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México pone a dieta a oficiales corpulentos

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CIUDAD DE MEXICO.- Sus chalecos antibalas se ciñen cual corsés, sus cartucheras quedan ocultas debajo de llantitas de grasa. Los agentes de policía de México pudieran no capturar a tantos criminales como deberían, pero tienen la reputación de no dejar escapar un solo puesto de tacos.

En la extensa capital mexicana, donde proliferan tanto oficiales como taqueros, los corpulentos agentes se han vuelto un problema tal que oficiales policiales ya empezaron a llevar un registro no sólo del número de infracciones que extienden o de los criminales que detienen, sino también de las calorías que consumen.

A fin de adelgazar a una fuerza en la cual se considera que tres cuartas partes de los más de 70,000 agentes están excedidos de peso, las autoridades actuales ya impusieron una dieta más bien austera en los comedores oficiales del departamento. En vez de las 4,000 calorías que los oficiales solían consumir en cafeterías de la policía, los 1,300 agentes más gordos ahora reciben aproximadamente 2,500 calorías por turno. (Las necesidades calóricas del individuo varían, pero para la mayoría de la población, el consumo de 4,000 calorías diarias corresponde más a un atracón que meramente a satisfacer los estertores del hambre.)

El Dr. Alfredo Peniche, quien dirige el programa médico del departamento, describió las opciones del menú, más bien diversas, bajo el nuevo plan de austeridad para la comida, que incluye fajitas de pollo, frijoles y carne de res con hongos y nopales, aunque no todo en una sentada.

Los funcionarios reconocen que los oficiales de la ley seguirán siendo capaces de parar a comer algo mientras trabajan, derrotando con facilidad las normas de nutrición del departamento. “Tenemos que aceptar que la cultura de las botanas está presente en la mayoría de la población, y la policía también tiene ese hábito”, comentó Peniche. Con todo, el departamento aún espera inculcar mejores hábitos alimenticios en los integrantes de la fuerza policial.

En general, las cinturas de los mexicanos han crecido a grandes pasos. La Secretaría de Salud informó en un comunicado dado a conocer este año que los niveles de obesidad en México estaban en segundo lugar, sólo detrás de Estados Unidos, y que el problema es particularmente marcado entre los jóvenes.

Además, las porciones grandes no son el único problema. Los mexicanos no se ejercitan en la medida suficiente, destacan funcionarios, y un reciente estudio de salud por parte del gobierno encontró que los mexicanos consumían casi el doble de la cantidad recomendada de sal por la Organización Mundial de Salud, lo cual conduce a altas tasas de hipertensión, males cardiacos y falla renal, a la par de obesidad.

Muchos oficiales en Ciudad de México están aceptando los menús más saludables, y los primeros informes dicen que las cinturas se están reduciendo. No obstante lo anterior, abunda el engaño, ya que los agentes reconocen que suplementan su dieta oficial con más comida llenadora de la calle: tacos rebosantes, tortas, quesadillas y huaraches, que en su totalidad son digeridos con azucarados refrescos.

“Es bueno perder peso”, reconoció Crescencio Aguilar, de 48 años de edad, veterano que ha pertenecido a la policía de tránsito desde hace 18 años, quien pesa un poco más de 90 kilos, tiene un prominente abdomen y fue entrevistado cerca de un puesto más bien aromático, en el cual vendían tacos y quedadillas. “Pero, la verdad, como soy yo, he sido gordito desde que era niño, y va a ser difícil perder peso”.

Entonces estalló en lo que puede describirse de la mejor manera como una risotada con la panza.

Sin embargo, el equipo médico del departamento de policía dice que el problema es serio. Las dimensiones de los oficiales no solamente afecta el desempeño laboral, haciendo que casi sea imposible que persigan a escurridizos maleantes, sino también incrementa su exposición a una profusión de enfermedades que acortan la vida. De cualquier forma, no se pueden cambiar los hábitos alimenticios de la noche a la mañana.

“No podemos ordenarles que no coman sándwiches y tacos”, dijo Nora Frías, oficial de policía de alto rango, ante reporteros en el anuncio de la nueva dieta. “Lo que sí podemos decirles es que si comen un sándwich hoy, si comen tres tacos hoy, entonces balancéelo con un poco de vegetales”.

Ciudad de México no es la única ciudad con agentes rollizos. Un estudio en Tijuana, divulgado en 2004, halló que casi la totalidad de los 530 agentes de policía tenían sobrepeso, y que 42% eran obesos. Sus niveles de colesterol y presión arterial también eran sumamente altos, con base en datos del estudio.

Se informó de problemas similares en Monterrey, donde una reorganización del departamento encontró que muchos oficiales eran corruptos, pero muchos más que estaban demasiado excedidos de peso para desempeñar eficazmente sus tareas.

En Aguascalientes, ciudad en el centro de México, las autoridades intentaron con un apoyo positivo para ayudarles a los oficiales a perder peso, ofreciendo brevemente 100 pesos, o aproximadamente 9 dólares, por cada kilogramo que perdieran. El programa fue descontinuado hace poco, comentaron agentes, luego que la fuerza adelgazara considerablemente.

Aguilar, el corpulento oficial en la capital, dijo que su esposa había estado asistiendo a la iniciativa oficial del departamento para perder peso ocultando las galletas, pastelillos y otras golosinas en casa. El departamento de policía redujo las calorías de las comidas oficiales que emitieron para él. Los sándwiches se volvieron más delgados, dijo, y sus refrescos fueron reemplazados por agua. En vez de un bocadillo dulce, le daban una fruta.

No obstante lo anterior, cuando Aguilar está en las calles dirigiendo el tráfico, le resulta difícil no comer un bocadillo. Su estómago se queja, dijo, y lo obliga a dejar su crucero de cuando en cuando para agregar otro sándwich o una o dos gaseosas.

“La verdad es que mueres de hambre si haces dieta”, concluyó.

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