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Debate migratorio, a las aulas en Temple

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Desde hace un año la Universidad de Temple incluyó “La guerra en Hazelton (PA)” como una de sus clases, la cual contó con la asistencia del alcalde Lou Barletta el pasado 31 de marzo.

El alcalde de Hazelton (PA), Lou Barletta, conocido en el país por promover medidas anti-inmigrantes, se quedó sin palabras cuando AL DÍA le preguntó su opinión sobre el DREAM-Act, pese a que minutos antes había participado como experto en un panel sobre inmigración.

El republicano dijo desconocer la iniciativa para legalizar el estatus migratorio de millones de estudiantes indocumentados en Estados Unidos durante un debate, que más bien resultó un consenso sobre la inconveniencia de los indocumentados.

Pese a que todos los panelistas estaban en contra de la inmigración ilegal, el tema por fin llegó a las aulas de la Universidad de Temple, hace un año, como parte de la clase “La guerra en Hazleton”.

Barletta junto con la profesora Lori Zett, y el profesor de leyes, inmigración y seguridad nacional, Jan Ting, participaron en el panel organizado por el grupo republicano de la escuela de leyes, el cual tuvo una pobre participación demócrata, como lo anunció el mismo moderador.

El panel surgió por el descontento del alcalde, quien al enterarse de la clase, reclamó no haber sido invitado.

Zett está a cargo de esta clase que busca que los estudiantes exploren las causas e implicaciones globales de la migración a través de un escenario local.

“‘La guerra en Hazleton’ malinterpreta mi ciudad y mi persona como alcalde”, dijo Barletta, quien entró pisando fuerte, pues hizo cambiar la descripción de la clase que definía a Hazelton “no como una, sino dos comunidades que hablan lenguajes diferentes, con diferentes costumbres y una una feroz desconfianza mutua”.

En el 2006 el alcalde promovió  una iniciativa que castigaría con la revocación de licencias de negocios a quienes emplearan a trabajadores indocumentados o a quienes los hospedaran o les rentaran propiedades.  La iniciativa fue aprobada por el Concejo y se convirtió en la primera ley de su tipo y ejemplo para otras ciudades.

Barletta, quien se hizo conocido en el país gracias a esta iniciativa considerada anti-inmigrante y discriminatoria, sufrió una derrota cuando ésta fue considerada inconstitucional en corte federal. Sin embargo, la apeló y aún está pendiente de fallo.

“Es importante discutir estos temas en las universidades, y que los estudiantes escuchen los hechos de ambos lados, para que formen sus propias opiniones”, dijo Barletta, quien de nuevo se ha postulado para el Congreso por el Distrito 11 de Pensilvania.

El alcalde contó que su su primer encuentro con los indocumentados fue en el 2001 cuando acudió  a un pequeño apartamento “con nueve colchones en el piso y cucarachas en el refrigerador”.

Poco después un indocumentado le disparó a dos personas a unos cuantos metros de una escuela, y otro más fue arrestado vendiendo crack en un parque infantil … y después vinieron las pandillas, relató Barletta.

El público, en su mayoría estudiantil, escuchaba al alcalde atentamente. Los rostros hispanos mostraban expresiones de asombro e indignación mientras Barletta continuaba su relato.

“El presupuesto de la ciudad se agotaba rápidamente y ya no podíamos proteger a nuestra comunidad. Necesitábamos ayuda”, dijo Barletta al referirse a  una reunión con autoridades federales en el 2005. “Pero lo único que recibí fue una taza de cafe, una pluma y una palmada en la espalda”.

Luego contó un episodio del 10 de mayo del 2006, cuando un  indocumentado de 14 años abrió fuego en un parque, y en otro incidente un hombre fue asesinado por otro indocumentado.

“Ese día llegué a casa y le dije a mi esposa que había perdido el control de la ciudad. (…) Cuando vi grafitis amenazando la vida de nuestros policías, tuve suficiente, y me di cuenta que tenía que hacer algo para proteger a la comunidad. Fue entonces cuando creé la Ley de Alivio para la Inmigración Ilegal, y lo hice por que el gobierno federal falló y nos obligó a tomar acción”.

La posturas de los demás panelistas también reflejaron el miedo hacia la inmigración.

“De acuerdo con los estimados del Censo en el 2005, la población en Estados Unidos era de 296 millones, de los cuales 36 millones o el 12 por ciento nacieron en el exterior. Si tenemos 12 millones de indocumentados eso significa que una tercera parte de los inmigrantes están en el país ilegalmente”, dijo Ting. “De acuerdo a un estudio del PEW Research Center, si la tendencia continúa, para el 2050 habrá un incremento de población de 142 millones, de los cuales el 82 por ciento se deberá a la inmigración”.

De acuerdo con Ting, las fronteras están abiertas debido a la falta de aplicación de las leyes de inmigración. En lugar de aprobar una reforma migratoria que legalice a los indocumentados otorgándoles “amnistía”, hay que respetar los límites numéricos y “sacar a más personas de las que entran”, para reducir gradualmente el número de “ilegales” en el país.

