Creo que en esto hay una pequeña coincidencia: tanto California como New Jersey siempre han tenido importantes programas de fútbol para niños, para chicos y chicas, en donde estrellas como Heather O’Reilly (mi jugadora favorita, VAMOS HAO!) empezaron sus carreras. Uno sólo tiene que “One Nation. One Team. 23 Stories” curated by US Soccer, y está claro que prácticamente todas comenzaron en equipos para niños. 

Tener la oportunidad de jugar cuando eres joven puede beneficiarte claramente después de años practicando.

Sin embargo, hay algo más que notamos sobre el equipo: prácticamente todas las jugadores son blancas: una es latina (Amy Rodriguez) y dos son birraciales (Sydney Laroux y Shannon Boxx). ¿Por qué?

Quizás hay una correlación entre ser joven, gringa y de clase media en los Estados Unidos y la probabilidad de terminar en un equipo en el que crecen las estrellas.
Sin embargo, ser parte de la clase media a veces no es suficiente para algunos equipos. Los viajes de equipo para jugar torneos o exhibiciones universitarias pueden costar miles de dólares. Esto, junto al notorio Programa de Desarollo Olímpico de los Estados Unidos y así se tiene un equipo listo para ganar la Copa del Mundo.

¿Pero qué hacen los países sin este nivel de preparación? ¿Qué barreras existen para las chicas que quieren jugar fútbol fuera de los Estados Unidos? (Y si vamos al caso, de Europa también).

Estas barreras por lo general no aplican a mujeres y chicas en los Estados Unidos y Europa, en particular porque los ocho equipos europeos en este Copa Mundo son los favoritos, y tienen mucha habilidad y experiencia. Ocho de los 24 equipos son de Europa, una tercera parte del torneo.
Esto nos deja con cuatro países anglohablantes, cuatro de Asia, tres de África y cinco de Latinoámerica. 

Durante el partido México - Colombia (¡qué golazo en el minuto 79 de las colombianas!) escuchaba a los comentaristas diciendo cosas como que el equipo está “obviamente tratando de mandar un mensaje a las chicas en Colombia” y que “no nos damos cuenta la suerte que tenemos, con facil es jugar aquí como estadounidenses”. ¿Hasta que medida es verdad y hasta que medida vemos la situacion con nuestros propios lentes gringos?

Sin demorar más, aquí tenemos algunas de las barreras que bloquean a las chicas y a las mujeres de jugar (más) al fútbol en Latinoamérica:

La economía. Se puede jugar el fútbol por las calles, pero es necesario importantes inversiones para ir más allá. Césped o porterías son caros. Cuanto mayor acceso tengan los chicos a lugares donde pueden jugar al fútbol, mejor. Sin olvidar que desarrollar ligas de élite también es caro.

Los roles de género y las estructuras sociales. Ha habido investigaciones en áreas pobres de Latinoámerica sobre las razones por las que las chicas no participan en el fútbol como los chicos. Un ejemplo es Cuenca, Ecuador. Allí, igual que en otros lugares en Latinoamérica, se considera peligroso y medio impropio para las chicas jugar fuera de casa. Mientras tanto, los chicos pasan sus tardes después de la escuela jugando al fútbol por las calles. Ellos perfeccionan sus habilidades y aumentan amor por el deporte rey, mientras las chicas no desarrollan este cariño.

¿Que tipo de soluciones existen para estas situaciones?

Hay varias, desde conectar chicas en Latinoamérica con mentores hasta el apoyo de organizaciones sin ánimo de lucro que construyen campos, pero la solución real es cómo chicas las latinas, y las de todo el mundo, se ven en el contexto del fútbol y cómo pueden involucrarse. En realidad, la mejor manera es creer en sus propias habilidades, creer que ellas también pueden jugar al deporte rey. Más países entren en la Copa Mundo, más oportunidades tienen las chicas para ver que es una realidad, y puede ser una realidad para ellas también.