Entre el cielo y la tierra no hay nada oculto, dice el refrán, y el abogado especial Robert Mueller está dispuesto a descubrir todo lo que se esconde detrás de la cortina de humo de la campaña presidencial de Donald Trump.

Este viernes, su investigación ha dado un paso importante cuando el ex consejero de seguridad nacional, Michael T. Flynn, se declaró culpable de haber dado declaraciones falsas a los agentes del FBI durante su investigación sobre la interferencia rusa en los comicios presidenciales del 2016.

En un documento hecho público por la corte se describe que Flynn confesó haber dado falso testimonio en cuanto a dos conversaciones con el embajador ruso en Estados Unidos, Sergey I. Kislyak, arriesgando hasta 5 años en prisión por mentir al buró.

“Ha sido extraordinariamente doloroso aguantar estos meses de falsas acusaciones de ‘traición’”, dijo Flynn. “Pero reconozco que las acciones que reconocí el día de hoy en la corte eran equivocadas y, a través de mi Fe en Dios, estoy trabajando para corregirlo”.

Una de las conversaciones implicaba la negociación sobre el voto estadounidense en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para culpar o no a Israel por el establecimiento de asentamientos. Según explica el New York Times, en ese momento la administración Obama se preparaba para permitir el voto en el Consejo de Seguridad, pero el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu optó por negociar con la administración entrante para “matar el voto” en el Consejo.

Asimismo, Flynn habría llegado a un acuerdo con el gabinete de gobierno en Moscú para apaciguar la respuesta ante las sanciones impuestas por Obama cuando se descubrió la interferencia rusa en las elecciones. Al día siguiente, el presidente Vladimir V. Putin declaró que Moscú no actuaría en retaliación con Estados Unidos por las sanciones, evidenciando el pacto bajo la mesa.

Una vez instaurado el nuevo gobierno estadounidense, Flynn debió testificar ante el FBI para despejar dudas sobre sus supuestas colaboraciones con funcionarios rusos, en especial después de haber dado datos confusos sobre sus conversaciones con el embajador ruso al vicepresidente Mike Pence.

Acosado por sus propias mentiras y  24 días después de entrar a la Casa Blanca, Flynn debió renunciar y salir por la puerta de atrás.

Pero el daño estaba hecho, y las investigaciones del entonces director del FBI, James Comey, giraban en torno al confuso eslabón que representaba el ex consejero.

Ante las crecientes preocupaciones sobre una posible colusión entre la campaña y el gobierno ruso para hacerse con la Oficina Oval, Trump y sus allegados negaron rotundamente cualquier indicio, y se aseguraron de que todos siguieran el mismo guión.

Pero al presidente le salió el tiro por la culata al despedir a Comey y la investigación ahora en manos de Mueller se acerca cada vez más a un resultado definitivo.

“Mi declaración de culpabilidad y mi disposición a colaborar con la oficina del abogado especial reflejan una decisión que he tomado en el mejor interés de mi familia y de nuestra nación”. Michael T. Flynn

En un acuerdo con los fiscales, Flynn ha ofrecido testificar sobre conversaciones dentro del equipo de transición de Trump, según informó Reuters. Este testimonio incluiría a la familia y a los asesores más cercanos al presidente, elevando la tensión que sufre su gobierno a escasos meses de cumplir un año en funciones.

El abogado especial Robert Mueller va cortando una cabeza a la vez – después de hallar culpables al director de campaña Paul Manafort, al asistente Richard Gates III y al ex asesor de política exterior George Papadopoulos – y podríamos esperar que toque la puerta de la Oficina Oval en cualquier momento.