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Monumento a José Figueres Ferrer, Plaza de la Democracia, San José, Costa Rica
Monumento a José Figueres Ferrer, Plaza de la Democracia, San José, Costa Rica. Foto: WIKIMEDIA

La República Feliz

¿Qué sabemos de José Figueres Ferrer, Don Pepe, el mandatario de origen catalán que decretó la abolición del ejército en Costa Rica?

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En el informe anual de felicidad de Naciones Unidas Costa Rica siempre figura entre los primeros puestos, solo por debajo de países como Islandia o las naciones escandinavas, y muy por encima de sus compatriotas centroamericanos. ¿Por qué está situación excepcional de Costa Rica, un país enclavado en una de las zonas m más pobres y violentas del mundo?

Una de las claves es la falta de ejército, apuntaba recientemente en una charla en Casa América Catalunya Jordi Soler Insa, licenciado en Pedagogía i Geografía por la Universidad de Barcelona y autor de “La República feliz, Un país sin ejército” (Editorial Uned, 2020).

El libro es un retrato del ex mandatario de Costa Rica de origen catalán José Figueres Ferrer (1906-1990), conocido en su país como Don Pepe, quien fue tres veces cabeza de estado y decretó la abolición del ejército en el pequeño país centroamericano, conocido también como la Suiza centroamericana.

Nacido en el municipio de San Ramón de Alajuela en 1906, José Figueres se crio en el seno de una familia de inmigrantes catalanes y el catalán fue su lengua materna hasta que empezó la escuela primaria. “Así como me voy a integrar en el país”, les decía a sus padres, según explica el autor en el libro, que parte de una entrevista con el propio mandatario publicada en 1984.

En 1924 parte para Boston, Estados Unidos, donde estudia ingeniería hidroeléctrica en el prestigioso MIT. Al regresar a Costa Rica cuatro años después adquiere la finca «La Lucha Sin Fin» y se dedica a diversas actividades agrícolas e industriales, entre ellas la producción y venta de sacos y cordeles de cáñamo, hasta que empieza a implicarse en movimientos políticos prodemocráticos.

Sin ser todavía una figura política, el 8 de julio de 1942 acude a la radio para denunciar actos irregulares y corruptelas por parte del gobierno de entonces, regido por Rafael Calderón Guardia. “Lo que tiene que hacer el gobierno es irse”, dice durante su discurso radiofónico. Su atrevimiento lo obliga a exiliarse dos años, primero en Guatemala, luego en México.

A su regreso, en 1944, estalla la guerra civil y Figueres se implica de lleno. En 1948 encabeza el movimiento revolucionario de Liberación Nacional en protesta por el irrespeto del gobierno de Teodoro Picado a la decisión del pueblo de que su próximo Presidente fuera el señor Otilio Ulate Blanco.

La guerra termina ese mismo año con el pacto Figueres-Ulate y Figueres es proclamado Presidente durante un año y medio en calidad de fundador de la Junta Fundadora de la Segunda República. En ese período previo a la convocatoria de elecciones constituyentes, Figueres toma algunas de las decisiones más emblemáticas: declarar oficial la letra del Himno Nacional. Crear el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), que terminó con la crisis de energía eléctrica que sufría el país y nacionalizó la banca. Y, la más importante de todas, disolver el ejército. El acto tiene lugar el 1 de diciembre de 1948 en el antiguo cuartel Bellavista.

“Cuando ganamos la guerra civil teníamos dos ejércitos: uno, el oficial, derrotado, y el nuestro, improvisado. El ejército que había perdido la guerra no pudo decir nada, los enviamos a casa, y tan contentos. Y en el nuestro, todos eran voluntarios, estudiantes y jóvenes intelectuales que también querían volver a sus casas. Ha sido precisamente la abolición de las fuerzas armadas lo que se ha convertido en una de las señas de identidad de la república de Costa Rica”,  explica Don Pepe, entrevistado por el profesor Soler Insa. “Pero no siempre ha sido fácil”, añade:

"Con la victoria de la revolución sandinista, junto con la presión del gobierno de Reagan, los sectores más conservadores habían iniciado una campaña para difundir la idea de una supuesta amenaza sandinista que justificaría la recuperación de las fuerzas armadas". Sin embargo, "la respuesta social fue formidable: el 23 de mayo de 1984, alrededor de cien mil personas llenaron hasta la bandera la avenida Segunda de San José en una marcha por la paz, convirtiéndose en una de las manifestaciones mas grandes que se recuerdan en el país".

32 años después de la muerte de José Figueres, Costa Rica puede seguir presumiendo hoy de ser un país sin fuerzas armadas. Y no solo eso: es, junto a Uruguay, el único país de América Latina considerado una “democracia plena”, según Naciones Unidas.