El corto documental "Strangers No More",
galardonado este año con un Óscar y rodado en un colegio de Tel Aviv, ha
puesto de manifiesto la difícil situación que viven los inmigrantes en
Israel huidos del genocidio, la guerra o el hambre.

"Estamos
muy orgullosos y contentos por el Óscar porque ahora todo el mundo puede
ver a estos niños como seres humanos, y ponerles cara, y no sólo como
números", declaró a Efe, en conversación telefónica, Karen Tal,
directora del colegio Bialik-Rogozin.

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El documental se centra
en tres alumnos de ese centro en un barrio del sur de Tel Aviv, donde
estudian 828 menores de 48 países y con edades entre 5 y 18 años.

Sus autores, Karen Goodman y Kirk Simon han querido retratar las
penurias vividas por los numerosos estudiantes hijos de emigrantes en
situación ilegal que escaparon de sus países para buscar un futuro mejor
en Israel.

Tras conocerse la noticia de la concesión del
Óscar, el centro académico organizó una gran fiesta a la que asistieron
las autoridades municipales y de educación.

Uno de los lemas
del colegio es que "ningún niño es un extranjero", y su directora confía
en que el flamante Óscar sirva para llamar la atención de las
autoridades para que cancelen sus planes de deportar a estudiantes.

El año pasado al menos 120 alumnos del centro se encontraban en
situación irregular, de los que alrededor del 70 por ciento podrían
optar a legalizar su situación, mientras que el restante 30 por ciento
corrían el riesgo de ser deportados.