Habrás oído aquello de que “las mujeres siempre tienen los pies fríos”. Y es cierto que, aunque no todas las mujeres lo sufren, este problema es más común entre las féminas que entre los hombres. ¿Cuáles son las razones detrás de ello? ¿Por qué tenemos los pies fríos?

Es importante reseñar que es habitual que los pies se muestren fríos algunos días durante el invierno, como respuesta a los cambios de temperatura. Sin embargo, si este problema persiste incluso durante los días de verano, podemos estar ante un problema de salud.

A continuación desgranamos algunas de las posibles razones de ello.

Mala circulación

Los pies son las extremidades más alejadas del corazón, por lo que, si tienes un problema de circulación sanguínea, son los que más lo sufrirán. Al no llegar la sangre con facilidad, la temperatura de los pies baja.

Anemia

La falta de hierro puede ser la culpable de unos pies fríos. Esta carencia es frecuente en las mujeres y es seguramente la razón de que ellas sufran más de este problema. La falta de hierro puede afectar a la regulación de la temperatura general del cuerpo. Además, una falta de hierro hará que tus uñas se rompan con facilidad, que tengas el pelo débil y que tu piel luzca pálida y seca. Ante cualquiera de estas señales, deberías acudir a tu médico. La anemia es un problema común para el que existen muchos remedios.

Problema neurológico

Aunque suene raro, puede que sientas que tus pies están helados pero que al tocarlos te des cuenta de que su temperatura es normal. En ese caso, podrías estar ante un trastorno neurológico, que es muy habitual entre las personas que sufren diabetes. También puede aparecer ante una falta de vitaminas del grupo B o ácido fólico.

Existen más razones por las que tus pies se muestran fríos. Por lo que, si el problema persiste, te recomendamos que acudas a tu médico cuanto antes. Mientras llega ese momento, toma una serie de medidas para ayudar a tu cuerpo. No cruces las piernas cuando estés sentado, no calientes tus pies en la calefacción, evita la ropa demasiado ajustada y olvídate de los tacones altos. Reduce el consumo de alcohol y de tabaco y alterna duchas frías y calientes para activar la circulación.