Casi 8 de cada 10 mexicanos considera que su país no está preparado para afrontar un desastre natural, de acuerdo a un sondeo dado a conocer este martes por la firma Encuesta Mitofsky.

Asimismo, sólo el 36,2% de los encuestados declara saber qué hacer en caso de que se produzca un fenómeno de este tipo. El porcentaje es mayor entre la población con estudios universitarios y en el sureste de México, que sufre más los embates de la naturaleza.

Tanto la percepción de desprotección como de conocimiento de la manera adecuada de actuar son más negativas que hace tres años: en 2007, los mexicanos que veían desprotegido el país eran un 12% menos, y los que decían saber actuar en una situación así un 10% más.

No obstante, ha disminuido el número de personas que prefieren hacer caso omiso de los llamamientos de las autoridades a dejar su casa cuando esta medida sea necesaria. Hoy se negaría sólo un 14%, frente al 20% de hace tres años.

Donde mayor conciencia hay sobre este punto -aunque con escasa diferencia frente a otras regiones del país- es en la zona centro.

La encuesta se realizó entre el 23 y el 27 de abril a un millar de personas en entrevistas cara a cara.

Las catástrofes naturales más frecuentes en México son huracanes, inundaciones y sismos.

El país está expuesto cada año, entre junio y noviembre, a la llegada de huracanes y tormentas tropicales en ambas costas, pero particularmente en el turístico sureste.

En la última década, los huracanes "Wilma" y "Stan", entre otros, causaron cuantiosos daños materiales y decenas de muertos.

Las inundaciones -a veces derivadas de las fuertes lluvias por el paso de un huracán- sumergieron en 2007 el 70% de la ciudad de Villahermosa, situada precisamente en el sureste.

Este mes, el paso del huracán "Alex" por el norte del país ha causado asimismo más de una veintena de muertos y abundantes daños, por las fuertes precipitaciones que dejó.

En algunos puntos -como se comprobó en la zona metropolitana de Ciudad de México hace unos meses- la falta de sistemas de alcantarillado adecuados y los asentamientos irregulares en los cerros han provocado también en temporada de lluvias (mayo a noviembre) muertes y daños.

Aunque desde 1985 no se produce un sismo calificado de catastrófico -dejó centenares de muertos en la capital-, la población de algunas zonas está especialmente sensibilizada ante la posibilidad de un temblor de tierra.

Son frecuentes los simulacros en este sentido en empresas, especialmente en las públicas, y gran parte de los edificios construidos desde 1985 incorpora medidas para evitar su derrumbe en caso de que se produzca un terremoto.