"Goles son amores... no sé quien lo dijo, pero es mi frase futbolera favorita". Con estas palabras escritas en letras clásicas, empieza el libro anecdótico Vamos al mundial, que escribió Fernando Fiori, uno de los grandes comunicadores de los medios Hispanos, radicado en Miami y con quien tengo el gusto de compartir la amistad y esta pasión hacia un deporte que acá en Estados Unidos los anglos llaman "soccer", fútbol en todas las latitudes del orbe. Al fin y al cabo lo mismo: pasión, alegría, goles.

El libro fue escrito hace 4 años, previo al mundial de Alemania 2006, como una guía practica para los aficionados a éste bello deporte. Tiene un excelente prólogo escrito por Jorge Ramos, otro de los grandes comunicadores hispanos que también vive en Miami, y juega fútbol como Fiori.

El prólogo titulado: "Cuando el fútbol es más que fútbol" empieza diciendo... "Nada se parece al fútbol, nada... El fútbol ya es de todos, incluyendo a Estados Unidos... que tiene uno de los mejores sistemas para crear campeones mundiales".

¿Qué tienen en común estos dos grandes comunicadores con un goleador? Son carismáticos.

¿Qué significa tener carisma? Hay personas y equipos que resultan atractivos. Sus seguidores los siguen y rodean por que sienten placer al verlos.

¿Por qué hago alusión a esto? Para que usted, amigo lector, entienda que el mejor gol del equipo ‘Philadelphia Union' (que ya lleva siete golazos en éste campeonato MLS 2010), no se hizo en la cancha sino fuera de ella.

Cuatro de estos goles marcados por el francés Le-Toux, han sido convertidos con excelente calidad técnica y perfecta armonía. El arte dijo presente, combinando eso que se llama pase gol, sorpresa y elegancia.

Tres semanas atrás, le pedimos a cincuenta lectores de Al Dia que eligieran el mejor gol de Le-Toux en el debut del equipo en casa, y escogieron el primero, manifestando entre otras razones, que era histórico, por ser el primero del club, elegante, por ser de cabeza y rematar la excelente asistencia de gol que le hizo el colombiano Roger Torres.

Cuando visitamos al goleador Francés en su sede deportiva en Chester, y le pedimos que eligiera cuál había sido el mejor en su opinión, eligió el segundo, el convertido en el minuto cuarenta que significaba el 2-0 parcial, precedido de una excelente asistencia del Venezolano Alejandro Moreno, un pase en diagonal que le gano en velocidad a sus marcadores y convirtió con un derechazo cruzado. "De todos modos me gustaron los tres" manifestó el francés.

El 15 de mayo, cuando el ‘Union' enfrento al Dallas FC, en un juego dramático, el arbitro se disponía a dar por terminado el juego, faltaba un minuto, apareció ese gol del africano Mwanga que llevó al empate del partido, un 1-1 que será recordado por los miles de ‘fans' del equipo. "Con gol agónico empató el Union" titulamos en la edición digital de Aldia.com, el artículo del gol convertido por el numero 10 del equipo, celebrado como una victoria.

"El gol de Mwanga es de talla mundial", le dijo en el camerino el técnico Peter Nowak a mi amigo José Carbone, y reconozco que esa frase hubiera sido un buen titulo para esta nota. El gol levanto el espíritu colectivo de toda la organización del ‘Philadelphia Union'.

Con mi experiencia de administrador de empresas, profesión que ya no ejerzo, pero que en Colombia me dio la oportunidad de crecer profesionalmente, puedo hablar con conocimiento de causa. Durante una década viví en Miami, en donde la vida me dio esa magnifica oportunidad de ser arbitro y deje parte de mi vida, mis recuerdos, mis amigos, pero no mi pasión por el fútbol bien jugado, en donde el ‘fair play' siempre dice presente.

Lo "malo" de ser arbitro, es que uno nunca puede celebrar los goles, nuestra misión se limita a anotarlos, a estirar nuestro brazo en línea recta una vez lo confirma nuestro asistente, que en veloz carrera parte hacia el centro de la cancha. (Es importante seguir con la mirada a los jugadores que celebran el gol y a los que sufren la anotación, ya que éste es un momento pasional).

