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EE.UU. no quiere soportar más con toda la carga del crecimiento mundial

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Para Estados Unidos la situación se repite al contemplar el regreso de su déficit comercial y de los desajustes que inflaron la burbuja inmobiliaria, por lo que en la cumbre del G20 presionará a sus socios para lograr un crecimiento más equilibrado.

Antes de llegar a Toronto, donde tendrá lugar la cumbre entre el 26 y 27 de junio, precedida por un encuentro del G8, Estados Unidos ya ha logrado un triunfo, quizá el más importante: la decisión de China de acabar con el cambio fijo respecto al dólar y permitir la apreciación de su moneda.

El déficit comercial de Washington con China ha vuelto a engordar, tras el hiato de la crisis, lo que reavivó las quejas de su industria y de sus aliados de que Pekín mantiene el yuan artificialmente barato para exportar más.

El Gobierno de Estados Unidos había aplazado hasta después de la cumbre del G-20 el determinar si China manipulaba o no su divisa, que en caso afirmativo habría conllevado sanciones comerciales, por lo que con el anuncio del pasado fin de semana Pekín parece haber apagado el fuego antes de que prendiera.

Pero esa decisión no pone fin al problema. El banco central de China ha aclarado que no habrá una subida espectacular del yuan, sino que la flexibilización del tipo de cambio será “gradual”.

En cambio, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, ha pedido la aplicación “enérgica” de la nueva política, y el presidente estadounidense, Barack Obama, ha dicho que en la cumbre del G-20 se tratará el asunto del renmimbi (RMB), literalmente “moneda del pueblo” y nombre oficial del yuan.

En el pasado, los consumidores estadounidenses han sacado al mundo de la recesión con su apetito insaciable por la acumulación de cosas, pero esta vez su situación financiera es precaria.

El desempleo sigue alto -cerca del 10 por ciento- y la crisis ha destruido 12,5 billones de dólares de riqueza de las familias, principalmente por la caída de valor de sus viviendas, según el Congreso.

En una carta enviada a sus colegas del G-20, Geithner explicó que los estadounidenses están en un período de ahorro, y alertó de que la recuperación perderá fuelle si no se “reequilibra” la demanda mundial con más consumo en otros países.

Entre esos se encontrarían China, Alemania y Japón, que gozan de los mayores superávit comerciales.

Pero las prioridades de los interlocutores de Geithner en la cumbre son diferentes. “Europa está más comprometida con la consolidación fiscal que Estados Unidos”, dijo John Makin, uno de los directivos de Caxton Associates, un fondo de inversión de alto riesgo (“hedge fund”).

Durante la cita del G20 en Toronto, el viejo continente pedirá a Washington que ponga sus cuentas en orden, a juicio de Makin, aunque con elecciones legislativas en noviembre es muy dudoso que el gobierno estadounidense desvele por ahora un plan en ese ámbito.

Estados Unidos quiere relanzar su economía a base de exportaciones, que se ha propuesto doblar en cinco años, de ahí su insistencia en que los otros países mantengan los programas de estímulo.

Washington perdió la batalla en la reciente reunión ministerial del G20 en Corea del Sur, cuyo comunicado final por primera vez no menciona la palabra “estímulo” e insiste, eso sí, en la reducción del déficit.

Estados Unidos no sufre presión para bajar su deuda, al contrario de lo que ocurre a países como Grecia, Portugal, España, Italia e Irlanda.

De hecho, el nerviosismo de las bolsas en torno a la solvencia de esas naciones redujo el interés que Washington debe pagar por el dinero que capta en los mercados, puesto que los inversores buscaron la seguridad de sus bonos del Tesoro.

En cambio, para EE.UU. la subida del dólar frente al euro y la debilidad económica de Europa son malas noticias, porque conllevan menos demanda de sus productos en un mercado clave.

“El problema más serio surgiría si las bolsas siguieran cayendo, los mercados de crédito se vieran trastocados, el sistema bancario europeo no funcionara adecuadamente y no fluyera el crédito”, dijo Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Economy.com.

Por ello, en la cumbre Washington instará a Europa a poner la casa en orden, al tiempo que a Alemania le urgirá a que no retire su estímulo de forma prematura. Un mensaje complicado, según Zandi.

para el presidente estadounidense, Barack Obama, la mayor prioridad en la cumbre del Grupo del G20, que se reunirá en Toronto el sábado 26 y domingo 27 de junio, es “salvaguardar y fortalecer la recuperación”. 

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