“Tenemos que decidir, como un país, cuántos inmigrantes estamos dispuestos a tomar, y qué tipo de gente queremos, y debemos de hacer cumplir eso. (...) Ya intentamos la amnistía en 1986 y no funcionó, de hecho hasta aceleró la inmigración ilegal. Necesitamos darnos cuenta que nuestras fronteras están abiertas y que anoche entraron miles de indocumentados y que esta noche volverá a pasar”, dijo Ting.

“El economista Walter Williams solía decir que la gente pobre del mundo, es pobre pero no estúpida”, recordó Ting. “Son capaces de hacer un análisis de costos y beneficios para decidir si vienen ilegalmente aquí”.

“Nosotros podemos alterar ese análisis si incrementamos los riesgos y reducimos los beneficios. (…) Somos respetuosos de las personas de otros países, entendemos por lo que están pasando y sabemos que son personas inteligentes y que están haciendo un análisis efectivo cuando deciden venir ilegalmente a Estados Unidos”, dijo Ting.

“Indocumentados vs. documentados”

Barletta continúo  enfrentando a indocumentados contra documentados. Dijo que los primeros forman parte de una fuerza de trabajo clandestina y compiten contra los inmigrantes legales, sin educación y en la escala más baja de la economía.

Los “ilegales” toman los trabajos que podrían ser ocupados por el 10 por ciento de la población legal que actualmente está sin empleo, además la inmigración ilegal “deprime” los salarios de los trabajadores estadounidenses: “Si un empacador de carne ganaba $19 por hora, ahora gana $9”, dijo el alcalde, quien señaló que tiene un nieto hispano.

Sólo al final dos latinas protestaron cuando se habló de la separación de familias compuestas por documentados e indocumentados, pero la discusión no trascendió.

 ¿Qué es lo que buscaba con esta clase, preguntó un estudiante a la profesora Zett? “Quiero que piensen por sí mismos críticamente al respecto. Es un tema muy complicado y creo que ni siquiera los expertos saben qué hacer con esto”, contestó la profesora, quien considera a “Hazelton el patio trasero de Filadelfia”.

La parte del debate que faltó

“Barletta no es una mala persona, sencillamente tomó el tema de la inmigración ilegal como una plataforma política para ganar adeptos en Pensilvania y poder llegar al Congreso”, dijo en entrevista con AL DÍA Agapito López, comisionado del Consejo para Asuntos Latinos del gobernador Edward Randell, quien testificó en contra del alcalde durante el juicio federal contra la iniciativa anti-inmigrante.

De acuerdo con López, aunque Barletta se queja de los gastos que los indocumentados ocasionan a la ciudad, su iniciativa podría resultar un gasto aún mayor. “Hasta la fecha a Hazelton le costará 2,5 millones si pierde la apelación, por eso Barletta intenta privatizar la compañía municipal de agua”.

López y otros líderes comunitarios ofrecieron a AL DÍA la parte del debate que no se trató en la Universidad de Temple.

“De acuerdo con Barletta los indocumentados están aquí para robarte, matarte, violarte o en el mejor de los casos, quitarte tu trabajo” dijo Witold Walczak director legal de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU - Pensilvania), quien fue el abogado demandante en el caso.

Walczak señaló que el alcalde no ofreció pruebas contundentes para demostrar el supuesto daño que los indocumentados hacen a la población en materia de seguridad publica. Por ello, el abogado investigó las estadísticas por su cuenta  y solicitó acceso a los expedientes de la policía disponibles al momento del juicio y que datan del 2000 al 2006.

“De los 428 crímenes serios que ocurrieron en Hazelton solo cuatro son atribuidos a indocumentados”, dijo Walczak.  El total, desde atravesarse en la calle hasta crímenes mayores, fue de 8.500, de los cuales, sólo 21 fueron cometidos por indocumentados.

Pero a pesar de que esta  información fue presentada en el juicio, revisada por los abogados defensores, y leída en el estrado por el mismo Barletta, el alcalde continúa usando la misma retórica para justificar la Ley de Alivio para la Inmigración Ilegal, relata el abogado.

“Hay personas que tratan de relacionar la violencia con los inmigrantes, y eso no es cierto”, dijo la organizadora comunitaria de ACLU en Allentown, Emma Cleveland, quien se refirió al estudio “Los mitos de  la criminalidad ilegal y la paradoja de la asimilación”, del Consejo Estadounidense de Inmigración (AIC), que señala que los nacidos en EE.UU. son cinco veces más propensos a cometer crímenes que los inmigrantes.

“La mayoría de indocumentados tienen miedo de ser deportados, así que suelen ser extremadamente precavidos y buscan mantener un bajo perfil”, dijo Walczak.

Por otro lado, “Las opiniones del alcalde Barletta, hacen que muchas personas documentadas o indocumentadas, se sientan discriminadas en Hazelton”, dijo Cleveland. “Crean un clima de inseguridad para cualquiera que pueda ser percibido como indocumentado, afecta a los hispanos y a las personas de otras nacionalidades. No esta escrito en la ley, pero Barletta debió haber pensado en los efectos, y como vimos, la tensión y el perfil racial aumentaron, y ahora hasta los puertorriqueños son discriminados”.

 

 

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