Comienza el Mundial de fútbol en Sudáfrica y durante los próximos 30 días, millones de personas de todo el mundo disfrutarán de la fiesta que se celebra cada 4 años gracias a la magia de la televisión.

Aproximádamente 30 mil millones de telespectadores verán el Mundial, 14% más que en la edición anterior celebrada en Alemania, que fue transmitida a 214 países a través de 376 canales.

La final del 2006 entre Italia y Francia fue vista por 715 millones de personas por televisión.

Durante el próximo mes, se jugarán 64 juegos todos dignos de una final, en los que los equipos se batirán en un duelo donde el protagonista debe ser el "fair play", o "juego limpio", como se dice en castellano. 

Pero hay un tercer equipo en la cancha, ese del que muchos hablan y critican, que es sujeto de controversias y polémicas. Están en la mira de todos, son los verdaderos incomprendidos del fútbol, y su labor no es nada fácil; me refiero al equipo arbitral. Equipo que se compone de cuatro seres humanos; no son máquinas y tienen derecho a equivocarse. Pueden pasar de héroes a villanos en tan sólo un segundo.

Es de saberse que los equipos que se enfrentan pueden jugar hasta con cuatro hombres menos según las reglas, pero nunca será posible proseguir el encuentro sin los cuatro árbitros. Desde 1994 se visten de diferentes colores; hasta ese año se vestían de negro y se caracterizan por "casi" no hablar, sino por explicar sus decisiones de manera que todo el mundo entienda; tanto los asistentes al estadio como los millones de televidentes.

Para esto utilizan el silbato y las tarjetas (amarilla y roja), que se integraron a la dinámica futbolística desde el Mundial de México 1970.

Ser árbitro de fútbol no es tarea fácil. Además de una rigurosa preparación física, atlética, mental, sicológica e intelectual y (esto vale para todos los niveles de arbitraje), el árbitro también debe  reunir una serie de cualidades personales.

Un buen estado físico deriva en altas probabilidades de tomar una decisión correcta, pero los árbitros somos seres humanos y como tal estamos expuestos a cometer errores.

Un árbitro de fútbol, en promedio, puede llegar a tomar unas 500 decisiones durante un partido. En los 90 minutos que dura un juego, el error puede estar presente en cualquiera de sus determinaciones. Por eso, para que el margen de error se reduzca al mínimo, el árbitro requiere un entrenamiento profesional muy serio.

Ya en el terreno de juego, el árbitro se encuentra prácticamente solo ante la vista de todo el mundo y está expuesto a ser criticado por el mas mínimo error.

Lo más curioso del asunto, es que muchas de las críticas provienen de personas que desconocen el reglamento de juego. Usted puede ser una de ellas. El árbitro dispone de escasas milésimas de segundo para tomar una decisión ajustada al reglamento. Usted dispone de todo el tiempo desde su sillón favorito, incluyendo repetición en cámara lenta y zoom digital.

Le hago una pregunta suelta, mi querido lector:

¿Cuántas reglas, de las 17 que componen el reglamento, conoce?

Obviamente el conocimiento del reglamento no debería ser un privilegio para nosotros los arbitros, debería ser conocido por todos los que gustan del espectáculo; especialmente por los fans que asisten a un estadio e incitan a la violencia en oposición a las determinaciones arbitrales.

Para que el margen de error en la dirección de un partido se reduzca casi a cero, un árbitro utiliza tres herramientas fundamentales en el terreno de juego; que de ser aplicadas correctamente, conllevan a concluirlo en forma exitosa.

Las herramientas a que me refiero son : Una perfecta concentración durante todo el partido; una "lectura" permanente del juego utilizando la intuición; y la tercera, no menos importante que las dos anteriores, un excelente trabajo en equipo con los otros tres árbitros.

La concentración mental es la capacidad para fijar la atención y mantenerla sobre ciertos estímulos durante un período de tiempo determinado. Es un estado del subconsciente que le permite a los árbitros estar alerta mental y físicamente ante las exigencias del juego.

La intuición es prácticamente anticiparse a los hechos. Si ésta va de la mano con una excelente visión periférica y buen posicionamiento en el terreno de juego, el árbitro puede anticiparse a la jugada y tomar decisiones correctas. Para llevar a buen término el uso de ésta herramienta, la serenidad y paciencia deben acompañar todas las decisiones.

El trabajo en equipo no requiere explicación alguna. Un equipo arbitral esta compuesto por un grupo de personas que deben trabajar en pro de un objetivo final compartido: concluir con éxito el juego para el cual han sido asignados.

Ahora, estimado lector: usted ya conoce esas tres herramientas poderosas, que son fundamentales en el terreno de juego para dirigir un partido de fútbol,

¿no cree usted que muchos de los problemas de nuestra vida diaria, ocurren precisamente por no ponerlas en práctica? 

Lamentablemente, en nuestra sociedad estamos perdiendo ese gran poder que se llama concentración mental. Yo le pregunto:

¿Cuántos errores comete a diario por andar desconcentrado en sus tareas rutinarias?

¿Se anticipa usted a los hechos, tomando decisiones oportunas y válidas antes de caer en el error?

¿Está trabajando acertadamente en equipo, obteniendo resultados positivos?

Lamentablemente todos estos interrogantes pasan desapercibidos y no captan nuestra atención en el acontecer diario de una sociedad que cada día se torna más egoísta y violenta.

¡Que disfrutemos el Mundial Sudafrica¡, critiquemos menos a los árbitros, mejor aprendamos de ellos.