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Una familia migrante huye de los gases lacrimógenos cerca del muro fronterizo entre los EE.UU. y México en Tijuana el domingo. Kim Kyung-Hoon/Reuters
Una familia migrante huye de los gases lacrimógenos cerca del muro fronterizo entre los EE.UU. y México en Tijuana el domingo. Kim Kyung-Hoon/Reuters

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La tensión en la frontera finalmente explotó y el resultado es la transformación de la retórica en violencia física.

Durante el día domingo, las autoridades estadounidenses utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a cientos de inmigrantes que se encontraban en la puerta de entrada de San Ysidro, afectando a hombres, mujeres y niños por igual.

Ante las imágenes, activistas y medios de comunicación han denunciado el uso de la fuerza contra los inmigrantes, acusando al presidente Trump de orquestar una crisis sin precedentes.

Esto es lo que debes saber:

Respondiendo a la violencia con más violencia

Alrededor de las 11:30 AM, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), suspendió el tránsito en el Puerto de Entrada de San Ysidro (el cruce fronterizo más transitado a nivel mundial) después de que un grupo de inmigrantes intentara cruzar a la fuerza el punto de inspección.

Según reportó NBC News, los inmigrantes decidieron desobedecer los límites fronterizos “después de que se les negara el acceso al puerto de entrada donde podían pedir asilo”.

La situación se salió de control después de que quienes participaban en una marcha pacífica intentaran evadir el cordón policial mexicano que separaba a los inmigrantes del paso fronterizo.

La CBP respondió con gases lacrimógenos para dispersar a quienes intentaban saltar la frontera.

Usando la fuerza contra un derecho

Los agentes respondían a una orden presidencial emitida durante la semana pasada por el gobierno de Donald Trump en la que suspendía el acceso a las solicitudes de asilo por parte de los inmigrantes.

Después de que la Caravana de Refugiados llegara a Tijuana, la Casa Blanca decidió pasar nuevamente por encima de la Ley suspendiendo el derecho humanitario a solicitar asilo, después de que su política de Tolerancia Cero decantara en una crisis administrativa durante la mayor parte del año.

Miembros de la American Civil Liberties Union (ACLU) introdujeron una demanda en una corte federal al norte de California, argumentando que “el presidente simplemente está tratando de ignorar la decisión del Congreso de proporcionar asilo a los que están en peligro, independientemente de la manera en la que se ingrese”.

Durante el día lunes, un juez federal en San Francisco bloqueó temporalmente la decisión del gobierno.

La solución queda en manos de ambos gobiernos

Tanto el gobierno mexicano como el estadounidense dedicaron el fin de semana a intentar buscar una solución a la situación de los inmigrantes que han llegado a la frontera.

Según reportó el Washington Post, la administración Trump consiguió el apoyo del gobierno mexicano para diseñar un plan que “remodele la política fronteriza de Estados Unidos al exigir a los solicitantes de asilo que esperen en México mientras sus solicitudes proceden en las cortes estadounidenses”.

Asimismo, el presidente Trump amenazó por Twitter con cerrar definitivamente la frontera, por lo cual el gobierno mexicano ha decidido negociar los términos.

Según el análisis del Post, este acuerdo “rompería con las normas de asilo de larga data y colocaría una barrera formidable en el camino de los migrantes centroamericanos que intentan llegar a Estados Unidos y escapar de la pobreza y la violencia”.

De igual manera, sería la primera vez que México cede en sus posturas y decide “profundizar la cooperación” con Estados Unidos, en el preámbulo de la toma de posesión del nuevo presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.

El episodio agrava la situación para los inmigrantes

El Ministro de Interior mexicano aseguró que alrededor de 500 personas formaron parte de la marcha del día domingo, y que quienes decidieron violar el cordón de seguridad y atacar a la policía serán deportados, reportó el New York Times.

De los más de 6.000 miembros de la Caravana, tan sólo una fracción participó de la manifestación, y 39 fueron arrestados. Pero el resto de las personas que esperan pacíficamente a tener una oportunidad en Estados Unidos verán su situación más complicada gracias a la impulsividad de unos cuantos.

Si México y Estados Unidos llegaran finalmente a un acuerdo, los miles de inmigrantes podrán quedarse estancados en el límite fronterizo por tiempo indefinido, aumentando consecuentemente la tensión en la zona.

“Cuanto más tiempo permanezcan los caravaneros en Tijuana, más probabilidades habrán de que sucumban a la tentación de cruzar ilegalmente hacia Estados Unidos”, dijo Wayne Cornelius, profesor emérito de ciencias políticas en la Universidad de California, al Times.

No es primera vez que esto sucede

Aún cuando la situación en la frontera es única en su génesis, no es primera vez que la Patrulla Fronteriza utiliza gases lacrimógenos contra inmigrantes.

Durante el mes de noviembre del 2013, el San Diego Tribune reportaba que “alrededor de 100 personas” que intentaban ingresar de manera ilegal a Estados Unidos a través del Puerto de San Ysidro fueron desplazados de nuevo hacia México por agentes de la CBP utilizando gases lacrimógenos.

La diferencia entre ambos episodios se centra en que en el 2013 la situación fue espontánea, sin una orquestación gubernamental de meses previos ni frente a una Caravana que transitaba Centroamérica desde hace meses.

Según denunció Amnistía Internacional, el presidente Donald Trump “no esperaba menos cuando desplegó miles de tropas a la frontera con la orden de disparar para matar”.