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Yasmina Praderas Ramírez es la primera mujer mezcladora de sonidos en ganar un Premio Goya. La Academia de cine español reconoció su trabajo en la película ‘As Bestas’, dirigida por Rodrigo Sorogoyen. Foto: Ana Puit Juste
Yasmina Praderas Ramírez es la primera mujer mezcladora de sonidos en ganar un Premio Goya. La Academia de cine español reconoció su trabajo en la película ‘As Bestas’, dirigida por Rodrigo Sorogoyen. Foto: Ana Puit Juste

Una referente para las mujeres en el cine

En 35 años, los Premios Goya nunca habían llegado a reconocer a una mujer mezcladora de sonidos. Pero, en el 2023, la historia cambió.

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La segunda, y no la tercera, también puede ser la vencida. Así lo puede testificar Yasmina Praderas Ramírez (Huesca, 1981), quien levantó el máximo galardón del cine español en la categoría Mejor Sonido junto con Aitor Berenguer y Fabiola Ordoyo, por su trabajo en la película As Bestas. 

En la multipremiada cinta de Rodrigo Sorogoyen, que retrata la trágica historia de una pareja francesa en una zona rural de Galicia (noroeste de España), Berenguer desempeñó su rol en la primera fase del sonido, más específicamente en la captación de diálogos en el rodaje. 

Ordoyo, por su parte, se dedicó a la postproducción, la edición de diálogos y la toma de decisiones sobre el sonido de los ambientes y el resto de efectos sonoros. “Todos esos bloques quedan más o menos consensuados, pre-trabajados y pasan finalmente a las jornadas de mezcla, que es a lo que me dedico yo”, explicó Praderas Ramírez en conversación con AL DÍA. 

Su tarea implicó mucha concentración y detalle a la hora de determinar en qué punto o a qué nivel, o qué tipo de texturas se dejan en los entornos y ambientes. “Hay otra parte delicada que es el tratamiento de diálogos. Como es una película muy poco efectista y el realismo tiene que evidenciarse, eso requería un trabajo no tanto a un nivel intenso de carga sonora, sino a un nivel de concentración y sensibilidad”, comentó desde Barcelona, donde vive desde hace dos décadas. 

LA PRIMERA 

En la ceremonia de los prestigiosos Premios Goya, celebrada el pasado febrero en Sevilla, Praderas llegó cauta. No era la primera vez que pisaba la alfombra roja para escuchar su nombre entre los nominados. En 2020, ya había experimentado esa indescriptible e incómoda sensación de nervios, incertidumbre y ansiedad, expectante a si su función técnica en la producción A quien hierro mata le llevaría finalmente a obtener un ‘cabezón’.

“Este año iba más tranquila. No se sabe nunca hasta que no llega el momento que sacan el sobre, si te va tocar o no te va a tocar. Este año había un nivel muy alto, competían películas que tenían un trabajo muy chulo”, señaló. 

Convertirse en la primera mujer mezcladora de sonido en llevarse una estatuilla con el busto del pintor Francisco de Goya hace soñar a Praderas, aunque siempre con los pies en la tierra. “Reconozco que ilusiona, enorgullece, aunque con lo que me quedo, si se puede valorar a largo plazo, es la posibilidad de ser un referente, porque creo que son necesarios referentes mujeres, y que poco a poco se vaya visibilizando a la mujer en esta profesión”, agregó. 

NO ES UN CAMINO DE ROSAS 

Desde sus estudios superiores de séptimo arte, su incursión en la producción, el sonido en directo, la edición de diálogos, la grabación de doblajes y las mezclas de sonido de doblaje, esta profesional nunca se imaginó que apuntaría su nombre en la historia del cine español. Sin embargo, para llegar donde está, tuvo que enfrentarse a desafíos y paradigmas sociales, al igual que muchas mujeres en diferentes puestos en otras industrias más allá de la cinematográfica. 

“Parece que tienes que demostrar el doble para conseguir que te valoren. Creo que es un tema cultural y de costumbrismo. Estás en una sala de cine y las personas que están allí no tienen la costumbre de que sea una mujer la que tenga ese cargo de responsabilidad. En algunos casos, así de entrada, da la sensación de que cuesta hacerte valer, o tienes que estar siempre siendo muy, muy, muy, productiva, o muy, muy, muy responsable”, mencionó. 

Pese a las situaciones “de cara al exterior que han costado y siguen costando”,  la mezcladora de sonidos admitió sentirse afortunada de pertenecer a un equipo paritario e igualitario en el proveedor de entretenimiento Deluxe. “Me encanta mi oficio, lo disfruto mucho. Cada película es un mundo diferente, el sonido es invisible, es ambiguo, y me siento cómoda esforzándome y aprendiendo y lo que me queda es seguir disfrutando”, declaró finalmente.