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Al comer allí todos son iguales

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St. Francis Inn no es una comedor típico de sopa. “Es único porque quienes acuden no son solamente indigentes”, dijo Karen Pushaw, empleada de la cocina de este centro de beneficencia. El comedor ofrece una multitud de servicios a las familias de Kensington y a los ancianos.

La comunidad franciscana estableció el comedor a finales de la década de 1970 y desde entonces ha servido comida todos los días. De acuerdo con Judy Stachecki, sirven aproximadamente 250 comidas al día a principios de cada mes. A finales del mes, son de 345 a 400 comidas al día.

Los voluntarios que han tenido la experiencia de servir en otros comedores de beneficencia pueden notar la diferencia en el servicio que St. Francis Inn ofrece. Cada comida se sirve estilo restaurante. Los asistentes no esperan en la fila para la comida, y los voluntarios no están detrás de un mostrador, sino que sirven la comida y limpian las mesas en cuanto se desocupan para poder tener un mejor servicio y un flujo constante de personas.

Otra característica única es la forma en que se refieren a cada uno de los miembros del personal. El reverendo Michael Duffy explica que si lo llaman “padre” implica más educación religiosa, y que el comedor no quiere hacer distinción entre las personas que acuden. Es por eso que el reverendo, los miembros del personal y los voluntarios son todos hermanos y hermanas en el comedor.

“La capilla está decorada como una sala de espera. La creación de esta sala fue muy emocionante”, dijo Pushaw. Cada detalle es intencional, desde los muebles de madera teñida  hasta el símbolo Tau que está pintado en el techo. El Tau se considera el símbolo de la orden franciscana.

La capilla está decorada con piezas de arte de los miembros de esta capilla. Una amiga del comedor, la hermana Helen David, pintó el cuadro “Nueva Jerusalén”, que cuelga en una esquina de la habitación. El cuadro es un compuesto de caras multiraciales con una figura maternal y al fondo se ve la ciudad de Jerusalén pintada en la cima de una colina.

David se conmovió tanto por el número de distintos rostros que vio cuando fue voluntaria en el comedor que  comenzó a trabajar en la pintura poco después de su experiencia.

Otros miembros del comedor han tallado en madera y hasta creado pinturas sobre lienzo para el comedor. “El arte es un medio importante de expresión”, dijo Pushaw. El comedor motiva a los residentes a contribuir a la colección de arte de la capilla con sus propias piezas.

A un costado del edificio hay un mural que según Duffy tiene un mensaje interesante y oportuno, ya que los que lo hicieron fueron jóvenes que se ofrecieron para pintarlo de forma gratuita.

El mural ha sido diseñado basado en un capítulo del libro “El viaje y el sueño” (The Journey and the Dream), que es una colección de historias o leyendas de la vida de St. Francis. Este mural se inspiró en una leyenda de una aldea que estaba siendo aterrorizada por un lobo grande y negro, y ahí St. Francis llegó a la aldea para ayudar a controlar el problema.

El mural tiene al lobo y a St. Francis en esquinas opuestas. En los alrededores del lobo se ven distintos males que hay en la sociedad. Estos males son una lata de cerveza por el alcoholismo, una aguja hipodérmica para el uso de las drogas, un fajo de billetes para el juego y la tiza por el vandalismo.

Duffy dice que “estos son los males de la sociedad... no la gente”. La orden franciscana  quería entrar en Kensington para aliviar estos males y promover la no violencia y la paz entre su comunidad.

“Algunas personas nunca han tenido la oportunidad de vivir el sueño americano, debido a las situaciones en las que nacen o por las cosas que les pasan en su vida”, dice Duffy.

Duffy, recuerda la historia de un veterano de Vietnam que ahora utiliza los servicios del comedor. “Él estaba muy bien antes de ir a pelear ... pero pisó una mina... y ahora se encuentra haciendo fila en nuestro comedor. Él es alguien que fue escogido y luchó por nuestro país. Pude haber sido yo él escogido, pude haber sido yo él que pisó esa minas”.

Duffy dice que esta es sólo una de las muchas historias de los invitados del comedor que lleva con él.

St. Francis Inn también tiene otros tres servicios, el Thea Bowman’ Women’s Center, la tienda de segunda mano de San Benito y St Francis Urban Center.  Para más información visite www.stfrancisinn.org.

Lea versión en inglés

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