preparación más apropiada para un senador o senadora. Y como si fuera poco, ni siquiera cuenta con la simpatía de su propia comunidad LGBT que ha dejado en claro que le disgusta el hambre de publicidad de la Sra. Jenner y que se opone diametralmente a sus posturas políticas.

 “Lo que está haciendo (Jenner) es maniobrando para conseguir un reality show”, escribió alguien en Facebook, lo cual encajaría a la perfección con la historia y la cultura (a falta de una palabra mejor) del presidente actual.

Pero Jenner no es la única “celebridad” que considera un futuro político en la era de Trump. El músico Kid Rock, otro republicano ultraderechista, dice que piensa aspirar al Senado en Michigan.

A principios de año Kid Rock visitó la Casa Blanca y, créalo o no, tuvo una cena privada con el presidente. Pero, no, espera, la cosa se pone todavía más ridícula: Sarah Palin y Ted Nugent, otro músico fascista e insoportable, también compartieron la mesa con Trump esa noche.  Definitivamente, el racismo y la estupidez se llevan de maravillas con el presidente actual.
Sin embargo, fue el actor y exluchador de lucha libre Dwayne Johnson, conocido como The Rock, quien ha descrito con mayor exactitud el estado de la política en la era de Trump, al confirmar hace dos meses que piensa aspirar a la presidencia de EE. UU. en el 2020.

 “Antes nunca hubiera considerado aspirar a la presidencia. Es decir, no creía estar calificado para ello en lo absoluto”, afirmó Johnson. “Pero ahora lo que me preocupa es estar demasiado calificado”.

Comparado con Trump, The Rock posiblemente tenga razón.