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Electores castigaron a clase dirigente de Washington

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Los
partidos políticos de EE.UU.
reflexionaron el miércoles tras el batacazo que se dieron sus candidatos
preferidos en las elecciones primarias del martes en algunos
estados, en las que los votantes
respaldaron rostros nuevos.

Los comicios eran vistos como un
baremo de las actitudes de los
estadounidenses de cara a los comicios legislativos de noviembre y
la conclusión inicial es que toda conexión con Washington y el poder
establecido es radiactiva.

Arlen Specter, un veterano de 30 años
en el Senado que se cambió
de partido recientemente y ahora estaba fuertemente respaldado por
el presidente Barack Obama, perdió la primaria demócrata de
Pensilvania frente al congresista Joe Sestak.

En Kentucky, Rand
Paul, abanderado del movimiento conservador
"Tea Party", derrotó con holgura a Trey Grayson, que contaba con el
apoyo de todo el aparato político republicano.

Y en Arkansas, la
senadora demócrata Blanche Lincoln, que también
tenía la bendición de Obama, se verá obligada a presentarse a una
peligrosa segunda ronda de votación en junio frente al
vicegobernador Bill Halter, quien la pintó como una aliada de los
bancos de Wall Street.

El mensaje de ruptura con Washington y el
prometer una política
nueva es uno de los temas recurrentes en el discurso electoral
estadounidense desde la fundación de la república.

Sin embargo,
en el actual ciclo electoral parece especialmente
efectivo dado el alto desempleo y el déficit presupuestario récord.

"La
gente está enfadada porque su vida no mejora y manifiestan
ese enfado contra los políticos. No quieren que les digan a quién
deben votar en su partido", dijo en un encuentro con periodistas
David Lublin, profesor de ciencias políticas de American University.

Sestak
logró canalizar ese descontento con el poder establecido
en Washington pese a que él mismo es congresista, aunque mucho más
novato que su rival.

Specter, de 80 años, cambió de partido el
año pasado tras llegar
a conclusión de que sus posiciones de centro le harían perder las
primarias republicanas.

En su discurso de aceptación del
resultado el martes, Sestak
calificó su triunfo como "una victoria del pueblo, frente la clase
dirigente, frente el status quo, incluso frente Washington".

Pero
no son sólo los políticos demócratas que se presentan a la
reelección los que están amenazados, según se puso de manifiesto en
los comicios de Kentucky.

Paul, el ganador, dijo que el
movimiento del Tea Party "es un
mensaje para Washington de que no estamos felices y de que queremos
que las cosas se hagan de manera diferente".

Grayson, su
contrincante, disfrutaba del respaldo de Mitch
McConnell, el líder republicano en el Senado y la figura central de
su partido en Kentucky, así como del ex vicepresidente
estadounidense Dick Cheney.

Al final perdió claramente ante el
aire nuevo con el que se
envolvió Paul.

El "Tea Party", un movimiento de conservadores de
base opuestos
al gasto público y a la reforma sanitaria, ha animado a los
republicanos en el último año, pero al mismo tiempo ha inquietado a
sus líderes.

"Les encantaría capturar la energía del movimiento,
pero no están
seguros de cómo controlarla", dijo Lublin.

La otra cita electoral
más importante del martes, la de Arkansas,
subraya la peligrosidad de los vínculos con el "establishment"
político y económico.

Halter ha puesto en aprietos a Lincoln al
pintarla como una
aliada de los intereses empresariales, un mensaje que llevará hasta
la segunda vuelta en junio.

La historia electoral de Estados
Unidos indica que para los
políticos que se presentan a la reelección ir a una segunda vuelta
en las primarias es algo muy peligroso.

Además de las elecciones
primarias, en Pensilvania tuvo lugar una
votación especial para reemplazar al congresista demócrata John
Murtha, que murió en febrero.

Se trata del único distrito del
país que había votado a favor de
los demócratas en las elecciones presidenciales de 2004 y que se
pasó del lado de los republicanos en 2008.

Por ello, era
considerado el tipo de escaño en una zona disputada
que los republicanos deben ganar para recuperar la mayoría en el
Congreso en las elecciones legislativas de noviembre.

En ese
sentido, el resultado fue una llamada de atención para que
no se duerman en los laureles, confiados en el hastío con los
demócratas que ellos creen ver entre los votantes.

Ganó
un ex asesor del demócrata Murtha, Mark Critz, quien derrotó
al empresario republicano Tim Burns.

 

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