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La política de "tolerancia cero" del gobierno de Estados Unidos ha transformado a los niños en monedas de negociación, arrancándolos de los brazos de sus padres y argumentando que "es la ley". Foto: John Moore/Getty Images
La política de "tolerancia cero" del gobierno de Estados Unidos ha transformado a los niños en monedas de negociación, arrancándolos de los brazos de sus padres y argumentando que "es la ley". Foto: John Moore/Getty Images

Inmigración en Estados Unidos: cuando se hace política con el llanto de un niño

Después de que el día lunes se filtrara el audio de niños inmigrantes llorando al ser separados de sus padres en la frontera, la política estadounidense ha…

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Para nadie es cuestionable que cuando de niños se trata, hasta el más tirano de los tiranos se doblega.

Pero en pleno siglo XXI, con un mundo hipermediatizado y una lucha política por delante, perder el norte de lo correcto y del respeto puede ser arma de doble filo.

Este lunes la plataforma de noticias de investigación ProPublica reveló un audio donde se pueden escuchar a niños llorando desesperadamente al ser separados por sus padres por las autoridades de inmigración estadounidenses.

Una niña de seis años identificada como Alison Jimena Valencia Madrid, junto a otros menores de edad, se pueden escuchar clamando por sus padres frente a agentes de la Patrulla Fronterizas que hacen chistes para intentar distraer a los niños recién separados de sus familiares.

No existe una persona que pueda escuchar los siete minutos completos de grabación sin sentir la piel erizada.

¿Es realmente necesario esto?

¿Es necesario que el llanto de los niños se haga público para que alguien haga algo al respecto?

Pareciera que sí.

Después de tan sólo dos meses de aplicación de las nuevas políticas de “tolerancia cero” por parte del Fiscal General Jeff Sessions y el Departamento de Seguridad Nacional, la separación de familias y la detención de menores de edad en instalaciones presidiarias han sido el día a día de los medios, en un intento desesperado por reclamar lo que es justo ante un gobierno que hace oídos sordos a la crueldad.

La Administración Trump ha llegado al punto de incorporar la separación familiar en sus negociaciones legislativas en la Cámara de Representantes, en un intento por conseguir las demandas presidenciales – muro, fin de la lotería de visas, etc. – a cambio de una vía a la ciudadanía de los jóvenes indocumentados llegados al país cuando niños y, ahora, de la modificación de los procedimientos que separan a niños de sus padres en la frontera.

Desde el mes de abril, más de 2.000 niños han sido separados de sus padres, alojados en centros de detención improvisados – carpas, en la mayoría de los casos – y han sido procesados como “niño extranjero sin acompañante”, aún cuando llegaron al país de la mano de sus padres.

A pesar de las imágenes, las manifestaciones y, ahora, los audios, Sessions defendió el pasado lunes sus medidas asegurando que “se trata del estado de derecho”: “No podemos y no alentaremos a las personas a traer niños dándoles inmunidad general de nuestras leyes”, insistió.

Sin embargo, quienes siguen pagando el crudo precio de la política son precisamente los niños que no tuvieron voz ni voto en el asunto, que se han visto sometidos a innumerables tormentos desde sus países de origen hasta la frontera, y que llegan ahora a transformarse en una moneda de cambio, y en un titular periodístico.