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La violencia "secuestra" y silencia a medios mexicanos

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Efectivos militares fuertemente armados patrullan la ciudad, estallan combates en las calles y cuerpos mutilados son tirados en lotes de estacionamiento, zanjas y a la orilla de caminos.

Tras años de calma relativa, la pesadilla de las pandillas criminales está de vuelta – y sin embargo, a duras penas se han mencionado los choques aquí en estaciones locales de radio y televisión o periódicos. Los periodistas de la ciudad, habiendo perdido a unos cuantos de los suyos y visto los asesinatos o secuestros de sus colegas a lo largo del país, han sido silenciados por el temor de perder su propia vida.

"En ninguna otra parte se controla más a los medios de comunicación que en este lugar", dijo un reportero, quien hizo énfasis en que enfrentaría grave peligro si era identificado.

La extrema violencia criminal que sacude a buena parte de México ha regresado a esta nerviosa ciudad en el Río Grande (Bravo, en México), donde empezó hace seis años.

El pasado domingo, los cuerpos masacrados de cuatro hombres – junto a los de un perro y un gato – fueron abandonados frente a la plaza de toros de Nuevo Laredo. Pancartas dejadas con los cuerpos responsabilizaron a uno de los hombres por un ataque con granada pocos días antes, en el cual una persona perdió la vida y más de una docena terminaron lesionadas en un complejo deportivo.

Varios periodistas y residentes dicen que los medios de comunicación locales ha sido intimidados mediante ataques para que guarden silencio, así como una andanada de amenazas de muerte de los zetas, los maleantes que son vistos por muchos como los verdaderos amos de Nuevo Laredo.

Fotografías y una breve historia de los cadáveres en la plaza de toros sí aparecieron este lunes en periódicos locales, pero los periodistas de medios locales de la competencia – todos los cuales temen que los identifiquen en público – dijeron que los zetas ordenaron la publicación como una advertencia dirigida a sus enemigos.

Interrupciones en Flujo de Noticias: Suceso Común

Choques en las calles a lo largo de la ciudad entre soldados y presuntos malhechores el pasado 16 de julio dejaron muertas a cuando menos 12 personas, así como heridas a otras 21, algunas de las cuales eran transeúntes. La conmoción continuó durante buena parte de la semana pasada, con batallas a balazos que estallaron a toda hora.

Ni el alcalde ni funcionarios estatales o federales han ofrecido detalles sobre los asesinatos.

Interrupciones similares en el flujo noticioso son la norma en Matamoros, Reynosa y otras ciudades colindantes con el sur de Texas, donde los zetas o sus ex aliados en el cártel del Golfo, ejercen un férreo control.

Frustrados y desesperados, muchos residentes de la frontera mexicana han recurrido a Twitter, Facebook, blogs y mensajes de texto para mantenerse al tanto de lo que está ocurriendo. Sin embargo, las publicaciones en línea a menudo con contradictorias o no han sido verificadas. Los rumores tienen efectos no deseados. Y cunde el pánico.

"Estamos viviendo un momento histórico en nuestra ciudad. La gente se siente atrapada, mal informada, en verdad molesta", dijo Martínez.

Una publicación en Twitter se refería a esto como "la única forma de estar informado".

Periodistas de la localidad tienen razones para sentirse aterrados. Cuando menos ocho periodistas han sido asesinados debido a su trabajo desde que el Presidente Felipe Calderón lanzó la aplicación de severas medidas en contra de la delincuencia, con base en información del Comité de Protección a Periodistas. Varias docenas más sencillamente han desaparecido.

Aquí en Nuevo Laredo, un editor de El Mañana, el mayor diario de la ciudad, fue asesinado a puñaladas en 2004. Un reportero radial fue asesinado en 2005. Y en 2006, sicarios atacaron la redacción de El Mañana con armas de asalto y una granada, dejando paralizado a un reportero.

Ahora, los periodistas dicen que todos los medios noticiosos de la localidad reciben mensajes de manera constante – a veces de colegas que trabajan para los criminales – en los que les orden cuáles sucesos se cubrirán y cuales no.

 
CIDH denuncia "secuestro" de la prensa
 
La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH manifestó su "profunda preocupación" por el uso de medios de comunicación y de periodistas como "rehenes" para difundir mensajes de bandas criminales en México.



La entidad indicó que el 26 de julio un grupo delincuente secuestró al camarógrafo Alejandro Hernández y al reportero Héctor Gordoa, de Televisa, así como al cámara Jaime Canales, de Multimedios Laguna, y al reportero Óscar Solís, del periódico El Vespertino.



El secuestro colectivo obligó a los medios de comunicación mexicanos a ceder ante la exigencia de los secuestradores de publicar determinada información.

Para salvar la vida de los comunicadores secuestrados, los medios se cedieron a presiones externas sobre su contenido editorial y a autocensurarse.

Los periodistas fueron liberados días después.

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