Viviendo en Miami me enteré a mitad del 2008 de lo que estaba sucediendo en Filadelfia: Un grupo de empresarios estaban desarrollando un proyecto para traer a "la ciudad del amor fraternal" el futbol profesional de la MLS.

A mediados del 2009 empaque maletas, apenas dos, una con libros, la otra con algunas prendas de vestir, y me enrumbe hacia el norte con la ilusión de ver el nacimiento del "Philadelphia Union' y estar al lado de mi hijo Tito, verlo crecer y convertirse en un adulto.

Confieso que acá empecé a desapegarme de las cosas materiales. Regale pertenencias, entre ellas un carro y mis pocos muebles. Comprobé que son los apegos materiales quienes causan nuestras tristezas y sinsabores.

El 11 de mayo del 2009, día en que llegue a Filadelfia, se estaba lanzando el nombre oficial y el escudo del ‘Philadelphia Union'. Desde ese día comencé a conocer a los directivos, empleados y jugadores que han hecho éste sueño realidad.

El proyecto ha tenido dificultades, como toda empresa que empieza. El equipo ha cometido errores en el campo de juego, pero se están reconociendo y corrigiendo a tiempo, las estadísticas del equipo en el torneo así lo demuestran. Pero no es para alarmarse, esto apenas comienza. De los siete juegos que lleva, cinco han sido fuera de casa. Se han perdido, pero se han perdido sudando la camiseta. Ya vendrán las revanchas, cuando el equipo juegue de local y estrene su estadio propio desde el domingo 27 de junio en Chester, Pensilvania, cerca a Filadelfia.

El proyecto se aferró a la fe y desarrolló en medio de la crisis de los Estados Unidos. Por eso hay que planificar y seguir un rumbo con estrategia y decisión. Uno debe rodearse de los mejores profesionales, trabajar con entusiasmo, carisma, liderazgo y con amor por lo que se hace.

Ya vendrán los resultados en la cancha, por que el "Unión", como lo llaman mis paisanos, ha logrado imponer un estilo propio de juego combinando la velocidad y estrategia del fútbol europeo, con la disciplina táctica y fortaleza física de los americanos y la picardía del fútbol latino. Enhorabuena, que sigan los goles dentro y fuera de la cancha.

Les dejo una pregunta, queridos lectores. ¿A quién le dedicaron el último gol de sus vidas?

Mi padre, un agricultor campesino, siempre nos dio grandes ejemplos de disciplina y fortaleza. Cuando yo era adolescente nos decía "La unión hace la fuerza". Nos inculcó trabajar en equipo, tener fe, constancia, tener un rumbo en la vida, ser amables con las personas y ante todo, ser honestos. Lejos estaba de imaginarme que en mi edad adulta comprobaría una vez más lo que mi padre (que ya no esta con nosotros), siempre nos inculco. Lo hice en las palabras de Mwanga.

El joven africano dijo a los redactores de la pagina del club Philadelphiaunion.com: "Los jugadores están sonriendo en el vestuario, fuimos recompensados por nuestro trabajo, creo que ese gol nos motivara en nuestra formación, esto es solo el comienzo para nosotros...".

Cuando nos disponíamos a abandonar el vestuario, en ese momento en el que se siente la soledad que dejan los triunfos, me acerque a Mwanga, lo mire a los ojos y le pregunte: ¿A quién dedica éste gol? Mi hijo Tito, quien me servía de interprete, quedo maravillado con su respuesta: "A Dios, que nos da esa energía, seguridad y vitalidad para hacer cosas maravillosas como estas".

Su respuesta me dejo mudo, le di la mano y lo miré a los ojos. Sonrío. Lo felicite y me despedí. Salí cabizbajo del camerino.

- ¿En que piensas? me pregunto Tito.

- Me acorde de mi padre, le dije.

- ¿Te diste cuenta de un detalle hijo? El héroe del partido hablo en plural eso es unión. Empaquemos tu camara hijo, creo que es hora de que volvamos a casa.